MARTELLY: CONSTRUCCIÓN, CORRUPCIÓN Y CONDECORACIÓN
Por Amanda Castillo
Antropóloga
Para comprender la presencia del Presidente de Haití en las recientes denuncias que lo vinculan a la corrupción dominicana, es necesario analizar algunas declaraciones que nos remontan al terremoto del 12 de Enero de 2010.
Donde se destaca el rol que viene jugando el Presidente Michel Martelly en la construcción de su país, partiendo de declaraciones hechas en Caracas en meses pasados, donde anunciaba que su país había recibido US$ 4,500 millones, de los US$ 6,000 millones, que se estimaban recibiría de ayuda tras el sismo, señalando que ese dinero no fue invertido correctamente. Obviando que el colapso de la sociedad haitiana era anterior al terremoto, y que los organismos internacionales se quejaban de que “No aparecía nadie del gobierno en las reuniones”, [1] post catástrofe.
Advirtiendo los intelectuales haitianos, para entonces, que las estructuras del poder “quieren manejar el dinero, robar el dinero y no hacer el trabajo”[2], considerando los haitianos que la ayuda, era “tardía”, como destacó Susy Castor.
Reconociendo que “en un minuto el Estado haitiano se derrumbó”,[3] las agencias no tenían con quién hablar, mientras la población languidecía en la catástrofe.
La mayoría de las ayudas no pasaron por el gobierno, pues conociendo la fragilidad del mismo, las agencias internacionales y las ONGs empezaron a ejecutar como podían sus ayudas. Entonces el gobierno haitiano fue acusado de irresponsable y de limitar el proceso de ingreso de las ayudas. Mientras Haití, como Estado, era calificado de inviable, especialmente en época de catástrofe.
Lo cierto es que para muchos la tragedia haitiana se había convertido en un negocio redondo, donde se empezaban a ver los dividendos cuando los cadáveres aún estaban calientes.
Al considerar Martelly que el dinero no fue invertido correctamente y pretender que “pudo contribuir al desarrollo sustentable de Haití,” (primicia en el vocabulario de un político haitiano), lo que pretendía era que el gobierno controlase las donaciones permitiendo cierto accionar a las autoridades que solo cuentan con fondos externos ejecutados por los mismos donantes, preocupados por el nivel de corrupción histórica de Haití.
En este contexto, el rol que jugó República Dominicana durante la crisis post terremoto tuvo dos tiempos, el inmediato a la tragedia, que fue oportuno y generoso por parte del pueblo, y el que jugó el gobierno ante un Estado haitiano inexistente, como lo había hecho ver el mismo Presidente René Preval, al quedarse sin gobierno, tras el derrumbe de las estructuras.
Cuando Preval visitó República Dominicana, los contactos fueron entre individuos, entre figuras y no entre instituciones (“el caos es total, el gobierno se ha desmoronado”[4]), quedando los espacios de legitimación de los liderazgos personalizados entre ambos presidentes. “René Preval (…) ha encontrado en la República Dominicana una legitimación de su resquebrajado poder”[5], destacaba la prensa.
Las autoridades dominicanas legitimaron a Preval como el Presidente de Haití, sin gobierno ni instituciones; y Preval intenta legitimar al Presidente Leonel Fernández, como el líder internacional de la recuperación haitiana, algo que no pasó desapercibido, “República Dominicana busca consolidar liderazgo frente a la crisis haitiana”, decía el periódico Clave, el 11 de febrero de 2010.
Mientras, los ministros de ambos países hablaban de que la reconstrucción de Haití sería de “muchos millones”, como destacó Temístocles Montás. “Billones de dólares”, decía Preval. Todo parecía ser urgente, “la refundación tiene que comenzar hoy mismo” enfatizó el Primer Ministro de la época, Jean-Max Bellerive, al entrar en reunión el 13 de febrero con las autoridades dominicanas.
Pero refundar Haití pasaba por los principios básicos de la economía de trueque, según expuso el economista Miguel Ceara Hatton,[6] tarea que tomaría entre 10 a 20 años, en el mejor de los casos.
Lo cierto es que para muchos la tragedia haitiana se había convertido en un negocio redondo, donde se empezaban a ver los dividendos cuando los cadáveres aún estaban calientes.
La ayuda humanitaria movilizó U$60 mil millones, creyéndose que República Dominicana era el canal ideal para que las organizaciones internacionales se abastecieran.”[7] Mientras que desde República Dominicana se insistía en querer liderar la ayuda, algo que al final no se logró.
De la corrupción a la condecoración
Dos años después de la tragedia, la situación de los haitianos sigue siendo de emergencia. Cientos de miles viven en campamentos, mientras 5 millones de habitantes apenas pueden nutrirse. Tras recibirse cientos de millones de dólares en ayuda, Haití sigue siendo una sociedad que vive de las dádivas. Algo que conduce a Martelly a decir “hemos decidido cambiar las formas de hacer las cosas en Haití; no queremos más dádivas”. Comprendiendo, tal vez, que las dadivas históricas son una limitante al desarrollo de un país, porque hace perder a los pueblos sus capacidades de autogestión, haciendo un llamado a la inversión: “lo que queremos son negocios, inversiones”.
Tras las denuncias de corrupción de la periodista Nuria Piera, el pasado 31 de marzo, la figura de Martelly cobra importancia ahora, como beneficiario de 2 millones 500 mil dólares por parte de las compañías del senador Félix Bautista. Se evidencia así la incidencia de República Dominicana, en los asuntos internos de Haití, ya que dos candidatos presidenciales aparecen recibiendo fondos, la Sra. Manigat y Martelly.
Estos hechos afectan de manera negativa las relaciones de Haití y República Dominicana, que había mejorado tras el terremoto del 12 de enero de 2010, por la solidaridad mostrada por el pueblo y el gobierno dominicanos. En su momento fue aplaudido el gesto de la donación de la universidad y las medidas temporales a favor de los migrantes y refugiados haitianos que huyeron a la parte Este de La Española tras el terremoto.
El legislador Tholbert Alexis ha impulsado la creación de una comisión que investigue los alegatos de corrupción en las obras valoradas en cientos de millones de dólares que fueron otorgadas a empresas de Félix Bautista y a varios de sus amigos.
Como se ve, si bien el Congreso Haitiano carece de aire acondicionado, alfombra roja, y barrilito, contrariamente a todo lo esperado de un Estado fallido, un cierto rigor está presente entre los congresistas de oposición, en ese Parlamento que le ha rechazado a Martelly las nominaciones a Primer Ministro y que hoy le reclama que aclare su supuesta doble nacionalidad.
El hecho de que el Presidente Martelly no sea un político de carrera ni miembro de la inteligencia haitiana, lo hace débil en una sociedad donde el quehacer político es históricamente difícil. Su antigua profesión de músico popular no será suficiente para explicar y justificar cualquier eventual vínculo con los espacios de la corrupción dominicana, y que ha repercutido de tal manera hasta colocarlo en el ojo de la corrupción Latinoamericana.
La Presidencia haitiana ha rechazado categóricamente las acusaciones de corrupción mediante comunicado electrónico, que calificó de “fantasiosas e injustas” las historias publicadas por Nuria Piera, pero no aportó documentos que desmintieran los expuestos por la periodista investigadora, por Acento.com.do y otros medios dominicanos y otras naciones.
La reciente visita de Martelly a la capital dominicana, el pasado 26 de marzo, le permitió reunirse con el Presidente Leonel Fernández y firmar acuerdos que van desde asuntos de educación hasta medioambiente, recibiendo la condecoración de Duarte, Sánchez y Mella, en medio de las controversiales declaraciones de los delicados negocios del senador y empresario Félix Bautista, y sus nexos con el gobernante haitiano.
Estos hechos que han empañado el otorgamiento de tan altos honores y los motivos del viaje de Martelly, siendo su primer viaje oficial al país desde que asumió el 14 de mayo 2011.
Si bien la corrupción en nuestro país no tiene ningunas consecuencias, pues durante más de 30 años se han denunciando casos realmente escandalosos, sin implicaciones sobre las personas incriminadas, los hechos señalados parecen indicar que en la sociedad haitiana estos acontecimientos tendrán otras repercusiones.
En primer lugar, se verán empañadas las que ahora eran excelentes relaciones entre ambos países, de la cual dan testimonio los estrechos vínculos de Preval y de Martelly con los gobernantes dominicanos.
En segundo lugar, las denuncias de corrupción han comenzado a crear problemas de gobernabilidad en el Estado fallido haitiano un país sui generis, que a pesar de su escaso desarrollo es capaz de exigir explicaciones a sus funcionarios.
Demostrado ha quedado con la renuncia del ex primer ministro Garry Conille, quien da inicio al escándalo, al solicitar una auditoria de los contratos adjudicados grado a grado a Félix Bautista y a sus amigos. Así, la construcción, la corrupción y la condecoración vienen a ser el epílogo de un cuento inspirado en el rescate del pueblo haitiano de los escombros del terremoto.
[1] Paul Latortue, Declaraciones citadas por José Del Castillo, en su artículo Voces de Haití, Diario Libre 30-1-10
[2] Paul Latortue, ibídem
[3] Le Monde 2-2-2010, Jean Michel Caroit, Entrevista
[4] Susy Castor, Comentarios recogidos del artículo de José del Castillo, Voces de Haití, Diario Libre 30 de Enero del 2010
[5] Elías, Carlos Fco. Haití, la crisis Humanitaria, o la República en Crisis Permanente, 7 Dias.com.do, 28-10-2010
[6] Diario Libre. 11 de Feb. 2010
[7] Arredondo, Alejandro, Haití y el Mercado de las Ayudas Humanitarias, pp7; Diario Libre 14 Feb. 2010.
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