sábado, 7 de abril de 2012

LAMENTABLE

SEPULTARON LOS PRINCIPIOS DE BOSCH
Por Venecia Joaquín

Juan Bosch fue un hombre honesto. Amaba la literatura pero se dedicó también a la política para combatir la desigualdad social. Le dolía ver al pueblo con hambre, sumergido en la miseria, mientras un grupito disfrutaba de las mieles del poder, robándole sus bienes. Para combatir esta injusticia, fundó partidos políticos. El PLD, fue su gran esperanza. Estableció círculos de estudios, escuelitas, para enseñarle a sus miembros principios morales y cívicos, honradez, respeto a lo ajeno y estrategias para establecer la justicia social.

Quería, que de llegar al poder, se dedicaran a darle al pueblo oportunidades para elevar su nivel educativo y económico, sacarlo de la miseria, que llevaran una vida digna sin mendigar ni que lo humillaran con limosna. Bosch no resistía los poderosos insaciables, tutumpotes como los llamaba, mal usando el erario público. Combatió esas acciones desde todos los escenarios. Si ese pasado fue doloroso para él, este presente hubiera sido desgarrador, mortal. No hubiera resistido ver sus alumnos desechando su modelo para adoptar los que combatió.

Durante sus gobiernos, el PLD ha sepultado los principios de Bosch. Han repetido con más crudeza, los esquemas anteriores. Hay más pobreza y corrupción. El marco teórico que le enseñó, lo han utilizado para justificar y envolver con elegancia antivalores. Se olvidaron de lo humano, se concentraron en lo material, dinero rápido.

Metro en lugar de comida, parqueos en lugar de aulas, funditas en lugar de trabajo, “chorro de ideas” en lugar de hechos. Jamás se pensó que justificarían sus acciones en base a que otros hayan sido peores o más corruptos. Tampoco que usarían el Palacio para hacer negocios y fundaciones personales ni que sus dirigentes entrarían en la categoría de nuevos millonarios, con las villas y mansiones más espectaculares que los ricos de cuna. El círculo de estudios lo convirtieron en una universidad que forma doctores en corrupción de alto nivel.

No se esperaba que la famosa disciplina y valores bochistas, los usaran para arropar corruptos y engañar la base. Ni que intentarían establecer una dictadura constitucional, actuando bajo la voluntad del interés particular, sin respetar leyes de bien común. Hoy, la foto de Bosch colgada en paredes, busca confundir. De vivir, la mandaría a quitar. Han fortalecido la estructura que combatió. De ser la esperanza pasaron a ser la gran decepción.

El Presidente de la Republica y del PLD, Leonel Fernández, ha realizado sus sueños de parecerse a Balaguer, ahora quiere hacer del país un NY chiquito. ¿Pensó alguna vez en el pueblo? El candidato Danilo Medina, intenta recoger la pisoteada bandera de principios. “Yo no estoy haciendo una campaña electoral, estoy construyendo un sueño”. Otro soñando. ¿Cuál será el suyo? Los nuevos millonarios que le rodean, sonríen tranquilos. Se encargarán de trazarle las directrices. Mientras los pobres añoran cambios, a ellos les interesa proteger y aumentar su riqueza.

Es posible que el presidente saliente se dedique a la institución más próspera de su gestión: la Fundación Global, Funglode. La inició en su primer mandato y creció alimentada por sus ministros. Cual semilla de invernadero, se refugian en ella para incubar. El poder lo puede todo. Balaguer los ayudó a asumirlo para demostrar que “no somos suizos”. Aprendimos la lección.

Es obvio que al fallecer Bosch, lo sepultaron junto a sus principios. Adoptaron el estilo Balaguer. “Soy un Balaguer chiquito”, dice Leonel con orgullo. Lo superó. Lo demostró al lograr la primera parte del lema “Servir al partido para servir al pueblo”. La cúpula del PLD está bien servida. Gorda y colorá. ¿Cuándo servirán al pueblo? Ni Danilo en campaña lo sabe. ¡Qué pena!

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