martes, 4 de octubre de 2011

TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Quizás muchos líderes políticos dominicanos padezcan este mal

Por HAMLET HERMANN

Hay que mantenerse estudiando si es que pretendemos no quedar atrás en el campo del conocimiento. Leer es la mejor forma de aprender de cosas nuevas en este mundo en el que no hay día que amanezca sin un invento o un descubrimiento.

Hojeando de hoja y ojeando de ojo encontré unas anotaciones sobre el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. En inglés Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, o simplemente DSM, de la American Psychiatric Association (APA). El documento contiene una clasificación de los trastornos mentales y proporciona descripciones claras de las categorías diagnósticas que, de tan simples, hasta los ignorantes de la psiquiatría, podemos entender.

Llama mucho la atención la forma en que la APA trata y diagnostica el Trastorno Narcisista de la Personalidad (TNP) dentro de un grupo de desórdenes dramáticos, emocionales y erráticos. Esta afectación mental presenta como principal síntoma un sentimiento excesivo de la propia importancia del afectado. De acuerdo con los psiquiatras estadounidenses, el trastorno narcisista de la personalidad se caracteriza por un patrón generalizado de grandiosidad. Está lleno de fantasía en el comportamiento, de la necesidad de admiración y de la carencia de empatía con quienes rodean o dependen del enfermo.

Y entonces me dio por seguir leyendo. No cesaba de asombrarme ante la semejanza entre el contenido de la tabla de diagnósticos y el comportamiento cotidiano de algunos políticos de renombre en República Dominicana.

Con la sencillez que caracterizan las clasificaciones made in USA, encontré una lista de nueve síntomas. Aquella persona cuyo comportamiento coincida con cinco o más criterios de esta corta lista, puede ser diagnosticada, de acuerdo con el enfoque de los psiquiatras estadounidenses, como un enfermo mental afectado del trastorno narcisista de la personalidad.

Pensemos en los “líderes” políticos dominicanos y apliquémosles esta lista de síntomas. Quizás encontremos que, mientras más arriba se encuentran en la pirámide de la administración del Estado dominicano, más afectados podrían estar por el TNP.

1. Tiene un sentido grandioso de su propia importancia. Su visión de las cosas es el patrón al cual el mundo debe someterse.

2. Le absorben fantasías de éxito ilimitado, poder y conceptualización brillante.

3. Se considera especial y único, y sólo puede ser comprendido por mentes privilegiadas. Asimismo considera que sólo debería asociarse con otras personas que él considere especiales o de alto estatus personal o institucional, como reyes y Presidentes.

4. Requiere excesiva admiración. Es un síntoma que denota una autoestima vulnerable y una gran preocupación por cómo son interpretados sus trabajos y decisiones, supuestamente realizadas a favor de sus seguidores.

5. Mantiene un gran sentido de sus propios derechos, no así de sus deberes. Piensa que los demás le deben todo lo que disfrutan. Tiene un sentido de "categoría social" con irrazonables expectativas de un trato especialmente favorable a sus propuestas o de una aceptación automática de sus deseos.

6. En sus relaciones interpersonales es explotador. Se aprovecha de los demás para conseguir sus propios fines aunque tenga que comprar el respaldo para sus planes. Siempre espera que otros le den todo lo que él desea, sin importar que los perjudique. Parte del criterio de que aquellos están incondicionalmente interesados en el bienestar del afectado por el trastorno.

7. Carece de empatía y es reacio a reconocer o identificar las necesidades y sentimientos de los demás. La diferencia entre el bien y el mal viene dada por su propia conveniencia.

8. Es frecuentemente envidioso de los demás al tiempo que cree que los demás le tienen envidia. Las personas inteligentes, sanas, que simplemente son más valiosas o agraciadas, se convierten entonces en una amenaza para esa imagen artificial con la que sustenta su autoestima. Su comportamiento en relación con ellos es manipulativo y, cuando la manipulación no surte efecto, perseguidor.

9. Muestra actitudes y comportamientos arrogantes, altivos o prepotentes haciéndose esperar de forma interminable para demostrar la superioridad que él mismo se concede.

Debe ser interesante hacer una valoración de los políticos dominicanos en función de estos nueve puntos. Con esto podríamos determinar, científicamente, cuántos necesitan tratamiento psiquiátrico urgente para que no sigan haciendo tanto daño al resto del pueblo con sus trastornos de personalidad.

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