La tasa de desempleo entre jóvenes duplica el nivel general de desocupación en República Dominicana lo que representa un gravísimo problema económico y social porque virtualmente Gobierno y sociedad no consiguen proveer a la juventud de seguridades mínimas de poder acceder a un empleo digno.
Un informe de la Organización Mundial del Trabajo (OIT) sitúa el paro juvenil en un 31 por ciento, cifra que duplica el desempleo global que es de un 14.7%, lo que indica que por cada dos adultos sin empleo uno tiene menos de 24 años.
La Encuesta Nacional de Desarrollo aplicada en 2012 arrojó un incremento en la tasa de desocupación ampliada (jóvenes entre 15 a 24 años), de 5.9% a 7%, matizado básicamente en la disminución del empleo en el sector agropecuario, aunque el problema afecta también al amplio segmento juvenil que habita en zonas urbanas.
Una enorme franja de jóvenes tienen hoy la condición de “desempleados”, “disponibles” o “en busca de empleo”, sin poder encontrar horizontes para desarrollar sus potencialidades, lo que también los coloca en situación de vulnerabilidad ante el flagelo de la delincuencia o de la exclusión social.
La meta trazada por la administración del presidente Danilo Medina, de procurar la creación de 400 mil nuevos empleos, confronta serias dificultades para su cumplimiento a causa del difícil entorno económico internacional y de los problemas de liquidez o déficit elevado fiscal que confronta la economía dominicana.
Aun así se requiere que Gobierno y Estado incrementen las políticas de estímulos para la creación o expansión de fuentes de trabajo en los ámbitos tecnológico, industrial, servicio, comercial y relacionado también con las micro, pequeñas y medianas empresas.
Jóvenes con preparación universitaria, técnica o vocacional deambulan con sus currículos en ristre sin poder conseguir colocación en un cuadro de frustración que se agrava si se trata de conseguir un primer empleo, porque en potenciales empresas de reclutamiento siempre se solicita el requisito de poseer experiencia.
Con una tasa de desocupación juvenil superior al 31 por ciento será siempre difícil e impropio hablar de desarrollo, crecimiento o equidad, por lo que el Gobierno está compelido a reprogramar su política de promoción de empleos a los fines de que la juventud se convierta en foco principal en el rediseño de ese programa, antes de que el joven llegue a viejo sin poder encontrar alguna oportunidad laboral.
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