sábado, 2 de noviembre de 2013

SI EN VERDAD TE IMPORTA TU PAÍS: ¡PROTESTA!

Por Sergio Reyes II

Cuando se seque la última fuente de agua y se agote el último pez en el río;
Cuando caiga el último árbol a causa de la sequía o del inclemente filo del hacha; Cuando el Guaraguao, las ciguas y los barrancolíes ya no vuelen más;
Cuando el aire se torne irrespirable y, por los innúmeros maltratos recibidos, la noble tierra se torne infértil y se niegue a seguir pariendo; … Entonces, comprenderán, que el oro no se come y que la verdadera felicidad nunca está asociada con las riquezas y la vanidad.


El mundo en que vivimos está en peligro. Las ambiciones desmedidas, la tozudez e irreverencia de algunos y la inobservancia de las normas del equilibrio ecológico y la coexistencia pacífica entre las especies del orbe nos están llevando por derroteros de imprevisibles consecuencias que pueden tornarse catastróficas para la raza humana y la totalidad de los seres vivos.

El mantenimiento de un mundo en perfecta armonía con la vida, con respeto pleno a la flora y la fauna, debe ser la pieza nodal para los integrantes de la raza humana, porque, si dañamos el medioambiente nos estamos haciendo daño nosotros mismos y pondremos en riesgo a nuestra descendencia y a la humanidad en su conjunto.

El exterminio de innúmeras especies, el inminente peligro de extinción en que se encuentran otras y la desertificación creciente a causa de la tala indiscriminada de bosques en donde antaño dominaba el brillo enceguecedor del verde vegetal, constituyen los aldabonazos más evidentes del crimen ecológico perpetrado por nuestra generación: ¡la generación del presente! Como secuela, ha sobrevenido lo que bien puede ser visto como un castigo divino o que algunos prefieren llamar rebeldía de la naturaleza: maremotos o tsunamis, devastadores huracanes, terremotos, tornados, interminables -e inexplicables- temporadas de lluvias, con su trágico saldo de pérdidas en vidas y propiedades; y todo ello, agravado por desastres ecológicos como el que en años recientes mantuvo en vilo la actividad en toda el área del Golfo de México a causa de los desbordes de petróleo fruto de la negligencia y el descontrol, hecho que dio pie a que el mundo entero reclamase un castigo ejemplarizador para los responsables de tan descomunal crimen ecológico; cataclismos, en fin, que ponen en gravísimo riesgo el equilibrio biológico entre las especies y la permanencia de la vida, tal y como la conocemos, en toda la órbita de la tierra.

Las ambiciones desmedidas y el maridaje fatal riqueza-poder conducen de más en más a la humanidad por deplorables derroteros de los que luego será difícil arrepentirse y demasiado tarde para tomar medidas que permitan subsanar los errores. Nunca será ocioso repetir que la defensa de las riquezas naturales y la preservación de los recursos no renovables debe ser la prioridad fundamental de quienes habitan un territorio, y de manera principal, de aquellos en quienes descansan las riendas del poder, el peso de la autoridad, el imperio de la justicia y la facultad de redactar y/o modificar las leyes. Y es que cuando el pueblo deposita la esperanza en sus gobernantes y funcionarios lo hace confiado en que estos actuarán acorde a las aspiraciones y necesidades de sus representados y apegados a los mejores intereses de la Nación. Con los debates, denuncias, protestas y escarceos tras bastidores que se vienen produciendo en la República Dominicana, como consecuencia de la voracidad y desconsideración que exhiben en sus operaciones ciertas empresas del ramo de la explotación minera como Falcondo, Barrick Gold y Unigold, se ha puesto sobre el tapete la decisión irrenunciable del pueblo de dar un paso al frente en pro de la preservación de los recursos no renovables y el sostenimiento y respeto a la naturaleza y todos sus componentes. “¡Este país lo tiene todo!”, según reza un celebrado anuncio de una entidad estatal. Tal parece que a alguien se le olvidó que quienes tienen mayor derecho a disfrutarlo, son, precisamente, los dominicanos. Por ello, el pueblo junto a sus organizaciones más representativas, se ha puesto en pie de lucha para hacer saber, en todos los rincones de la isla y del mundo, que no está dispuesto a permitir que las desmesuradas y criminales explotaciones mineras sigan poniendo en juego la salud y la vida de los habitantes de las zonas en donde desenvuelven sus operaciones las citadas empresas.

De igual forma en que ocurrió con el fallido intento de instalar una cementera en el área de influencia del Parque Nacional Los Haitises, en esta ocasión, la vibrante juventud dominicana, ha levantado su voz de protesta y per se o a través de entidades y personalidades progresistas ha definido su posición irrenunciable en cuanto a la necesidad de proceder a efectuar una revisión de los contratos que amparan las concesiones mineras vigentes, por entender que con las estipulaciones actuales se vulneran los derechos de la Nación. Asimismo, se ha planteado aumentar los niveles en las obligaciones y responsabilidades de las empresas mineras, en cuanto a la salvaguarda del medio ambiente y la reducción de los niveles de toxicidad que ponen en peligro la salud y la vida, tanto del personal de las propias empresas como de los habitantes de las zonas aledañas y de expansión.

Y de manera especial, se ha planteado la oposición tajante a la adjudicación de nuevas concesiones mineras, concretamente en beneficio de la Unigold, empresa que viene ejecutando trabajos de exploración en ciertas áreas de la Cordillera Central ubicadas en plena frontera dominico-haitiana, en donde nace y se desplaza una parte importante de las fuentes acuíferas que irrigan dicha zona y que podrían verse gravemente afectadas tanto en el nivel de su caudal como en cuanto a la pureza y calidad de su aguas.

A tal efecto y haciendo uso de las prerrogativas ciudadanas que les son inherentes, una serie de entidades y personalidades de la provincia Dajabón han constituido un Comité de Lucha en Contra de la Mega minería que, al grito de ¡El Agua vale más que el oro!, ha estado encaminando actividades tales como encuentros, caminatas, manifestaciones y otras demostraciones populares en aras de crear conciencia de los males que podrían desencadenarse en toda la región en caso de consumarse las funestas negociaciones que se vienen fraguando tras bastidores, con el concurso de influyentes personeros que se mueven en las altas esferas del Estado y tienen patente de corso para gestionar, por el convencimiento o la imposición, el voto de las bancadas legislativas, y, con ello, el logro de la concertación del Contrato que viabilice las operaciones mineras en el perímetro del municipio Restauración, en pleno dominio de la Cordillera Central.

Es impostergable que el Estado retome el papel de vanguardia en cuanto a encabezar y propiciar políticas que favorezcan a las grandes mayorías nacionales, y en ese tenor, todo aquel que ostente posiciones obtenidas gracias al voto popular debe recordar las obligaciones y compromisos asumidos frente a la Nación y la ciudadanía, al momento de su juramentación. Para el caso que nos ocupa, resultan sumamente atinadas y aleccionadoras las palabras del apóstol de la libertad Juan Pablo Duarte, en las que postuló, en una forma que parece gravitar en el tiempo “… nunca me fue tan necesario el tener salud, corazón y juicio, hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”. Esas demoledoras palabras, impregnadas de palpitante actualidad parecen estar dirigidas a todos aquellos que de una u otra forma tienen en sus manos el poder de decisión en el logro de una medida que esté acorde con las más sanas aspiraciones del pueblo dominicano y a éstos es atinado recordarles que ése pueblo no soportará en silencio la consumación de una vil traición a sus intereses, aun cuando ello fuese encubierto de manera solapada en aras de un supuesto y falso desarrollismo. ¡Basta ya del abuso a que vienen sometiendo a la población estas criminales explotaciones mineras!

Que cada hombre o mujer de la Línea Noroeste y la frontera dominicana se haga sentir en defensa de su región y el futuro de sus hijos, para hacer saber en el ámbito de la república y el resto del mundo que, para nosotros, ¡EL AGUA VALE MAS QUE EL ORO!

¡Que se vayan del país estos voraces conquistadores de nuevo tipo, disfrazados de mansos corderos!

Loma de Cabrera, Noviembre 3, 2013.

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