Por Melvin Mañón
[...] se trata de que este gobierno carece total e irrevocablemente de autoridad moral para andar proponiendo modificar leyes creyendo que al proponerlo se hace el simpático y el progresista. [...] Otra cortinita de humo para poner a la gente a hablar de lo que ellos quieren y no de lo que queremos nosotros: corrupción
Sí, pero solamente durante un tiempo, a un costo aterrador y dependiendo de un conjunto de circunstancias. Hasta ahora, al PLD le ha funcionado, casi a las mil maravillas. A quien no le funciona para nada es a sus víctimas que somos nosotros. Cada día me inclino un poco más hacia la penosa convicción de que nos lo merecemos o como solían decir los padres de mi generación: nosotros nos lo buscamos.
Aquí hay 20 mil leyes de tránsito, ordenanzas municipales, códigos de todo tipo y creo que al menos 7 agencias gubernamentales para regular el tránsito y cada calle o carretera es una verdadera mierda. Todo lo anterior sea dicho sin contar el costo exorbitante que tiene para la economía del país la compra de piezas, repuestos y mantenimiento que acortan la vida útil de cualquier vehículo. Pero ese hecho no impide que, sin haber corregido un ápice de esa cotidiana realidad, ahora el gobierno lance el proyecto de modificar el Código de Trabajo.
La Suprema Corte de Justicia acaba de evacuar una sentencia que hace definitiva la no admisión de la demanda de Guillermo Moreno contra Leonel Fernández y Funglode que la fiscalía rehusó investigar y que la procuraduría no se interesó jamás en iniciar como le correspondía ni tampoco Danilo Medina movió un dedo para que se cumpliera la ley. Como bien señala la magistrada de esa corte Miriam Germán- el único voto disidente fue el suyo-, la fiscalía estaba obligada a investigar el caso no a cerrarlo por inadmisible. Ese mismo gobierno en el cual se perpetra este tipo de barbaridad viene ahora a decirnos, con el ruido de sus alabarderos, que se propone modificar el Código de Trabajo y que, una de las finalidades de semejante empresa es la de generar empleos.
En la República Dominicana no hay seguridad física ni jurídica para nadie porque cuando el corrupto no es un empleado humilde de alguna entidad civil o militar, lo es el funcionario por cuyas manos o jurisdicción ha de pasar el trámite. Todos sabemos que, una patrulla le ordena detenerse y usted lo piensa dos veces porque no sabe si lo van a asaltar. Un uniformado llega cerca de usted y no le inspira confianza sino temor porque no sabe si es de los serios o de los maleantes. Usted somete a alguien o es sometido por otro y puede esperar cualquier cosa menos que se haga justicia. Los abogados se venden, los fiscales están en el mercado, los jueces cosechan, los expedientes desaparecen, en fin, la última cosa que nadie espera en este país es que se haga justicia y no porque no haya gente seria, sino, por que prevalece un sistema corrupto y unos valores corruptos. Entonces, ese mismo gobierno que no ha sido capaz de proporcionar ni siquiera una semblanza de autoridad moral y legal, se aparece ahora con la propuesta de modificar el código laboral y enseguida surgen los comentarios y reacciones respecto al contenido y alcance de la propuesta del gobierno. Y eso me enerva.
No son capaces ni les interesa hacer cumplir las leyes que existen y quieren hacer nuevas leyes o modificar las que hay que viene siendo casi lo mismo. Este gobierno carece de autoridad moral para proponer cambiar leyes sin haber hecho cumplir las que ya existen.
No se trata del disparate de creer que modificar el código va a generar empleos, no se trata de abrirle la oportunidad a muchos patronos para deshacerse de aspectos del código que tampoco a mí me gustan, se trata de que este gobierno carece total e irrevocablemente de autoridad moral para andar proponiendo modificar leyes creyendo que al proponerlo se hace el simpático y el progresista.
Y efectivamente de eso se trata.
Otra cortinita de humo para poner a la gente a hablar de lo que ellos quieren y no de lo que queremos nosotros: corrupción.
Pero, como decía antes, esta gente maneja bien la imagen. Y ahorita está medio país opinando sobre el tema. Podríamos, deberíamos entender algo y obrar en consecuencia: No queremos reformas a ningún código laboral, queremos justicia coño.
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