miércoles, 18 de septiembre de 2013

CONCORDATO, SANTA SEDE Y EL DAÑO INFLIGIDO AL CATOLICISMO

SANTO DOMINGO, R.D._ El daño moral y las consecuencias que el escándalo generado por el ex nuncio apostólico, Josef Wesolowski, han llevado a la iglesia católica dominicana, no se podría lavar ni siquiera cuando el presunto pederasta sea enjuiciado en la Congregación para la Doctrina de la Fe, dice en un análisis de amplio contenido que bajo la firma del veterano periodista Guarionex Rosa ha publicado el periódico Listín Diario.

Rosa dice que si es incomprensible que un hombre educado durante años por la iglesia, culto y con una hoja de servicios extensa en el cuerpo diplomático vaticano, saliera a las calles a buscar jovencitos para practicar sexo con ellos, también lo es que el caso fuera ignorado al parecer durante años. Y agrega:

Después de todo bien parada ha salido la Iglesia dominicana, el Gobierno y el Vaticano mismo puesto que al andar en zonas de algún peligro de Santo Domingo en búsqueda de menores, el ex nuncio se expuso a una agresión y daños físicos con consecuencias irreparables.

Que monseñor Wesolowski pasara tiempo en esas andanzas, casi desde que llegó al país hace cinco años, según el testimonio de uno de los menores abusados, sin que las autoridades lo notaran, evidencia también la falta de custodia que tienen los diplomáticos acreditados aquí.

Parece que las autoridades del Arzobispado, en cuyo vecindario ocurrían los hechos, solamente llegaron al conocimiento de la situación cuando un sacerdote incrédulo de los comentarios, observó una foto de aficionado en la cual el ex nuncio entregaba dinero a un niño.

Sin embargo, para el vecindario la visita diaria del jerarca vaticano era una molestia porque el pequeño jeep en el cual se desplazaba tenía una alarma sensible que se activaba cada vez que pasaba un camión de carga o una motocicleta de alto cilindraje que circulan por el malecón.

A nadie le habría pasado por la cabeza que un arzobispo del Vaticano, decano del Cuerpo Diplomático y frecuente oficiante de las misas de conmemoración en la Catedral de Santo Domingo y otros templos, podría estar dedicado a las actividades que se les achacan.

Las revelaciones del caso del ex nuncio Wesolowski en el programa Nuria, que han elevado la clasificación de ese espacio televisivo como el más visto del país, fue puro periodismo, como se habría hecho en países civilizados en los cuales la censura no tiene puesto.

La violencia contra los niños del malecón no tuvo la denuncia de los defensores de los derechos humanos, de los que abogan por la participación, la institucional, la justicia, los indignados y defensores del pueblo siempre listos para llevar temas políticos y de intereses a los medios de comunicación.

Convención y Concordato

Monseñor Wesolowski no podrá ser encausado por los tribunales dominicanos porque la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, de la cual República Dominicana es signataria, contempla la inmunidad de los diplomáticos acreditados en el país.

El artículo 29 de esa convención establece que “la persona del agente diplomático es inviolable. No puede ser objeto de ninguna forma de detención o arresto. El Estado receptor le tratará con el debido respeto y adoptará todas las medidas adecuadas para impedir cualquier atentado contra su persona, su dignidad o su libertad”.

Pese a que el artículo 32 dice que “el Estado acreditante puede renunciar a la inmunidad de sus agentes diplomáticos y de las personas que gocen de inmunidad conforme al artículo 37, es obvio que al llamar a Wesolowski de regreso a Roma, la Santa Sede quiso enjuiciarlo allá.

En el supuesto caso de que al ex nuncio se le hubiese hecho juicio en la RD, las escandalosas revelaciones habrían causado mucho daño al Vaticano y a la Iglesia dominicana, y habría expuesto a ambos al pago de indemnizaciones que podrían reclamar los afectados.

Tales indemnizaciones dispuestas por los tribunales o de común acuerdo con diócesis de los Estados Unidos en las cuales sacerdotes cometieron el delito de pederastia, han menguado las finanzas de las diócesis afectadas que, en algunos casos, han tenido que vender propiedades.

El Concordato suscrito entre la RD y el Vaticano, con las firmas del generalísimo Trujillo y el cardenal Tardini, Secretario de Estado, salvaría también de cualquier causa al destituido nuncio, quien al parecer está detenido en reclusión en Roma a la espera de una causa.

El Concordato, ahora objeto de críticas entre adversarios de la Iglesia dominicana, de agnósticos, miembros de otras iglesias y adherentes, fue considerado en una ocasión obsoleto por el doctor Balaguer. En ese momento dijo que su vigencia solamente tenía que ver con los privilegios que otorga.

Los daños que el escándalo ha causado a la iglesia universal son indudables, sobre todo en el descreimiento que los mismos provocan entre la feligresía católica. El manejo inicial del caso por parte del cardenal López Rodríguez ayudó en parte a sanar porque pidió perdón, pero su denuncia sobre las supuestas intrigas en los medios de comunicación le acarreó críticas mayores.

Peor hicieron los sacerdotes que participaron en una conferencia de prensa en la cual se leyó la declaración cardenalicia, porque indirectamente defendieron al ex nuncio Wesolowski, al minimizar sus caminatas por el malecón y el consumo de bebidas, y descalificaron a monseñor Agripino Núñez, quien fue el primero en señalar que el nuncio andaba en malos pasos.

Al menos López Rodríguez salvó su ropa pues viajó expresamente a Roma para verse con el papa Francisco y exponerle la situación escandalosa que se le había denunciado, lo que motivó que el nuncio fuera llamado a Roma sin despedidas ni ceremonias, a encarar el problema.

Ahora hay tres tormentos para la iglesia porque a lo del ex nuncio se unen los casos de su compatriota, un padre polaco llamado coloquialmente Alberto Gil, párroco de Juncalito, y del sacerdote dominicano, Manuel de Jesús Mota, párroco de Constanza, los dos acusados de pederastia.

Hay otros dos sacerdotes dominicanos en casos de violaciones sexuales.

Uno está condenado y ha sido llamado a cumplir su condena tras un tiempo en libertad bajo fianza y el otro está ahora en libertad bajo fianza esperando juicio definitivo.

Con una crisis mundial en las vocaciones, los escándalos en que se han visto envueltos los sacerdotes son algo peor que los casos recientes de curas jóvenes que han muerto en accidentes viales, por el daño moral que han causado a la Institución, quizás contagiados por el ambiente de desenfreno sexual y alcoholismo de una república merenguera.

listin.com.do

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