HOMBRES ORDINARIOS CON PODERES EXTRAORDINARIOS
POR AMANDA CASTILLO
Antropóloga
El psicólogo Eric Fromm, a mediados del siglo pasado, nos alertó del peligro que corren las sociedades cuando los hombres ordinarios tienen poderes extraordinarios.
Sin lugar a dudas que en estos días hemos visto como estas reflexiones investigativas de Fromm se plasman en nuestra realidad recordándonos cuán peligrosa puede volverse la concentración de poderes en manos de un puñado de individuos carentes de lo que una amiga llamaría “fineza de alma”. Estamos viviendo uno de los momentos de mayor oscurantismo moral y ético de esta sociedad que día a día da señales de su deterioro. Sin que nada pase.
Deterioro que se expresa en la diversidad de escándalos de corrupción, en medio de una violencia de crímenes novedosos y dolorosos, para un pueblo que se caracterizaba por su solidaridad y fresca espontaneidad. Capaz de ofertar con extraordinario desapego lo poco que se poseía, una sonrisa, una silla, un vaso de agua.
Hoy, no nos detiene nada ni nadie, el más noble de los individuos es capaz de ponerse en contacto con lo más oscuro de su ser, sin ningún rubor realizando las más aberrantes de las acciones de lo más público a lo más privado.
Preguntándonos qué es lo que realmente ha sucedido en esta sociedad y qué responsabilidad tiene nuestra clase política de esta atomización de la gente.
Nuestros gobernantes de los últimos años nos han iluminado con su mediocridad, destilando el más denso de los cinismos, hemos asistidos impávidos a un despliegue de incapacidades profesionales y gerenciales, impregnados de un narcisismo maligno, traducidas en deshumanización e humillaciones a la ciudadanía desde el Estado, sin que nadie nos explique nada, se excusen, se arrepientan o renuncien.
Manteniéndose un ritmo sostenido de escándalos y denuncias que gobierno alguno en el planeta soportaría. Donde los éticos de ayer son los grandes corruptos de hoy, ungidos en buenas maneras, y diálogos susurrantes, donde se dibujan excusas para protegerse, en un universo de simulaciones.
Nuestras pocas quejas no le quitan el sueño a ningún político millonario, como lo señalara recientemente, el más ordinario de todos, Félix Bautista. Quien al verlo nos recuerda las consecuencias de entregar tanto poder a seres ordinarios. “El Hombre ordinario con poder extraordinario es el principal peligro para la humanidad y no el malvado o sádico” [1], y es que el poder extraordinario hace que los individuos pierdan definitivamente la perspectiva del limitado rol existencial de los seres humanos.
Estando gobernados por individuos que al descubrir y vivir lo que el poder da y representa, se han apropiado de nuestras vidas y destino, pretendiendo perpetuarse en el continuismo, denigrando los adversarios, conduciendo la sociedad por un derrocadero que apenas comienza a proyectarse, como uno de los momentos más delicados de nuestra historia democrática.
Debemos tener presente, como bien lo demostró Fromm, que los líderes políticos son capaces de tomar decisiones desencadenantes de situaciones dolorosas para los pueblos y la humanidad, ejemplo que ilustró con la llegada de Hitler al poder a través de elecciones. Y que hoy son extrapolados a situaciones coyunturales en América Latina, a través de la ”dictadura constitucional", que no es más que la concentración de poder en un centro de decisión único, con la finalidad de fundar un régimen "político” tomando como ejemplo concretos a Chávez, Ortega, Fernández[2].
Recordando a Fromm, que esos hombres no son diferentes porque estén ungidos por las posiciones, son ordinarios, son seres egoístas y con poca capacidad de renunciar a sus ventajas personales en beneficio del pueblo. “Cuando tales hombres llegan a puestos de poder desde los que mandan y controlan a miles de hombres, pueden causar daños inmensos”.[3]
Nuestra incapacidad de situarnos en las dimensiones de las denuncias recientes del negocio, político empresarial a través de la corrupción, nos lleva a preguntarnos. ¿Qué sucedería si estos hombres que hoy nos gobiernan controladores del poder absoluto, ven su poder amenazado al verse desplazado del mismo en una sociedad, plena de descomposición social?
Es necesario enfrentar este tiempo con valentía y decirnos que es hoy que hay que hacer algo, para reinvertir esta situación, darnos la oportunidad de mejorar el país. Tanta violencia delincuencial, exige la comprensión y explicación para que las cosas empiecen a cambiar, planteándonos desde qué ámbitos estamos siendo dirigidos y manipulados, al punto de no poder reaccionar ante tanta agresión. Tenemos que realizar un esfuerzo, para comprender lo que viene sucediendo en esta sociedad a nivel de la gente, ello se convierte en un indicador alarmante.
Cómo puede ser que un padre olvide camino al colegio, que ha dejado su hijita en el carro, recordándola solo cuando ya era hora de recogerla. Estamos perdiendo las capacidades de una vida consciente y solo el automatismo nos guía.
Es bueno que sepamos que el deterioro moral, ético existencial por el cual pasa la sociedad y que se plasma en crímenes y agresiones diversas hacia nosotros mismos , hablan de necrofilia, (amor a la muerte) donde los padres han dejado de cuidar los hijos para violarlos y negociarlos, los hijos han dejado de obedecer a los padres para robarles y golpearlos, las parejas han dejado de amarse para asesinarse por amor, padres autómatas hasta la muerte, donde peloteros exitosos, se confunden en un presente delincuencial y marginal no superados, siendo esto solo un reflejo de una sociedad que presenta un “ síndrome de decadencia”, visto a diario en la conducta de la gente y “que mueve al hombre a destruir por el gusto de destrucción , y a odiar por el gusto de odiar”.
Mostrando una sociedad abandonada a su propia suerte, dirigida con mala fe, vigilada por un cuerpo del orden cansado y corrompido, donde la educación dejó de ser un asunto de Estado, para convertirse en un negocio de comida. La dimensión del daño está por determinarse, apenas están apareciendo los síntomas, sola la profundidad de la crisis nos hará ver cuánto daño se le ha hecho al pueblo.
Superar este deterioro es un trabajo de todos, pues contrario a este ‘’Síndrome de decadencia" esta el “Síndrome de crecimiento“, que como bien explicó Fromm ”(es el amor a la vida en cuanto opuesto, al amor a la muerte ,que parece manifestarse hoy), consiste en el amor al Hombre, a la independencia, tenemos que avanzar en una dirección que nos acerque más a nuestra esencia divina, como decía Buda.
Necesitamos recuperar las capacidades de amarnos, respetarnos, exigir, sancionar, cuestionar, rechazar. Es hora de buscar otros hombres, ordinarios tal vez, pero capaces de hacer cosas extraordinarias, desconcentrando el poder del ejecutivo, dándole oportunidad a ciudadanos ciudadanas serios que existen en este país invitándoles a sacar al pueblo del obscurantismo y la anomia, en cual lo han sumergido.
Ha llegado el momento, empecemos a frenar esta Dictadura Constitucional, y demos la oportunidad a otros hombres y mujeres para que nos gobiernen, poniendo freno al continuismo que genera una excesiva concentración de poder en manos de hombres ordinarios con poderes extraordinarios: ejerciendo más control social sobre los que vengan.
Tomado de acento.com.do
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