domingo, 30 de octubre de 2011

El futuro del movimiento Ocupar: solidaridad y escalada

Por Mark Engler

Un mes después de haber comenzado con unos pocos cientos de personas manifestándose en Wall Street, el movimiento Ocupar ha crecido hasta incluir a decenas de miles de participantes por todo el país y ha capturado titulares en todo el mundo. Si no ha tenido un éxito más allá de sus más grandes expectativas es solo porque sus participantes han soñado en grande: imaginen un sostenido levantamiento popular que pudiera forzar cambios fundamentales en nuestro sistema económico y político –cambios que pudieran terminar con el dominio corporativo y promover la verdadera democracia.

De hecho, los movimientos pueden impulsar cambios significativos. Pero Ocupar Wall Street y sus ocupaciones aliadas aún tienen camino por andar antes de descubrir su potencial. Los dos temas más urgentes mientras planean sus próximos pasos: solidaridad y escalada.

¿“Cooptación” o Adulación?

A pesar de grandes éxitos en atrapar la mirada pública, el número real de personas acampadas en las distintas ocupaciones en todo el país sigue siendo relativamente pequeño. Aunque en varios centros focales como Nueva York y Los Ángeles acampan varios cientos de personas, los participantes de toda la noche en ciudades más pequeñas son unas docenas. Lo que refuerza el poder de estas acampadas es que son representativas de un descontento mucho mayor. Cifras mucho más grandes de simpatizantes acuden a los mítines masivos, marchas y demostraciones online de apoyo. Y lo que es importante, más organismos políticos establecidos –sindicatos, organizaciones de activismo y grupos comunitarios que representan grandes circunscripciones electorales – han ofrecido su apoyo al creciente esfuerzo de Ocupar.

A medida que más se unen, algunos activistas desconfían de algunas muestras de apoyo externo. En particular debido a que funcionarios del Partido Demócrata (incluyendo al presidente Obama y al vicepresidente Biden) han dicho cosas positivas acerca del movimiento, algunos han mostrado preocupación por la “cooptación”. Ellos argumentan que los liberales ajenos, “mientras aparentan apoyar los objetivos del Movimiento Ocupar”, en su lugar podrían “socavarlo desde dentro”.

La magnitud que el peligro de “cooptación” en realidad representa es asunto de opinión. En una entrevista reciente, Chris Maisano preguntó a la veterana teórica del movimiento social Frances Fox Piven acerca del tema. Piven es autora, entre muchos otros libros, del importante Movimientos de la gente pobre, y ha discutido ampliamente el tema de la cooptación en su obra.) Creo que en su respuesta ella dio en el clavo:

Maisano: "Como demuestran recientes comentarios hasta del presidente y el vicepresidente, muchas de las fuerzas institucionalizadas de la izquierda como los sindicatos, MoveOn y el Movimiento Van Jones del Sueño Norteamericano están tratando de ligarse a las protestas y convertirlas en lo que algunas personas llaman la versión liberal del Tea Party. ¿Cómo piensa usted que su compromiso puede afectar al movimiento? ¿Cómo deben relacionarse con ellos los activistas que son el núcleo del movimiento?”
Piven: "Deben ser amistosos. Deben pedirles que hagan cosas; deben darles tareas. Y no deben adoptar la insignia de esos grupos como propia. En otras palabras, deben mantener una considerable autonomía, pero no obstante deben tratar a esos grupos como aliados: no debieran permitir que Van Jones les diga lo que tienen que hacer. En parte porque en realidad ellos parecen saber hacerlo mejor”.

“Así que no creo que ese es su mayor problema, la manera de tratar a sus antiguos partidarios”.

El peligro de la cooptación debe analizarse en su contexto. Ha habido algunas instancias claramente oportunistas por parte de demócratas que han tratado de capitalizar el movimiento, como el nada radical Comité de Campaña Congresional Demócrata que trató de construir su lista de correos por medio de una petición de “Yo Apoyo a Ocupar Wall Street”. ¿Pero realmente es posible que el Partido Demócrata de alguna manera se lance a “tomar el control” del movimiento Ocupar? No parece ser ni siquiera una remota posibilidad.

Es más, Peter Drier ha mencionado que, cuando se trata de cambio social, la imitación es la forma más sincera de la adulación. El hecho de que figuras importantes intenten cooptar y promover versiones edulcoradas de las exigencias de movimiento (como hicieron con demandas en un tiempo radicales como “impuesto progresivo sobre los ingresos, jornada laboral de ocho horas, elección directa de los senadores, seguro de vejez y derechos electorales para los afro-norteamericanos”) no es una derrota, sino una señal de victoria. Por supuesto, si los activistas usan esto como una excusa para terminar por hoy, ese sí es un problema. Pero si lo tratamos como una ocasión para presionar a favor de cambios aún mayores, es algo muy positivo.

Unión de Fuerzas, Ganancia de Poder

Un problema con la retórica de la “cooptación” es que presenta bajo una luz negativa la necesidad de expansión del alcance del movimiento. Hace que Chris Hedges, en un cri de coeur radical más papista que el Papa, adopte argumentos de la derecha que denuncian a aliados como “capos sindicales”, en vez de enfocar la formación de una coalición de manera constructiva. Esto es desafortunado. Porque aunque la cooptación es algo que debe evitarse, el fomento de la solidaridad es una necesidad más actual y apremiante para el movimiento Ocupar.

Aún antes de que existiera Ocupar Wall Street, había mucha gente trabajando para enfrentarse a los bancos, revertir las ejecuciones de hipotecas y retar al poder corporativo. El problema fue que sus esfuerzos eran aislados y casi universalmente ignorados por los medios. El movimiento Ocupar ha creado una gran oportunidad para que muchas de estas campañas se vean a sí mismas como parte de una lucha unificada y para que reciban una inyección adicional de energía. A cambio, mientras más grupos se unan y se consideren parte del esfuerzo de Ocupar, el movimiento será más capaz de mantener su status como una creciente y dinámica fuerza. Adquiere un mayor número de participantes, más diversidad y credibilidad en aumento.

Muchas acciones que diferentes ocupaciones locales han adoptado surgieron de la solidaridad con grupos que ya estaban organizando para defender los intereses del 99 por ciento. Uno de muchos ejemplos: Ocupar Los Ángeles se unió con una acción de ejecución de hipotecas contra varios bancos y lograron la revocación de al menos una decisión de ejecución. Esta acción –maravillosamente militante y eficaz – no surgió de la ocupación en sí. Por el contrario, ya había sido coordinada por la Alianza de Californianos para el Empoderamiento Comunitario (ACCE), una organización comunitaria de LA. Pero el hecho de que el movimiento Ocupar prestara su solidaridad fue una bendición para todos los implicados. Sumó una tonelada de energía a la acción directa de la ACCE. Y para la gente de Ocupar, la acción positiva de los medios creada por la acción generó mayor entusiasmo por la acampada en el Ayuntamiento y ayudó a que asistiera una mayor variedad de personas a las asambleas de la ocupación.

Cuando Piven argumentó que la cooptación no es el mayor problema del movimiento Ocupar, su entrevistador replicó: “¿Cuál cree usted que es el mayor problema?”

Piven dio una respuesta profética: “Extender el movimiento. Pensar en segunda, tercera, cuarta y quinta fases, Otras formas de protesta perturbadora que tenga más empuje que ocupar una plaza”.

Ella tiene razón. Si el movimiento Ocupar va a seguir llamando la atención de los medios y continuar ganando impulso, debe promover la escalada. Esto podría agregar muchos pasos, incluyendo la ocupación de bancos, continuar con el uso de acción directa en contra de las ejecuciones de hipotecas y adoptar días internacionales de acción adicionales. La solidaridad será una parte importante de todo esto.

Dentro del llamado de “Somos el 99 por ciento” está la idea de que, aunque nadie puede apoderarse del movimiento –ningún individuo o grupo en solitario puede determinar que ha terminado o anunciar que su ambición ha sido satisfecha – la coalición de los que se invita a sumarse es vasta. El movimiento saca fuerzas de su alcance. Y eso no es una parte pequeña de su brillantez.

Mark Engler es analista principal de Foreign Policy In Focus y autor de Cómo dominar el mundo: la próxima batalla por la economía global (Nation Books). Se le puede contactar por medio del sitio web http://www.DemocracyUprising.com.

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