jueves, 13 de junio de 2013

14 DE JUNIO EN LA MEMORIA

Por Aura Celeste Fernández R.
acfr15@hotmail.com


Han vuelto a mi memoria viejas imágenes al leer y escuchar en estos días, sobre el 54 aniversario de la Expedición Heroica del 14 de junio, de ese puñado de patriotas dominicanos y latinoamericanos, contra el régimen dictatorial de Trujillo.

Debo decir que fue muchos años después, que pude reconstruir la historia sobre esos acontecimientos. En mi mente se fusionaron mis propias vivencias infantiles, con los relatos de mi madre, a través de los años.

Mi primer recuerdo vinculado al 14 de Junio es el de aquel día en que la policía del régimen penetró violentamente nuestra casa en la calle El Carmen 45, derribando la puerta, golpeando a mi abuelo paterno, en ese entonces en silla de ruedas y a mi abuela materna, llevándose preso a mi padre, luego de haberle apaleado salvajemente.

Recuerdo el estigma que todo este acontecimiento produjo entre muchas de las amistades, incluso familiares. Abelito, mi padre, era parte de una conspiración contra el Jefe. Los organismos secretos habían descubierto que era de los participantes en una reunión en Mao, el 21 de enero de 1960 y que habían formado un grupo clandestino que tomó como nombre "14 de Junio", la fecha en que los Expedicionarios habían desembarcado para derrocar con las armas al dictador y su régimen oprobioso.

Todo eso lo supe después. En aquellos años de mi niñez, "14 de Junio" era un nombre prohibido y no se podía mencionar ni hablar de lo que había ocurrido en mi casa. Para referirse a ello había que hacerlo por señas; tuvimos que dejar de visitar amistades, muchas otras dejaron de visitarnos, mi madre se vistió de listado, como una promesa para la salvación de mi padre; la puerta de la casa ya nunca más se dejaba abierta; en las noches todos nos resguardábamos en una habitación a obscuras, a esperar que llegara el "cepillo" del SIM, dejado encendido de forma deliberada y era cuando mi madre decía "ya están ahí, llegaron", colocaba sus manos sobre nuestras cabezas boca abajo en la cama, para que no se nos ocurriera hablar ni gemir, ni respirar con fuerza, máxime cuando los esbirros se desmontaban, metían un pasquín por debajo de la puerta y les oíamos encender fósforos. Hablaban de que iban a quemar nuestra casa de madera.

Cuando evoco el 14 de Junio el otro episodio que viene a mi mente son los viajes de mi madre Liliana, a "La Cuarenta" y "La Victoria", para visitar a mi padre preso durante siete meses, y a su regreso, juntarnos y hablarnos de él, decirnos que estaba bien, contarnos, casi en mímica, que todo iba a solucionarse, que pronto volvería, que nos mandaba recuerdos, que tal vez iríamos a verlo, y fue mucho después que me enteré de lo que sucedía en realidad: las golpizas, la solitaria, las pelas diarias, la silla eléctrica. Conocí, muchos años después, su foto de preso, muy delgado y con la cabeza raspada. Me llenó de orgullo cuando supe por varios de sus compañeros de prisión, que supo mantener su dignidad, que no delató a ninguno de sus compañeros y que más bien se preocupaba en mantener la alegría y la esperanza de todos.

Igual, se cruzan en mi mente, aquellas imágenes en que luego ya en mi casa se podía mencionar el "14 de Junio", levantar la bandera verde y negra, oír su himno, recibir a los amigos y a la familia y entonces el "14 de Junio" se volvió una imagen de alegría y de libertad. Fue luego que supe que ese cambio se debió al ajusticiamiento heroico del sátrapa.

Estas imágenes borrosas que conservo en mi mente, reconstruidas una y otra vez por la evocación de mi madre, son el retrato del final de una tiranía que nos aplastó a todos y en lo cual la expedición del 14 de Junio marcó el principio del fin.

Me imagino que al igual que en la mía, en muchas familias dominicanas hay un padre, una madre, un hijo o un primo que participó contra la tiranía y que de seguro marcó a muchos de los suyos y hoy es recordado por ellos como su héroe anónimo que les llena de orgullo, como me pasa a mi con mi padre.

Me parece increíble que ya han transcurrido 54 años de esa Expedición Heroica que marcó el curso de la historia del país y que esté aquí rememorándola, sabiendo la vigencia que aún mantienen las ideas de democracia y justicia social de esos patriotas dominicanos del siglo XX. Honremos su memoria.

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