Por AMY RHOADES (OIT)
Puerto Príncipe (Haití)
La OIT denuncia que uno de cada diez menores de entre 5 y 17 años en el país más pobre de América Latina es utilizado como trabajador doméstico, donde son sometidos a todo tipo de abusos
Los menores, sobre todo las niñas más pobres, se convierten muchas veces en víctimas del pervertido sistema restavek. REUTERS
Su día comienza a las 4 de la mañana. Se levanta antes que todos los demás en la casa. En silencio vacía los orinales y limpia el piso. Llena varios cubos de agua usando la bomba en la calle y los carga hasta la casa.
Cuando amanece, prepara el café y calienta el aceite para preparar el desayuno para la familia, pero no es su familia. Cada día está repleto de tareas del hogar, desde que se levanta en la mañana hasta que se acuesta. Tiene 7 años. Es una restavek.
Concebido en sus orígenes como un sistema para enviar a los niños a vivir en la ciudad con parientes más ricos, de manera que pudiesen recibir una educación y disfrutar de una vida mejor, el sistema restavek se ha deteriorado en los últimos años. De acuerdo con UNICEF, se estima que hay 225,000 niños, sobre todo niñas, de entre 5 y 17 años, que son restaveks en Haití.
En especial, de cara a las crecientes presiones económicas tras el terremoto de enero 2010, se ha convertido en una forma de trata interna y de esclavitud moderna. Los reclutadores intermediarios, conocidos en creole como koutchye, con frecuencia reciben dinero para encontrar restaveks para las familias que los hospedan.
Además de las largas jornadas de trabajo (su jornada laboral promedio dura entre 10 y 14 horas), estos niños con frecuencia son víctimas de abuso físico, sexual y verbal.
Aunque son responsables de la preparación de las comidas del hogar, los restaveks por lo general son alimentados con las sobras. Como resultado de la malnutrición, el restavek promedio de 15 años es cuatro centímetros más bajo y pesa veinte kilos menos que el promedio de los niños haitianos.
La ironía es aún más impactante dado que Haití obtuvo su emancipación en 1804, como resultado de la única sublevación de esclavos exitosa de la historia, convirtiéndose en consecuencia en la primera república negra libre del mundo. El mensaje de rebeldía y condena contra el sistema opresivo de esclavitud fue escuchado con claridad en todo el planeta.
Haití ratificó el Convenio sobre la eliminación de las peores formas de trabajo infantil de la OIT (Convenio 182) en julio 2007 y el Convenio sobre la edad mínima (Convenio 138) en junio 2009, ambos prohíben la esclavitud infantil y protegen el derecho de los niños de tener acceso a la educación básica gratuita. Sin embargo, la esclavitud se continúa practicando en Haití, esta vez contra sus ciudadanos más vulnerables.
El Convenio 182 de la OIT identifica las peores formas de trabajo infantil, enumerando en primer lugar "las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, como la venta y la trata de niños, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso u obligatorio", todas formas de trabajo presentes en el sistema restavek.
Nunca más invisibles
El 15 de junio de 2011, bajo los auspicios de la OIT, el Ministerio de Asuntos Sociales y del Trabajo de Haití, el Departamento de Estado de EE.UU. y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil firmaron un acuerdo triangular de cooperación internacional para abolir el trabajo infantil en Haití. Fue el primer acuerdo triangular Norte-Sur-Sur de la OIT.
Tras este acuerdo, en diciembre 2011, el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la OIT (IPEC) lanzó un nuevo proyecto en Haití, patrocinado por Estados Unidos y Brasil.
El proyecto se centra en apoyar el desarrollo de la capacidad institucional y el diálogo social como una herramienta para proteger a los niños del trabajo infantil, así como en desarrollar modelos para la creación de oportunidades de trabajo decente para los adolescentes. También persigue sensibilizar a la sociedad sobre el trabajo infantil en Haití, en particular, sobre el sistema restavek.
"El sistema restavek es sin duda la peor forma de trabajo infantil en Haití, y se ha agravado en los últimos años. Uno de cada 10 niños haitianos es un restavek, sin embargo, permanecen invisibles, ocultos en los rincones oscuros de los hogares y completamente vulnerables a muchas formas de explotación", señaló Nancy Robinson, asesora técnica principal para IPEC en Haití.
En colaboración con las agencias sociales locales e internacionales, IPEC y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) han realizado otra campaña llamada Frennen Sistem Restavèk (Terminar con el abuso de los restavek), que tiene por objetivo sacar a la luz el sistema restavek y los abusos de los derechos humanos.
La campaña fue lanzada oficialmente en Puerto Príncipe el 12 de junio de 2012 en ocasión del Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Fue la primera vez que el gobierno, la sociedad civil y el sector privado de Haití se reunieron junto a los socios internacionales para poner fin a esta forma de esclavitud moderna.
Tomado de publico.es
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