jueves, 29 de octubre de 2015

CARTA A FÉLIX BAUTISTA

Por José Luis Taveras
Abogado corporativo y comercial, escritor y editor.
Vía acento.com.do


Eres un prócer del peledeísmo fecal. Abogo porque la estatua de Bosch que pendejamente se erige a la entrada del partido sea demolida, como en los épicos momentos de la caída de Hussein, y, en su lugar, levantada una estatua a tu egregia figura, como mérito eterno a la lealtad en la era del peledeísmo de silicona.

Sospecho que al leer estas notas estarás ocupado en tu frívola cotidianidad, esa que nunca ha sido perturbada ni por una aparente molestia judicial. Tú y yo sabemos que el proceso acusatorio fue una farsa y que una condena jamás se vislumbró como una amenaza cierta, inminente ni probable; todo estuvo perversamente ordenado para fabricar la impresión de que la trama era real. Cada comparecencia al tribunal la disfrutabas con la misma euforia de quien sube a las tablas de la gloria, como en la fulgurante era de Moliére. No dudo que en algún momento te asaltara la alucinación de que vivieras verdaderamente lo interpretado; ese es un atisbo premonitorio que confiesan sentir los grandes genios del drama. Jugaste un papel inmejorable, justo aquel que te ha imputado el destino: ser un gran vasallo. Te felicito, en eso de ser segundo, eres el primero. Hasta ver el final del thriller mi devoción eran Morgan Freeman y Gene Hackman; ahora declaro mi confusión.

Uno de los aciertos más luminosos de Leonel fue descubrirte. No creo que haya alguien que pueda superarte, ni tú mismo. Eres el tipo ideal para lo que haces; naciste para eso como por designio del destino. Vladimiro Montesinos fue un idiota; enfrentó a Fujimori porque nunca entendió lo que para ti es dogma de vida: ser un actor de reparto en las sombras del poder. No eres nadie sin Leonel; esa mutua y simbiótica pertenencia está lacrada, como tatuaje, en sus genes. Tu vida, bienes, logros y fama son de tu patrón. ¡Dios! ¿No te das cuenta que vives como si no supieras ni te importara tu poder? Ahí mora tu vil grandeza. ¡Qué gran plebeyo eres, Félix! ¿Cómo han podido concurrir en una sola vida las virtudes más deseadas para un perfecto servil: discreto, leal, prudente, agradecido, frío, taimado y habilidoso? Eres inmenso, mi senador; cargaste con la hediondez de tus padrinos, te embadurnaste con sus defecaciones y redimiste la culpa de sus aberraciones. Obvio, no todo ha sido la magnánima expiación de un mártir: has vivido como un príncipe, usufructuando holgadamente los bienes de tu señor y asumiendo como propios los frutos de sus desmanes. Tu lealtad te puede acreditar un cimero puesto en la Yakuza japonesa o un asiento dorado en la Carrona de Nápoles.

Eres un prócer del peledeísmo fecal. Abogo porque la estatua de Bosch que pendejamente se erige a la entrada del partido sea demolida, como en los épicos momentos de la caída de Hussein, y, en su lugar, levantada una estatua a tu egregia figura, como mérito eterno a la lealtad en la era del peledeísmo de silicona.

El partido no tiene con qué pagar tu sacrificio, ni con los millones que te guardaste; todos ganaron con tu arrojada sumisión. El presidente Medina usó tu proceso para validar su discurso moral, consciente y seguro de que ya Leonel tenía en sus bolsillos a tus juzgadores: un mero entendimiento de señas entre pitcher y receptor. Sobraban las palabras; lo demás, un manoseo de apariencias. Para Danilo resultaba imperativo romper con el “viejo” modelo de impunidad y para Leonel saldar una deuda política cuyo pago pudo haber exigido de manera compulsiva otro gobierno.

En algún momento te percibí desconcertado, sobre todo cuando Danilo arrinconó a Leonel para arrebatarle la reelección. Te sentí como un apurado árbitro entre dos gladiadores de la lucha libre, en la que uno de ellos olvida la regla de los golpes simulados y empieza a soltar puñetazos reales, sin poderle advertir al agresor y, a la vista del público, que se está tomando el circo en serio. Debo confesar que me deslumbraste; no esperaste un segundo para evitar que las cosas perdieran sus cauces o que el guion se desbordara en su desenlace: te enredaste en la negociación de forma denodada, a la altura de tus diestros malabarismos en las telarañas del poder. Conseguida la reelección, se disiparon todos los temores; entonces la calma volvió a tu semblante y el libreto a sus líneas originales. Ya liberado del papel, no dudo de que te recojas por un tiempo a la espera de que los petardos gástricos del hambre detonen en la memoria de los parias y te reelijan con un caudal descomunal de votos. ¡Te juro que ganarás!

Me enteré que tuviste entero dominio de las implicaciones colaterales de tu acusación, al liberar a empresarios y contratistas que debieron aparecer en el reparto de los acusados; favoreciste “generosamente” la exclusión de algunos aun consciente de que eran copartícipes de tu suerte y que hicieron tanto o más, en dinero y en trastadas, para ser encartados. Espero que algún día sepan agradecértelo, especialmente aquellos impolutos que usaron sus medios de comunicación para sepultarte y evitar toda sospecha o relación de sus negocios contigo. Esos son tus verdaderos enemigos. Cuídate. Sé que, en el fondo, lo hiciste por Leonel, quien es un prisionero de sus gratitudes. Tú sabes a lo que me refiero, y ellos también. Ojalá en tus memorias tengas la “dignidad” de mencionarlos para que sus hijos sepan el origen sombrío de su heredad, aunque tarde o temprano se sabrá, como que hay un Dios justo.

Creo que no te atormenta vivir con el estigma de la duda. Esa que evitaste disipar en un juicio de fondo. Debes admitir que tu sueldo ni tu historia nunca podrán sustentar la fortuna que hoy tienes y que despierta la sospecha del dominicano más cándido. Félix, teníamos derecho a saber cómo lo lograste y darte la grandiosa oportunidad procesal para probarlo frente a la nación, pero huiste pusilánimemente, a imagen y semejanza de tu mentor. Era mucho pedirte, estando Leonel por el medio. Ese es el problema de los incondicionales: pierden identidad y enajenan su voluntad. Pronto te veré en la comparsa de la reelección recolectando favores y comisiones de contratistas para Danilo como si nada hubiera pasado. La guerra entre los rivales pasó; el negocio político se consumó: reelección por impunidad, y en el medio de las grandes lides, como siempre, don Félix Bautista, omnipresente. Insisto, eres inmenso, senador.
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lunes, 26 de octubre de 2015

DESESPERANZA ANTE LA JUSTICIA

Por Fernando Rodríguez Céspedes

El reiterado dictamen de No ha lugar a favor del poderoso senador, secretario de organización del partido en el poder, Félix Bautista, la extraña negociación del Ministerio Público con el falsificador de medicinas José del Carmen Cruz, y más recientemente a la puesta en libertad del alcalde de Bayaguana Nelson Sosa Marte, son tres hechos representativos del accionar de una justicia que cae en el descrédito total.

Por "coincidencia", los favorecidos son personeros políticos, dos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y otro del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) aunque con vínculos tan estrechos con el primero que pudo hacer y mantener por largos años, negociaciones espurias con entidades oficiales que lo convirtieron en un poderoso empresario a expensa de la salud y la vida de cientos de indefensos ciudadanos.

La puesta en libertad del alcalde peledeísta de Bayaguana, Nelson Sosa Marte (Opi), acusado por la Policía y el Ministerio Público, junto a cinco individuos, de asesinar al regidor, del mismo partido, Renato Castillo Hernández por las denuncias de irregularidades administrativas que había realizado, provoca un drama humano conmovedor porque dejó desamparados a una joven viuda con tres niños a cuesta.

Mientras todo esto sucede, a la ciudadanía se le está coaccionando policialmente hasta el libre ejercicio de la protesta frente a entidades emblemáticas de la corrupción administrativa como es el caso de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), sede operativa, en el pasado reciente de una estructura mafiosa conformada, de acuerdo al Ministerio Público, por el propio senador Félix Bautista y compartes.

Ante tanta ignominia, el pueblo pierde las esperanzas y un pueblo sin fe ni esperanzas, ¡es peligroso!
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viernes, 23 de octubre de 2015

APUNTES Y NOTAS PARA ROMPER EL CERCO (y II)

Por Melvin Mañón

Si las organizaciones y movimientos integrados por jóvenes, profesionales y técnicos de clase media quieren potenciar sus protestas y provocar consecuencias doblegando el poder, deberán asociar su accionar con el de los más pobres y esa asociación es necesaria y posible. Los más pobres necesitan representación, ayuda legal, asesoramiento, información, discurso, acceso a los medios de comunicación y a las redes sociales y, todas esas necesidades pueden ser resueltas o satisfechas en diferente grado y medida si las organizaciones y movimientos brindan a los otros esa ayuda que, dicho sea de paso, están en condiciones de ofrecer y cumplir. Ningún barrio, comunidad o municipio es tan encerrado y torpe como para despreciar el tipo de ayuda que estos dirigentes y movimientos pueden ofrecerle.

La clase media tiene mucho de lo que le falta a los manifestantes de las barriadas y viceversa, estos pueden suplir a aquellos de otras carencias básicas en el reclamo de derechos secuestrados, promesas incumplidas o necesidades insatisfechas.

Muchos de clase media que protestan son profesionales, abogados, médicos, oficinistas, técnicos, comunicadores, y aquellos que no lo son, están vinculados por familia o vecindario con quienes lo son. Además de estos vínculos y conexiones tienen conocimiento de cómo funcionan las diferentes instancias y agencias del gobierno y allí conocen muchas personas, allí están más o menos acostumbrados a entrar y son por tanto conocidos y aceptados que es justamente lo que no ocurre con la población de las barriadas que siempre ha estado marginada y sometida.

La clase media, por su condición social y profesional, por la cultura en medio de la cual se han formado y por los hábitos que con dicha cultura han adquirido toman y asumen como natural la acción de comparecer ante cualquier departamento del gobierno a gestionar un trámite. Por lo mismo, las autoridades militares, policiales o judiciales no le son extrañas y cuando no las conocen personalmente han oído de ellas o cuentan con algún familiar, vecino o conocido que ha tenido contacto social o profesional con ellos.

Acontece exactamente lo mismo con el acceso a los medios de comunicación y el manejo de las redes sociales. Mucha de esta clase media que, indignada y angustiada por lo que acontece en el país, protesta contra las barbaridades perpetradas por el gobierno y sus personeros conocen los medios de comunicación, tienen de alguna manera acceso a ellos, sabe redactar una nota de prensa o describir con propiedad un incidente; disponen de celulares, ordenadores y están interconectados entre si y con las redes y medios. Ese no es el caso con la población de los barrios que aunque dispone de los artificios tecnológicos carece del mismo tipo de acceso a los medios y al establishment.

Ahora bien, la diferencia más importante entre esta clase media que protesta y los más pobres de las barriadas es cultural y se expresa en una actitud. La gente que ha vivido y sido marginada dispone de la capacidad de protesta y de rebelión en sus lugares, barrios y calles pero no puede evitar sentirse intimidada al interior de los establecimientos donde reside el poder, donde se exhibe su parafernalia y discurren sus rituales y donde quienes lo ejercen cuentan o creen contar con la ventaja del posicionamiento que les otorga una superioridad inmediata que hacen valer sin piedad para disminuir y masacrar espiritualmente a los más pobres. No hay nada más intimidatorio para un hombre o mujer pobre que acudir a un hospital, juzgado, canal de TV o estación de policía porque allí, el otro pobre que lo recibe en un mostrador se ensaña y cobra venganza de su propia impotencia maltratando al pobre de la calle, alejándole las soluciones y discriminándolo de todas las maneras a su alcance. La personalidad política y social de los pobres, su capacidad de rebelión y de protesta se sumergen en presencia de la autoridad cuando esa autoridad está en sus locales no así cuando está en la calle que es el escenario donde ese mismo pobre da rienda suelta a su descontento.

La historia de muchos años enseña que por un mismo acto de rebeldía no pagan igual los pobres que los ricos y que la clase media siempre ha llevado ventaja porque, bien sea en tiempos de dictadura o represión violenta, el costo de matar o atropellar a un pobre siempre ha sido menor que el de infligir igual castigo a uno de clase media.

Pero es que no protestamos ni manifestamos por lo mismo podrían alegar algunos.

Nosotros denunciamos la OISOE, el soborno a los medios, la corrupción, las mentiras del Sr. Medina, la impunidad, el crimen cotidiano, el tráfico de sentencias, las burlas procedimentales, el endeudamiento público, el fraude, en fin el desastre y aquellas personas se tiran a la calle por un drenaje de cañada, un basurero, un pavimento, cuartel o una escuela, camino etc. No es lo mismo.

Pero señores, ¿quién ha dicho que no es lo mismo?

La desigualdad que se consuma al interior de la sociedad dominicana es evidentemente una injusticia pero lo que convierte esa desigualdad en una posibilidad de rebelión y cambio es la consciencia que de esa desigualdad ha ido cobrando la población tanto por la vía del empobrecimiento propio como por la vía del estrujado que los nuevos ricos hacen y ostentan de la riqueza mal habida.

Para obligar al poder a responder, para doblegar su voluntad depredadora es necesario estremecer todo el país y para estremecer todo el país, esa vanguardia de jóvenes que ilumina el futuro necesita vincularse, fundirse, mimetizarse con el enojo, la indignación y la desesperación de los más pobres no en el escenario escogido de antemano por unos sino en la realidad cotidiana donde quiera que esta se ponga de manifiesto y esto es válido y cierto incluso en el contexto del envilecimiento y la degradación promovidos por el PLD y sus prácticas. Los más pobres no pueden salir de sus lugares para apoyar nuestras protestas sino que nos esperan en las suyas para respaldar las de ellos y una vez juntos entonces todo cambia hacia lo que desde el principio perseguíamos. Esa es la lección que mi generación no supo o no pudo o acaso no quiso entender. Queríamos respaldo sin darlo, queríamos apoyo sin apoyar a otros y preferimos quejarnos de la ingratitud de los pobres antes que entenderlos. Sin nosotros ellos están perdidos de antemano y por eso los han puteado sin cesar. Sin ellos nosotros no podemos convertir los sueños en realidades ni evitar ser derrotados.
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miércoles, 21 de octubre de 2015

ROMPER EL CERCO (I)

Por Melvin Mañón

La represión policial a los dominicanos que, protestando contra la corrupción, se apersonaron (mas bien trataron de hacerlo) ante las oficinas de la OISOE es elocuente demostración de lo obvio, pero también, y de manera más sutil, de lo que no lo es.

Lo obvio es la intolerancia del gobierno que rehúsa la protesta frente a la oficina que convertida en cloaca desde hace tiempo, maneja la construcción de edificios donde supuestamente funcionarán escuelas o algo parecido. Como esa, junto a las visitas “sorpresas” es una de las dos pinzas del ataque danilista han querido protegerla de la ira popular y a tal efecto el ministrico de interior viola la ley disponiendo un contingente policial para evitar una manifestación que según ese canalla y sus jefes políticos no estaba autorizada. Pero, como bien observaba en ese mismo escenario Bartolomé Pujals, un joven abogado y luchador, ellos no necesitaban permiso según lo estipula y consagra la Ley. Así que, a una ilegalidad que es el robo en la OISOE, el gobierno responde con protección policial a los ladrones y represión policial a quienes lo denuncian.

Durante los incidentes que se suscitaron durante el intento de hacer llegar la protesta hasta la puerta de la OISOE, tanto los manifestantes como la prensa se refirieron, en numerosas ocasiones a la imposibilidad de estos de “atravesar o romper el cerco policial”. Esta expresión está llamada a convertirse en bandera, emblema, consigna y logro. Porque de eso se trata, de romper el cerco como efectivamente aconteció en el curso de otra protesta en el hospital regional Cabral y Báez de Santiago.

Cada convocatoria para una actividad contra el gobierno tensa las fuerzas de uno y otro. Cada manifestación va a plantear el mismo dilema y dependiendo de cómo se resuelva en cada caso podremos estimar la fuerza de uno y la resistencia del otro, el empuje de uno y el miedo del otro, la determinación de uno y la intolerancia del otro. En otras palabras, cada enfrentamiento define en miniatura el futuro del país, el escenario al que nos acercamos, la clase de vida, sociedad y país que tendremos. Por eso, la meta deberá ser la de romper el cerco policial, la de romper todos los cercos y hay que advertir que la ruptura de cada cerco vendrá acompañada de represión, de violencia y de abusos perpetrados por una fuerza pública cuyos oficiales y tropas no están aun en condiciones de eludir el mandato ni desobedecerlo.

Ahora y sin mas tardanza, quiero referirme a lo que no es tan obvio en estas manifestaciones de protesta, no solamente frente a la OISOE sino en todas las demás instancias ya acontecidas. Cualquier observador in situ o frente a una pantalla de TV se hubiera percatado que los manifestantes hacia la OISOE eran un grupo reducido de algunas decenas de personas. Por lo mismo, cualquier observador igualmente se hubiera percatado de que otras convocatorias concitan la presencia de algunos cientos o unos pocos miles de manifestantes. Ese nivel de presencia ha estimulado en el poder la creencia de que están frente al disgusto de unos pocos impotentes, soñadores y exigentes pequeñoburgueses en la jerga política de años atrás.

Me complace advertir a la sociedad dominicana y en particular a esos manifestantes que esa no es la realidad. Los que han protestado en esta y otras ocasiones son ahora una vanguardia como en su momento lo fueron los que cayeron presos en el 14 de junio de 1960. En aquel momento, Johnny Abbes Garcia, un torturador de oficio, le hizo saber a Trujillo que debían detenerse los arrestos de conspiradores del 14 de junio porque ya todo el país estaba estremecido y de tal manera afectado que, las detenciones en vez de conjurar la amenaza, la amplificaban. En efecto, Trujillo suspendió los arrestos tras haberse percatado de que, en un país pequeño como el nuestro, tantas detenciones y muertes de gente de clase media mas que difundir el miedo contagiaban la rebeldía.

Los grupos de jóvenes que protestan no son pocos ni están solos. Ellos solamente son la parte visible de una sociedad harta de abusos y todo el país, aunque se queda en sus casas o en sus lugares de trabajo está atento a lo que ellos hacen y está definiendo su posicionamiento político en virtud de lo que esos jóvenes están haciendo y de hecho, sabiendo que su turno para participar se acerca y que dicha participación es tan inevitable como el día que sigue a la noche.

En tiempos de Trujillo, la gente temía por su vida y con razón. Ahora el temor es económico, a las consecuencias que sobre empleo, contratos, trabajos y oportunidades de negocio desencadena la participación en actos de protestas al interior de una sociedad endeudada y comprometida con un estilo de vida. Pero se equivocan quienes miden la fuerza y el impacto de las protestas por el número de manifestantes presentes y no por el efecto que su actuación tiene en los demás, por el impacto que lleva, por el ejemplo que ofrece, por la medida en que representa y se identifica con un sentimiento de hartazgo.

Las protestas deben seguir y seguirán. El cerco habrá que romperlo en todas las ocasiones donde y cuando sea posible y esa cadena de enfrentamientos y el matrimonio entre estas protestas de clase media y el descontento popular de barrios, municipios y sectores es la escuela donde inevitable y necesariamente tendrá que entrenarse esta generación. Gente como yo y muchos otros sobrevivientes tenemos la obligación no solamente de acompañarlos en cada ocasión sino de, y cuando sea posible o requerido, transmitir algunas lecciones, ventilar algunas enseñanzas y compartir uno que otro aprendizaje para que el destino de estos luchadores eluda las derrotas que sufrimos nosotros y que, puedan ellos, con todos los demás y para beneficio de todos, alcanzar un mejor destino.
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lunes, 19 de octubre de 2015

DISPERSIÓN FUNCIONES GENERA CORRUPCIÓN EN EL ESTADO

Por Fernando Rodríguez Céspedes

La política populista del Estado de crear varias instituciones para una misma función, da pies a la dispersión de recursos, duplicidad de procedimientos burocráticos y operativos, generando lentitud en los procesos y propiciando la corrupción.

Los maleantes enquistados en la Administración Pública crean estructuras mafiosas para aprovecharse de situaciones como las originadas en la OISOE y en el Ministerio de Educación.

Esta última, pese a todos los recursos que recibe, no ha sido capaz de crear un equipo administrativo que maneje adecuadamente la cantidad de expedientes de constructores y suplidores surgidos con la "Revolución Educativa".

Esa falta de gerencia en el manejo de una situación que debió preverse conlleva retrasos que ponen al borde de la desesperación a contratistas, suplidores y a quienes han vendido solares al Ministerio para la edificación de escuelas.

Es cuando aparecen los extorsionadores que proliferan en toda la administración publica dispuestos a "ayudar" para agilizar los expedientes de pago a cambio de sumas generalmente abusivas.

El caso de la OISOE es paradigmático sobre todo en las gestiones de Félix Bautista y de Miguel Pimentel Kareh. Muchos pensamos que ante esas experiencias, la institución iba a ser limitada a la supervisión de Obras del Estado, como indica su nombre.

Pero no fue así, y ahí están los resultados. La población sigue sin entender porqué el Ejecutivo no adjudica al Ministerio de Obras Públicas la construcción de las escuelas dado que esta institución cuenta con la estructura profesional y la probada capacidad gerencial suficientes para cumplir con una misión asignada por decreto desde el 1956.

Además se evitaría la dispersión de funciones que tanta corrupción ha propiciado.
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UN MODELO DE CORRUPCIÓN CORPORATIVA

Por Andrés L. Mateo

¿Por qué la sociedad está petrificada ante el desborde de la corrupción del gobierno actual, y se ve impotente, cercada, intimidada por la indetenible espiral de los hechos dolosos? Porque el modelo OISOE es una práctica generalizada

Numerosos artículos míos publicados en esta columna han intentado describir las diferencias que el fenómeno de la corrupción ha adoptado en nuestros días. La corrupción es una falla sistémica de la forma como los líderes históricos han organizado la sociedad dominicana. Se puede decir que entre nosotros las cosas ocurren de tal manera que ser corrupto es como lógico, natural y hasta tolerable. El Estado está ahí para arrancarle las muelas. Entrarle a saco a la riqueza social amparado en la concepción patrimonial del Estado se advierte como lo previsible, lo inexorable. Verdaderamente asombra que las organizaciones políticas, los poderes fácticos, y el conjunto de las relaciones de fuerza de la sociedad no se estremezcan ante una visión tan aldeana del Estado en pleno siglo XXI, porque esa ideología conchoprimesca subsiste íntegra todavía; y un Presidente es un pequeño Zar que dispone del erario a su antojo, y un partido triunfador es una maquinaria implacable de robo de la riqueza pública, y un maldito ladrón es tan solo un “compañerito en apuros” hacia el cual concurrirán todos los mecanismos de la impunidad para protegerlo. Porque la corrupción es un sistema.

Lo verdaderamente constante en la historia dominicana es verificar la corrupción como una práctica común en la accidentada trayectoria de la vida republicana. Ha sido todo un sistema en el cual desde el Estado se entreteje una amplia red de pequeñas y grandes complicidades. Obtener el poder político ha sido sinónimo de enriquecimiento. Eso se ve como un desprendimiento lógico. Toda la movilidad social dominicana de la primera y la segunda república descansaba en las confrontaciones de los grupos políticos, que perseguían el usufructo del poder armados de la ideología patrimonialista del Estado. Trujillo hegemonizó en forma absoluta la vida nacional porque la nación entera giraba alrededor de la estrategia de enriquecimiento personal del dictador y su grupo familiar. El poder y la riqueza de Trujillo eran proporcionales a la capacidad de producción y riqueza del país entero, y su figura llenaba esos signos de la dicha como si brotaran exclusivamente de su ser. Es esa perversidad de la historia la que reproduce una y otra vez la corrupción en nuestro país.

Después de la caída de la dictadura, con la siempre honrosa excepción del gobierno de Juan Bosch (¡Juan Bosch, dije, no PRD ni PLD!), todos los partidos que han gobernado han practicado la corrupción empinándose en la concepción patrimonial del Estado; pero el fenómeno actual de la corrupción obliga a replantearse las relaciones de fuerza en el país, porque alcanza ya dentro del Estado mismo al nivel corporativo. El modelo OISOE es un modelo de corrupción corporativa. Implica la participación de varias instituciones del Estado, y trasiega grandes cantidades de dinero por los canales administrativos de una a otra institución. Para lograr eso hay que contar con el poder.

Si un ingeniero caía en esa red mafiosa inexorablemente terminaba desplumado. A veces ni siquiera tenía tiempo de saber cuál era la mano muerta que lo estrangulaba.

Por ejemplo, el mismo día del suicidio del arquitecto David Rodríguez García el Ministerio de Educación informó que le había emitido un cheque de seis millones. Pero la cuenta del arquitecto Rodríguez estaba en cero. El sistema de corrupción corporativa tenía el poder de desviar hacia las cuentas de los “acreedores” las asignaciones de pago de las cubicaciones que hacía el Ministerio de Educación. Un verdadero sistema, un método de extorsión infalible que ha manejado más de mil quinientos (1,500) millones de pesos.

¿Por qué la sociedad está petrificada ante el desborde de la corrupción del gobierno actual, y se ve impotente, cercada, intimidada por la indetenible espiral de los hechos dolosos? Porque el modelo OISOE es una práctica generalizada, y la impunidad se ha desplegado con un nivel de efectividad tan sonoro que la sociedad se ha transformado en un gigantesco escenario de simulación y violencia. Si pudiéramos palpar todo lo que está ocurriendo en las instituciones públicas, nos daríamos cuenta de la dimensión casi absoluta del desplome de los valores. La cultura de la corrupción es ahora hegemónica. La construcción de los paradigmas sociales la ha legitimado. Es en la interactuación social donde se gestan el valor y las dimensiones valorativas de la realidad. Y nuestra realidad es el reino de los corruptos.

Tomado de acento.com.do
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miércoles, 7 de octubre de 2015

EL CASO OISOE NO ES AISLADO

Por Fernando Rodríguez Céspedes

Las estructuras de corrupción del Estado se mantienen vigentes en los distintos gobiernos que se suceden en el país y por ello, estallan de vez en cuando escándalos que no pasan de ser eso, con uno o varios chivos expiatorios que no siempre son los máximos responsables del mal denunciado.

La OISOE en los tiempos de Bienvenido Martínez Brea (Bebecito), tenía una labor que con los años se fue desvirtuando hasta llegar a convertirse en "una cueva de ladrones" como la han calificado algunas entidades que han llegado a pedir su eliminación como única vía para erradicar la corrupción prevaleciente allí.

Hay casos emblemáticos de funcionarios que pasaron por esa oficina llegando a amasar fortunas que suman miles de millones de pesos, pero esos personajes son miembros claves de las estructuras del poder político lo que los libra de cualquier consecuencia judicial, a la vez que se manda una mala señal cuyos efectos estamos viendo.

Aunque cambian los funcionarios, los sistemas siguen operando a los ojos de todos, incluso de quienes llegan con autoridad para corregir algunas cosas, que hasta que no provoquen situaciones extremas, como el suicidio del arquitecto David Rodríguez, no se dan por enterados de lo que se mueve a su alrededor y se presentan como los primeros sorprendidos ante el escándalo.

En el caso destapado, todo gira alrededor de la OISOE, pero hay otras instituciones que como el Ministerio de Educación crea, con su morosidad, un excelente caldo de cultivo para la desesperación de los contratistas y el aprovechamiento de los mafiosos de siempre. Existen varias denuncias de intentos de extorsión en ese ministerio.

Es mucho lo que hay que revisar y modificar a nivel de los sistemas de pagos a contratistas y suplidores del Estado, en todas las dependencias oficiales, para que iniciativas bien intencionadas como la de los sorteos de las escuelas pública, no terminen en desgracias como la del arquitecto David Rodríguez.
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NO SE VAYAN QUE ESTO SE PONE BUENO

Por Melvin Mañón

La popularidad de Danilo Medina hasta hace un par de meses era falsa pero la gente creía que era verdadera. Si la gente había creído en su popularidad antes parecía lógico que asumiera su reelección como inevitable. El cálculo político no era del todo infundado y le dieron curso. Medina, tras haber descalificado a Leonel Fernández que aspiraba como él a la nominación y tras haber sobornado en masa a los legisladores consiguió modificar la Constitución para optar por una reelección consecutiva; entonces algo interesante ocurrió. La gente de la calle, eso que llaman opinión pública, otros aspirantes, y, por supuesto, los seguidores del propio Fernández no simpatizaron con la reforma constitucional pero, resignados unos y derrotados otros, creyeron que Medina, a pesar de todo, se saldría con la suya y el país empezó a vivir lo que parecía un futuro indeseable pero inevitable.

Sin embargo, la situación ha cambiado. Las cosas han empezado a salirle mal al proyecto reeleccionista. La repartición de cargos electivos entre facciones y aliados en lugar de fortalecer la reelección de Medina, la ha debilitado por parálisis, deslealtad y desconcierto.

La renuncia a abandonar posiciones que creían ganadas, sinecuras que suponían seguras y futuro que esperaban inamovible han creado una situación que va de mal en peor. El PLD ha perdido en pocos meses, dos activos de los cuales se enorgullecía. Ellos proclamaban ser diferentes a los demás y no lo son. Eso lo sabíamos, pero la gente de la calle no lo aceptaba como parte de su realidad cotidiana. Ellos juraban que la unidad era inquebrantable y no lo era mostrándose ahora igual que los demás partidos de cuya ruina se han lucrado. Entonces, con su antiguo prestigio político hecho trizas y con su formidable maquinaria electoral herida y sangrando el proyecto reeleccionista cimentado sobre una estela de cadáveres políticos, de gente herida, de palabras traicionadas y compromisos burlados, como los barcos en alta mar, está haciendo agua y la gente se ha percatado de ello algunos con miedo, otros con sabia aceptación y muchos con alegre entusiasmo.

Los escándalos se suceden uno tras otro, Medina no dice ni hace nada y la sensación de ineptitud e incompetencia se sobrepone a la de hombre prudente, paciente y sabio. Sus visitas sorpresas fueron desenmascaradas y la contraofensiva informativa montada por el gobierno no logró restaurar la antigua imagen. El discurso de Medina ante la asamblea de Naciones Unidas no podía ser más torpe e inoportuno no solamente porque las cifras que presentó sobre reducción de la pobreza era una mentira de escolar de sexto grado sino porque las propias Naciones Unidas habían publicado un informe propio con cifras que demostraban lo contrario y la prensa dominicana, por más que intentó, como es usual, protegerlo, no pudo evitar la difusión de la información. Ni siquiera se había secado la tinta de este yerro cuando se produce el suicidio de un contratista adscrito a la OISOE y con ese hecho sale a relucir otro poco de la podredumbre que acompaña la gestión del señor Medina y nada más y nada menos que en su proyecto más querido: la construcción de aulas para alguien que dice construir escuelas. El suicidio y el escándalo echan por el piso su otra niña linda. Ahora, las visitas sorpresas y la llamada construcción de escuelas se revelan como lo que han sido siempre: un fraude la primera, una cloaca la segunda.

La oposición política también le ha creado un enorme problema al proyecto reeleccionista.

Aunque dista mucho de ser lo que debería, la oposición liderada por Luis Abinader ha tenido algunos aciertos pero sobre todo, ha evitado algunas de las torpezas y exabruptos que tan caro le costaron a Hipólito Mejía y que tanto favorecieron al PLD. Por primera vez se invierte la ecuación. El PLD hacía política burlándose de las improvisaciones de Hipólito. Ahora, el PRM se beneficia, en silencio, de las cosas que le están saliendo mal a la reelección.

Este giro de la situación ha creado una situación complemente nueva y cuyas consecuencias pueden ser extraordinarias.

Mientras la reelección era percibida como un proyecto seguro, el dinero necesario para tramitarla electoralmente resultaba en una cifra menor que ahora que se la considera en peligro. El poder político está obligado a invertir ahora mucho más dinero de lo que pensaba originalmente pero con dos factores en contra y ambos importantes. Primero, el precio a pagar por cada voto a favor de la reelección aumenta en la medida que dicha reelección es puesta en duda y pasa, de ser una apuesta segura a un proyecto que solamente es posible. En segundo lugar, los intermediarios que manejan la compra de adhesiones políticas que siempre se quedan con una parte del dinero que manejan, ahora primero aseguran su dinero y después reparten lo que sobra. Dado que ya perciben la reelección como una empresa dudosa lo primero que hacen es protegerse ellos mismos “por si acaso”. Por lo tanto, si hace algunos meses la reelección iba a costar 30 mil millones de pesos, hoy alcanzará los 50 mil millones. Ahora bien, si de esos primeros 30 mil millones los intermediarios iban a repartir 20 y a quedarse con 10, ahora y producto de la incertidumbre, de los 50 mil millones en total repartirán no más de 15 mil y se quedarán para ellos con 35 mil millones. Es decir, el poder político tiene que invertir disponer de más dinero para la reelección pero debido a las dudas creadas, la cantidad total de dinero que al final llegue a los vendedores de votos y lealtades es menor y por lo tanto, complica más y acentúa las dudas sobre el éxito reeleccionista.

Para el 2016 nadie tiene nada seguro. El poder político ha perdido la iniciativa pero eso tampoco significa que la oposición la haya asumido. El PRM no descolla por su audacia, sigue haciendo campaña electoral en lugar de oposición. Siguen sin asumir la representación de los desamparados que protestan todos los días pero, para su ventaja, el gobierno y el PLD hacen lo que nunca antes: cometen errores graves, frecuentes y en algunos casos irreversibles.

Con un electorado ya harto de PLD, si pierden la batalla de la imagen, si la creencia ya generalizada pero todavía no definitiva de que la reelección no es segura y de que está en peligro, si esa percepción se consolida, como está sucediendo, están perdidos y entonces, habrá que ver si el fraude descomunal podrá salvarlos y aun así a qué precio para ellos y para nosotros.

Nota: El título de este trabajo era el decir de Buck Canel un antiguo narrador deportivo de grandes ligas que animaba así a su auditorio en las entradas finales de un partido cerrado.
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