Por Paul Krugman
Bien, la Casa de Representantes pasó el proyecto de ley Waxman-Markey sobre el cambio climático. En términos políticos, fue un logro extraordinario.
Pero 212 congresistas votaron no. Unos cuantos de esos votos negativos fueron de congresistas que consideraban el proyecto de ley demasiado débil, pero la mayoría lo rechazó porque rechazaban la noción de que tengamos que hacer algo acerca de los gases de invernadero.
Mientras observaba a los negadores defender su postura, yo no pude sino pensar que estaba siendo testigo de una forma de traición: una traición en contra del planeta.
Para apreciar en toda su dimensión la irresponsabilidad e inmoralidad de la negación del cambio climático, sólo debemos conocer el giro desolador que han tomado las investigaciones más recientes acerca del tema.
Lo cierto es que el planeta está cambiando más rápido de lo que aun los pesimistas anticipaban: las capas de hielo se reducen y las zonas áridas aumentan a un ritmo aterrador. Y de acuerdo a un número de estudios recientes, una catástrofe en la que un aumento de temperatura tan grande que resulta casi impensable, no es mas una mera posibilidad. Es, en vez, el más probable escenario si continuamos nuestro curso presente.
Así, investigadores del MIT, quienes anteriormente habían pronosticado un aumento de temperatura de un poquito más de 4 grados para finales de este siglo, ahora predicen un aumento de más de 9 grados. ¿Por qué? Porque las emisiones globales de gases de invernadero están aumentando más rápido de lo que se esperaba; algunos factores mitigantes, como la absorción del Dióxido de Carbono por los océanos, han resultado ser más débiles de lo esperado; y existe evidencia creciente de que el cambio climático es de retroalimentación positiva; o sea, que el aumento de temperaturas causa la descongelación de parte de la tundra ártica, lo cual libera aún mas Dióxido de Carbono a la atmósfera.
El aumento de temperaturas en la escala pronosticada por los investigadores del MIT y otros crearía enormes alteraciones en nuestras vidas y nuestra economía. Como apunta un reciente autoritativo informe del gobierno de los Estados Unidos, para finales del siglo New Hampshire podría tener el clima que Carolina del Norte tiene hoy, Illinois el clima del Este de Tejas, y las olas mortales de calor, las que tradicionalmente ocurren una vez en una generación, podrían convertirse en eventos anuales y bianuales.
En otras palabras, estamos enfrentando un peligro patente y presente para nuestra forma de vida y tal vez para la civilización en sí, ¿cómo puede alguien justificar su negativa a actuar?
Bien, a veces aun los análisis más autoritativos pueden equivocarse. Y si los forjadores de opiniones y los políticos basaron su disentir en trabajos y estudios arduos, si han estudiado el tema cuidadosamente, consultando con expertos y han llegado a la conclusión de que el consenso científico abrumador es desacertado, ellos podrían por lo menos reclamar que están actuando responsablemente.
Pero si usted observó el debate del viernes (26 de junio 2009), usted no vio a personas que han pensado intensamente acerca de un tema crucial y están buscando hacer lo correcto. Lo que vio, en vez, fueron personas que no mostraron señales de que estaban interesadas en la verdad. A ellos no les gustan las implicaciones políticas del cambio climático y por lo tanto decidieron no creer en eso y se agarran de cualquier argumento, no importa lo poco respetable que sea, para justificar su negación.
Efectivamente, si hubo un momento crucial en el debate del viernes, fue la declaración del congresista Paul Broun de Georgia de que el cambio climático es una “tomada de pelo… perpetrada por la comunidad científica”. Yo llamaría a eso una teoría conspirativa loca, pero al hacerlo sería injusto con los teóricos de conspiraciones locas. Después de todo, para creer que el calentamiento global es una broma hay que creer en una vasta red de conspiradores consistente de miles de científicos: una red tan poderosa que se las ha ingeniado para crear récords falsos de todo, desde las temperaturas globales al hielo del océano Ártico.
Y con todo, la declaración del Sr. Broun fue recibida con aplausos.
Viendo este desdén por la ciencia, me muestro reacio a mencionar la deshonestidad de los negadores en lo económico. Pero además de rechazar la ciencia de la climatología, los oponentes del proyecto de ley se empecinaron en tergiversar los resultados de estudios del impacto económico del proyecto, lo cual sugiere que el costo será relativamente bajo.
Con todo, ¿sería justo llamar la negación del cambio climático una forma de traición? ¿No actuaron los congresistas como se acostumbra en política?
Sí, actuaron como es costumbre, y es por eso que resulta imperdonable.
¿Recuerda los días en que los oficiales de la administración Bush clamaban que el terrorismo representaba una “amenaza existencial” para la nación, una amenaza ante la cual las reglas normales no eran aplicables? Eso era una hipérbole, pero la amenaza existencial del cambio climático sí es real.
Sin embargo, los negadores están escogiendo deliberadamente ignorar la amenaza, exponiendo las futuras generaciones a un peligro grave, simplemente porque va a favor de sus intereses políticos inmediatos, pretender que no hay nada de qué preocuparse. Si eso no es traición, yo no sé qué es.
Columna de opinión editorial publicada por The New York Times el día 29 de junio de 2009. El autor, Paul Krugman, fue el ganador del premio Nobel de economía en 2008. Traducido por Isaías Medina Ferreira.
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martes, 30 de junio de 2009
Traicionando el planeta
sábado, 27 de junio de 2009
EL OTRO YO DEL DR. MERENGUE
El Dr. Merengue es un atildado personaje, correcto y educado, nunca pierde la compostura. Pero el impecable Dr. tiene una cara oculta. Como en Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Stevenson, hay una doble personalidad, y su inconsciente freudiano, literalmente, sale a decir lo que realmente piensa.


El Dr. Merengue es abogado, un solicitado profesional. Está casado con una mujer que dista de ser una de las famosas chicas dibujadas por Divito. Tanto su esposa como su jefe suelen ser blanco del otro yo. Este ser también aparece para burlarse de los defectos ajenos, mostrar ironía o incredulidad y, por supuesto, perseguir mujeres. Todo lo que le está vedado al imperturbable Dr.

El otro yo del Dr. Merengue se publicaba en tiras y a página completa. El recurso era siempre el mismo: el otro yo aparece para contradecir los dichos o la conducta del Dr. Versión algo desfigurada y transparente de Merengue, puede aparecer emergiendo de su cuerpo o independizándose de él, incluso tomando distintas formas.

En una anécdota de Guillermo Divito está el origen del personaje. Había ido al hipódromo con un amigo, que tras unas carreras perdió su dinero. Le prestó veinte pesos, con los que el amigo pudo ganar unas apuestas, mientras Divito perdía su dinero. El amigo, contento, siguió apostando, pero jamás pensó en devolver el préstamo.

Cuenta Divito: "Era amigo mío, pero no tanto como para que le reclamara la deuda. Sin embargo, interiormente le decía un montón de cosas imposibles de reproducir. Ahí mismo concebí al doctor Merengue y a su otro yo. Ese otro yo que dice las cosas que el doctor piensa, pero que se ve impedido de expresar.

En noviembre de 1945 Divito lanzó la exitosa revista Rico Tipo, y allí publicó sus grandes creaciones, entre ellas El otro yo del Dr. Merengue, que ya era conocido porque había comenzado a publicarse en la revista El Hogar y desde el primer número del diario Clarín, en agosto de 1945.
La historieta gana popularidad y se editan libros con recopilaciones de las tiras publicadas. Aparece su revista como suplemento en Rico Tipo, donde también aparecía un epistolario del Dr. Merengue, con textos en los que entre paréntesis se expresaba su otro yo.
Disfrute algunas tiras (Haga clic en la imagen para ver mejor; para regresar a YOUMETHEMUS, presione la X a la derecha de la gráfica).





Fuente: De Santis, Pablo, Rico Tipo y las chicas de Divito, Espasa Calpe Argentina, 1994.
Gociol, Judith y Rosembreg, Diego, La historieta Argentina, Ediciones de la Flor, 2000.
Tomado de: http://www.historieteca.com.ar/Historietas/drmerengue.htm
(1) JOSÉ ANTONIO GUILLERMO DIVITO (Buenos Aires, 16 de julio de 1914 - Lages, Brasil, 5 de julio de 1969) fue un dibujante, humorista, caricaturista, historietista y editor argentino que, a través de sus ilustraciones e historietas, cambió el pulso del humor gráfico argentino en las décadas de 1940 a 1960. Fue el fundador y director de la famosa revista Rico Tipo.
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viernes, 26 de junio de 2009
Mafalda 1
Haga clic en la imagen para ver mejor; para regresar a YOUMETHEMUS haga clic en la flecha izquierda (Back, Hacia atrás) de su navegador.Mafalda, tira cómica escrita y dibujada por el humorista gráfico argentino Joaquín Salvador Lavado (Quino).
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miércoles, 24 de junio de 2009
Permitan los esteroides en el Salón de la Fama
Por ZEV CHAFETS
Cuando el Salón de la Fama del béisbol conmemore su 70 aniversario con un juego de exhibición en Cooperstown, NY, este domingo, cinco de sus miembros jugarán en el “campo de sueños” nacional. Por lo menos dos de ellos, Paul Molitor y Ferguson Jenkins, fueron atrapados en los 80 por usar cocaína. Molitor dijo luego que él estaba seguro de no ser el único jugador en su equipo que usaba drogas.
Dado lo que sabemos hoy acerca del hábito de drogas en el béisbol, la observación suena pasada de moda. El reporte de esta semana en que se cuenta que Sammy Sosa dio positivo al uso de drogas para mejorar el rendimiento en una prueba en 2003, es sólo la última en una larga lista de revelaciones. Barry Bonds, Roger Clemens, Alex Rodríguez, Manny Ramírez, Mark McGwire, ¿cuál de los grandes jugadores no ha sido vinculado al uso de drogas?
Desde los inicios del béisbol, los jugadores han usado cualquier sustancia que ellos crean les puede ayudar a rendir más, a curarse más rápido o a relajarse durante una temporada larga y estresante. Ya en 1889, el lanzador Pud Galvin ingirió testosteronas de monos. Durante la prohibición, Grover Cleveland Alexander, también lanzador, calmaba sus nervios con alcohol prohibido federalmente, y no menos un experto que Bill Veeck, quien fuera dueño de varios equipos de ligas mayores, decía que Alexander era mejor lanzador borracho que sobrio.
En 1961, durante su competencia de cuadrangulares con Roger Maris, a Mickey Mantle de repente le salió un absceso que lo mantuvo en el banco. Fue resultado de una aguja infectada utilizada por Max Jacobson, un curandero que inyectó a Mantle con un caldo casero conteniendo esteroides y “speed”. En su autobiografía, Hank Aaron admitió haber tomado una vez una pastilla de anfetaminas durante un juego. John Milner, de los Piratas, testificando en un juicio contra un narcotraficante, dijo que su compañero de equipo, Willie Mays, mantenía “jugo rojo”, una forma liquida de “Speed” en su armario. (Mays lo ha negado). Después de haberse retirado, Sandy Koufax admitió que él estaba a menudo “medio alto” en la lomita fruto de los calmantes que tomaba para calmar su brazo adolorido.
Por décadas, los cronistas de béisbol con derecho al voto para elegir los jugadores al Salón de la Fama, protegían a estos del escrutinio público. Cuando la Internet (y los libros de denuncias de dos ex jugadores, Jim Bouton y José Canseco) les permitió a los fanáticos ver la realidad, los cronistas de béisbol fueron tildados de imbéciles o payasos. Encolerizados, estos formaron un frente para sacar a todos los consumidores de drogas del juego.
Pero las súper estrellas de hoy tienen abogados y un sindicato. Ellos saben cómo manipular los medios noticiosos. Y tienen mucho dinero. La única forma de castigarlos es negarles un lugar en Cooperstown. El castigo se ha aplicado ya a Mark McGwire y muchos otros están en línea.
Eso no hace sentido. En un día cualquiera, las gradas están abarrotadas de jóvenes que usan Addarell y Ritalin (estimulantes utilizados para tratar el desorden de déficit de atención por hiperactividad) y de estudiantes universitarios que usan Provigil (una droga para combatir la narcolepsia) como ayuda para el estudio. El tipo que canta el himno nacional probablemente ha tomado un bloqueador beta para calmar su miedo al escenario. Le guste o no, las sustancias de realce están aquí para quedarse. Y son tan parte del juego nacional como son los hot dogs a $5.50, los agentes libres y la cirugía de codo Tommy John.
Los puristas dicen que los esteroides alteran el juego. Pero desde que el salón abrió sus puertas, el béisbol nunca ha parado de cambiar. Los bateadores ahora usan material de relleno en el cuerpo y cascos protectores. El montículo ha subido y ha bajado. Los bates ahora son más explosivos. Los juegos nocturnos afectan la visibilidad. Los jugadores se mantienen en forma entre una temporada y la venidera. La expansión ha alterado la geografía del juego. Y su composición demográfica lo ha cambiado más allá del reconocimiento. Babe Ruth nunca enfrentó un lanzador negro. Como dijo Chris Rock, el comediante, el récord de Ruth consistió de “714 cuadrangulares de acción afirmativa”. Esto no disminuye los logros de Ruth, pero los pone en contexto.
Las estadísticas cambian también. En 1908, Ed Walsh lanzó 464 entradas; en 2008, C. C. Sabathia encabezó las mayores con 253. ¿Y qué? Tanto uno como el otro fue el líder bajo las condiciones prevalentes en sus respectivas eras.
A pesar de esos cambios, o debido a ellos, los estadounidenses continúan amando el béisbol. Los fanáticos aceptarían cualquier cosa excepto el presentimiento de que se les está mintiendo. Las sustancias de realce no matarán el juego; es el encubrimiento lo que podría ser fatal.
El béisbol, encabezado por el Salón de la Fama, debe aceptar eso y reemplazar la mitología y las tergiversaciones con el realismo y la honestidad. Si todos tienen acceso a las mismas drogas y métodos de entrenamiento, y a los fanáticos se les dice cuáles son, entonces el campo estará nivelado y los fanáticos serán capaces de interpretar lo que ven en el diamante y en los numeritos.
El último argumento de los puristas es que el uso de drogas para mejorar el rendimiento da un mal ejemplo a los atletas jóvenes. Pero los jugadores de béisbol no son niños; son adultos en una profesión muy competitiva y estresante. Si ellos quieren utilizar esteroides anabólicos, u hormonas de crecimiento humano o testosteronas de toros, son ellos quienes deben decidir. En cuanto a los niños, el gobierno puede regular el uso de esas sustancias como hace con el tabaco, el alcohol y las medicinas recetadas.
El Salón de la Fama del béisbol, que comenzó como una atracción turística local y un truco de publicidad de las ligas mayores, se ha convertido desde entonces en un campo de sueños nacional, y ahora en un campo de batalla. Si se rinde ante los moralistas que quieren retornar el reloj a una imaginada edad de oro, y excomulga a los más grandes atletas jamás visto, sufrirá el destino de todos los campos de batallas para quienes se hallaban en el lado equivocado de la historia: la oscuridad.
Publicado el día 20 de junio como una opinión editorial por The New York Times. Traducido por Isaías Medina-Ferreira.
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Viktor Frankl (1905 - 1997)
Frankl fue un siquiatra Austríaco, contemporáneo de Sigmund Freud, Alfred Adler y Wilhelm Reich. En los albores de la Segunda Guerra Mundial, en 1939, Frankl, un judío, obtuvo una codiciada visa a los Estados Unidos, la cual dejó expirar sin usar, pues no quería abandonar a sus ancianos padres. Más tarde su padre, su madre, su hermano y su esposa, fueron todos exterminados, mientras él estaba prisionero en Auschwitz. Como resultado de sus experiencias, Frankl desarrolló una filosofía personal que él denominó “Logoterapia”, la cual articuló en 1946 en un libro titulado “El hombre en busca de sentido” (Man’s Search for Meaning). Fue éste el primer libro moderno de autodesarrollo. Todavía disponible, ha vendido más de nueve millones de copias y ha sido denominado por la Librería del Congreso como uno de los diez libros más influyentes en los Estados Unidos.
Frankl apuntaba alto. Su libro se reviste del inconfundible rasgo de la grandeza, un resonante trasfondo de optimismo poderoso que ha visto lo peor de la naturaleza humana sin dejarse doblegar. Abordando inequívocamente sus experiencias en el campo de concentración, el libro es mucho más que una crónica de las abominaciones cometidas por los Nazis. En su lugar, sus experiencias del Holocausto son casi un incidental en el marco de una verdad más profunda.
Desde la perspectiva de un observador objetivo, Frankl conduce al lector en un viaje a través del mundo del sufrimiento y nos muestra cómo enfocar el sufrir en un contexto más amplio. Deriva lecciones y conclusiones de Auschwitz como si hubiera sido un salón escolar existencial. Es su parecer que nadie puede escapar del sufrimiento. Todos, si no lo hemos experimentado ya, sufriremos la pérdida de un ser querido, sentiremos el peso de lo inhumano y los prejuicios del mundo, nos enfermaremos, nos sentiremos deprimidos o solitarios, nos pondremos viejos y débiles y con el tiempo moriremos. Pero la mayor tragedia es perder el sentido de propósito en la vida. Y es éste precisamente el mayor mal de nuestro tiempo.
A fin de que no perdamos la fe en nuestro prójimo, Frankl reporta que había triunfos de la dignidad humana aun en la desdicha y la degradación de los campos de concentración y que encontrar significado a la vida es posible aun en esas abyectas condiciones. Frankl postulaba, “... que aquello últimamente responsable por el estado interior del prisionero no eran tanto las causas físicas, sino el resultado de su libre albedrío. Observaciones sicológicas de los prisioneros ha demostrado que sólo aquellos hombres que permitieron el colapso de su fortaleza moral y espiritual, sucumbieron a las influencias degenerativas del campo... Aunque condiciones tales como la falta de sueño, insuficiencia alimenticia y las variadas formas de estrés sugieran que los presos deban reaccionar de una manera determinada, en último análisis, resulta claro que la persona en que el prisionero se convertía, era el resultado de una decisión interior, y no el resultado de la experiencia del campo en sí. Fundamentalmente, por lo tanto, cualquier hombre puede, aun bajo tales condiciones, determinar lo que va a ser de él, tanto mental como espiritualmente”.
Y para los sarcásticos entre nosotros que creen que la naturaleza humana es inherentemente mala, Frankl apunta lo siguiente: “Fue el hombre quien inventó las cámaras de gas de Auschwitz; pero fue también ese mismo ser quien entró a esas cámaras con un Rezo al Señor o un “Shema Yisrael” a flor de labios”.
Apenado por la atracción a la vida placentera de la presente generación, Frankl fue un hombre de francas opiniones hasta el final. Tenía especial desdén por el asedio sin miramientos y el hambre de chisme de los medios de comunicación. Él, que había sido tremendamente popular como conferencista en los años 50 y 60, llegando a ser conferencista visitante de varias universidades prestigiosas del mundo, incluyendo a Harvard en 1961, en su última visita a los Estados Unidos, en 1990, penosamente ninguna cadena televisiva estuvo interesada en entrevistarlo; lo cual es un revelador comentario del nivel colectivo del discurso público en este país. Frankl tenía tanto de valor para compartir con esta generación; su mensaje era tan oportuno como en 1946.
Matthew Scully lo resumió así en una pieza panegírica en The Wall Street Journal:
“Frankl fue quizás el más agudo analista de la Cultura Secular, esa forma moderna de jurar devoción a personas distantes, causas e ideales, mientras nuestra propia vida se deshace... es una apuesta segura que no veremos a Viktor Frankl en la cubierta de Time o People. Pero su muerte nos recuerda porqué debemos apreciar la sabiduría al menos tanto como la belleza: la necesitamos más y perdura por más largo tiempo”.
(*) Traducido del Inglés por Isaías Medina Ferreira
Rechacemos la homofobia
Por Isaías Medina Ferreira
Presento aquí un tema espinoso —el de los homosexuales—, que debido a la ignorancia, o al comportamiento descarado y de poco recato de ciertos homosexuales, muchas veces vulgarizamos y que por la falta de ganas no enfrentamos con la seriedad, la madurez y la propiedad que merece. Como sociedad, creo que debemos estar dispuestos a debatir este tema con altura, pues no desaparecerá porque lo ignoremos. Así que, antes de condenarme a priori, los invito a leer, a investigar, y a sacar conclusiones responsables e informadas.
Como a la mayoría de heterosexuales, me exaspera el afeminamiento excesivo y el exhibicionismo descarado de muchos homosexuales. Muchos de ellos son frescos y hasta degenerados. Así también habemos muchos heterosexuales, lamentablemente.
También me molesta que muchos homosexuales quieran poner su estilo de vida en una vitrina, como buscando admiración, y traten de imponerlo a los demás. Tan absurdo es que quienes no sabemos qué mueve a los homosexuales a tener sus preferencias tratemos de amoldarlos a las nuestras, como que ellos traten de amoldarnos a las suyas.
Pero hasta ahí se extienden mis diferencias con ese sector de la sociedad. Para mí, sin importar sus preferencias sexuales, religiosas o políticas, todos los humanos, no importa cuáles sean sus virtudes y sus defectos, de los que todos somos un compendio, tienen derechos individuales inalienables, los cuales merecen nuestro respeto.
Cada quien tiene el derecho a vivir su vida como considere apropiado, siempre que no viole leyes establecidas, y no por ello ser discriminado. Por otro lado, es bueno que estemos claros en que nadie merece privilegios especiales por el solo hecho de su estilo de vida.
La homosexualidad es tabú entre los latinoamericanos y muchos de nosotros la mira como un “defecto adquirido” o una degeneración de la que debemos avergonzarnos; como un pecado capital, que debe condenar a sus practicantes a exhibir una “H escarlata” de por vida en su frente, o como una enfermedad contagiosa de la que debemos proteger a la sociedad como si se tratara de la peste.
Los homosexuales siempre han sido blancos fáciles para que descarguemos nuestras frustraciones y hasta nuestro odio de manera impune. Los chistes más crueles, son a costa de los homosexuales. Para muchos de nosotros, los homosexuales son todos degenerados e inmorales, y están más cerca de las bestias que de los humanos.
No hay dudas de que nos alimentamos de la ignorancia, sin detenernos a escudriñar si los homosexuales pueden en realidad escoger o no, conscientemente, sus preferencias sexuales. En última instancia, sin embargo, lo que no debemos olvidar es que tanto los homosexuales como los heterosexuales son seres humanos, y nuestros hermanos.
Es por eso que me opongo a cualquier medida, sea ésta producto de la acción o de la inacción, que vaya en detrimento o encaminada a coartar la libertad que les asiste a esos hermanos a vivir la vida que les ha tocado, con quien hayan escogido, en paz, sin que por ello se les niegue disfrutar los derechos ciudadanos que otros disfrutan. Como todos, esos hermanos tienen derecho a avanzar en la sociedad, sin que se les ponga cortapisas a sus aspiraciones de compartir riquezas y miserias y el derecho de conferir herencia de bienes a quien hayan elegido como pareja.
Nuestra sociedad a menudo carece de mecanismos para proteger los derechos y las libertades de sus ciudadanos más vulnerables, y prefiere ignorarlos. Es el caso de los homosexuales en gran parte del mundo, lo cual causa heridas profundas, y hace víctimas, tanto a los actores principales, como a sus familiares y amistades. Un gran sector de nuestra sociedad sufre por lo que consideramos un estigma.
Si en el caso específico de los homosexuales, para la protección de las libertades y los derechos humanos de esos hermanos es preciso legislar, llámese la solución matrimonios Gays o unión civil, que así sea.
Sé que esa palabra, “matrimonio”, que muchos consideramos sagrada, es anatema cuando se trata de la unión de dos del mismo sexo. Sin embargo, casi tres cuartos de los matrimonios entre heterosexuales termina en divorcio y nadie se escandaliza. Y no crean que no me resulte chocante ver a dos hombres o a dos mujeres agarrados de las manos o exhibiendo su lujuria en público, pero las uniones físicas de parejas son una realidad, y porque las ignoremos y las condenemos no pararán. Además, me parece que se trata de algo que va mucho más allá de lo físico y lo meramente sexual.
Como sociedad, con nuestro rechazo a ese sector, lo único que logramos es condenarlo a vivir en las sombras y a una ilegalidad cruel.
No sólo eso, los homosexuales se refieren a sus atracciones y uniones como amor, lo mismo que reclamamos los heterosexuales. Para el amor no tenemos definición, ni explicación. Si no contamos con otros mecanismos para que las parejas homosexuales puedan intercambiar y heredar bienes, es natural que reclamen del Estado, por medio de legislación, esos mecanismos. Parece ser que el matrimonio es el único que proporciona los derechos amplios ante la ley que persiguen los homosexuales, no las uniones civiles que en algunas partes del mundo ya existen. Lo que no podemos es dar la espalda a ese sector minoritario de la sociedad, pretender que no existe y condicionar su vida a humillaciones y vejaciones con la complicidad del Estado. Al fin y al cabo, la libertad a escoger es un derecho inalienable de todo ser humano.
Aunque sea difícil y nos sintamos “raros” al aceptarlo, creo que es preciso que descorramos el velo que nubla nuestra razón y veamos la causa Gay, más que como la defensa de un estilo de vida, o de la consumación de un simple acto sexual, como el apoyo a un esfuerzo humano de un sector minoritario de la sociedad que trata de sobrevivir como los demás. Creo que estos sólo buscan que se les reconozcan sus derechos humanos. Si creemos en la justicia social, no podemos ser selectivos al administrarla por odios, prejuicios o ignorancia.
Y que conste, reconocer un derecho ajeno, no nos identifica necesariamente con ese sector. Para coexistir pacíficamente, no tenemos que estar reburujados. Lo que no podemos es pretender que somos justos cuando vamos negando derechos a ciertos sectores de la sociedad porque no comulgamos con sus posiciones políticas, creencias o estilo de vida.
Espero haber sido claro y que sea éste un conducto para que hagamos un esfuerzo de entender a nuestros hermanos homosexuales y comencemos a rechazar la homofobia.
A algunos homosexuales sería bueno recordarles que su “relambimiento” y extremada zalamería, y el afán de muchos de ellos porque "todo el mundo sea gay", muchas veces repele posibles simpatizantes a su causa.
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lunes, 22 de junio de 2009
El saber (idiomas) sí ocupa lugar
Por Daniel Mediavilla
En la imaginación popular, el aprendizaje es un proceso de acumulación progresiva de conocimientos. Sin embargo, los últimos hallazgos de las ciencias cognitivas indican que aprender implica estrechar la capacidad para percibir el mundo. Esta idea se amplía en un artículo publicado en PNAS esta semana. El estudio, dirigido por el investigador de la Universidad de Barcelona Ferran Pons, ha comprobado que los bebés entre los 6 y los 11 meses de edad reducen su sensibilidad hacia los idiomas extranjeros conforme aprenden su lengua materna.
Al nacer, los humanos tienen capacidad para absorber cualquier idioma, pero poco a poco esa capacidad se centra en la percepción de los códigos de su lengua materna. De esa manera, la sensibilidad para distinguir los sonidos y las diferencias fonéticas de otros idiomas se desvanece poco a poco. "Nos especializamos para centrarnos en lo que tiene más importancia para nosotros y perdemos capacidades que no nos interesan", explica Pons.
El nuevo estudio muestra por primera vez que estos cambios en la capacidad de aprendizaje no afectan por separado al lenguaje auditivo o al visual. "El mundo en el que se encuentran los bebés no es únicamente visual o auditivo, ellos no escuchan sin mirar ni miran sin escuchar", apunta el investigador. "Este estudio muestra que la pérdida en la capacidad lingüística es global", añade.
Para comprobar cuándo se producía este proceso de reorganización de la percepción del lenguaje, los investigadores pusieron a prueba a un grupo de niños de familias hispanohablantes (24 de 6 meses y 24 de 11 meses) y a un grupo de familias angloparlantes (24 de 6 meses y 16 de 11 meses) e hicieron que asociaran sonidos que se producen al hablar inglés con los correspondientes gestos.
Los investigadores pudieron observar cómo los bebés de seis meses, angloparlantes o hispanohablantes, tenían una respuesta universal ante los estímulos lingüísticos en inglés. Sin embargo, los niños de 11 meses que ya se habían adaptado al uso del castellano perdían la capacidad de percibir la interconexión entre los fonemas ingleses y sus gestos correspondientes.
También con las diferencias étnicas
Como explica Pons, este fenómeno de la especialización perceptiva no es exclusivo del aprendizaje lingüístico. «También nos pasa con las razas. Con los chinos, por ejemplo, decimos que todos son iguales porque de pequeños nos acostumbramos a buscar las diferencias físicas en unos determinados rasgos que son útiles en el caso de nuestra raza pero pueden no serlo con los asiáticos», señala el investigador. «A ellos les pasa algo parecido con nosotros», continúa.
El fenómeno descrito por los autores del artículo de PNAS explica también por qué es tan complicado aprender un idioma de adulto, siendo en cambio tan sencillo asimilarlo poco después de nacer.
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viernes, 19 de junio de 2009
¡Feliz cumpleaños, Sylvia Julissa!
Oxímoron
La palabra del día
Por Ricardo Soca
La palabra oxímoron es ella misma, etimológicamente, un oxímoron; es decir, una figura de lenguaje consistente en el empleo, en una misma expresión, de palabras de significado antagónico, tales como silencio estruendoso, cálido frío o agudamente tonto. En efecto, el vocablo está formado por las palabras griegas oxys ‘agudo’, ‘aguzado’ y morós ‘estúpido’.
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martes, 16 de junio de 2009
Macumba
La palabra del día
Por Ricardo Soca
Macumba: designación genérica, aunque peyorativa, de algunos rituales propios de diversas religiones afrobrasileñas, practicadas en varios países latinoamericanos, tales como umbanda y candomblé. La etimología es incierta, aunque el africanista brasileño Nei Lopes sugiere que puede proceder del cumba, que en la lengua africana quimbundo significa 'hechicero' y que, con el prefijo ma- usado para el plural, formaría macumba.
Sin embargo, Lopes menciona al también africanista Jacques Raymundo, quien señala como étimo el vocablo quimbundo makumba, plural de dikumba, que significa 'cerradura', 'candado' y que podría aludir a las ceremonias religiosas de 'cierre' simbólico de los cuerpos a fin de evitar la entrada del mal.
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viernes, 12 de junio de 2009
Noticias y comentarios 06-11-09
Por Isaías Medina Ferreira
Ataques de la extrema derecha sugieren que nos esperan tiempos tormentosos
En el curso de los últimos meses, los extremistas de la derecha han perpetrado una serie de ataques que incluyen el asesinato del Dr. George Tiller, reconocido médico que realizaba abortos de emergencia en estado avanzado de embarazo, el aumento de los ataques a las clínicas de aborto, el asesinato de tres policías en Pittsburgh y el ataque al museo en memoria del Holocausto en que perdiera la vida un guardián de seguridad de raza negra. Sabemos que el atacante tiene un largo historial de antisemitismo y odio racial hacia negros y extranjeros.
Podemos estar o no de acuerdo con el aborto y los temas cargados que conducen a puntos de vistas extremos, pero las manifestaciones a que me refiero son simplemente expresiones que tienen su raíz en el simple odio, la ignorancia y la intolerancia; algo que nace no de la conciencia, sino de las emociones.
Que los ataques hayan comenzado a realizarse después de la elección de un presidente negro, no es coincidencia.
Parece esta ser una rebelión armada del hombre blanco en contra del gobierno. Lo verdaderamente peligroso es que ciertos sectores incendiarios de los medios de comunicación, entre los que están la cadena Fox, Rush Limbaugh y una serie de bocinas ruidosas, estén incitando con su verbo venenoso a ese hombre confundido, poco inteligente y cargado de nacionalismo, que parece ver amenazado su sitial de raza y género en esta sociedad en la que ha tenido hegemonía, a que actúe con la violencia que lleva a desenlaces fatales como los que hemos visto últimamente.
El extremista amargado por un lado, la jauría de personalidades de la radio y la televisión listas para tirar combustible a situaciones volátiles, de alta carga emocional, y la facilidad con que se consiguen las armas en este país en que el NRA domina, pintan un futuro tenebroso.
Y no nos llamemos a engaños; todos somos posibles víctimas. Por ello debemos de estar alerta y no dejarnos confundir por actos delictivos perpetrados en nombre de los valores familiares pero que sólo tienen por fin avanzar posiciones políticas y agendas religiosas guiadas por la avaricia.
Oponentes al proyecto de ley para regular la industria del tabaco son todos recipientes de altas sumas de dinero provenientes de dicha industria
El jueves 11 de junio de 2009, el senado estadounidense aprobó 79 a 17 una ley que permite a la Administración de medicamentos y alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) regular los productos del tabaco. Todos los que se opusieron al proyecto de ley son recipientes de altas sumas de dinero provenientes de la industria del tabaco.
A continuación la lista de los 17 senadores que se opusieron:
Alexander (R-TN)
Bennett (R-UT)
Brownback (R-KS)
Bunning (R-KY)
Burr (R-NC)
Chambliss (R-GA)
Coburn (R-OK)
DeMint (R-SC)
Ensign (R-NV)
Graham (R-SC)
Hagan (D-NC)
Hatch (R-UT)
Inhofe (R-OK)
Isakson (R-GA)
Kyl (R-AZ)
McConnell (R-KY)
Roberts (R-KS)
Lista de los 20 legisladores históricamente más beneficiados con donaciones de la industria del tabaco:
McConnell, Mitch (R-KY), $419,025
Burr, Richard (R-NC), $359,100
Chambliss, Saxby (R-GA), $228,700
Cantor, Eric (R-VA), $221,340
Whitfield, Ed (R-KY), $218,935
Allen, George (R-VA), $217,600
Dodd, Chris (D-CT), $202,849
Bunning, Jim (R-KY), $194,166
Rangel, Charles B (D-NY), $193,878
Lewis, Ron (R-KY), $191,950
Bliley, Thomas J Jr (R-VA), $190,365
Gordon, Bart (D-TN), $188,200
Hayes, Robin (R-NC), $184,724
Helms, Jesse (R-NC), $180,230
Boehner, John (R-OH), $175,959
Faircloth, Lauch (R-NC), $173,069
Etheridge, Bob (D-NC), $171,000
Jones, Walter B Jr (R-NC), $170,900
Boucher, Rick (D-VA), $164,600
Burns, Conrad (R-MT), $162,700
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lunes, 8 de junio de 2009
El premio, Aída y su abuelo
Por César Sánchez Beras
La debilidad institucional que como nación aqueja a la RepúblicaDominicana, está dada en todos los órdenes. Diariamente asistimos al penoso espectáculo, en donde la vida de las instituciones públicas y privadas, depende del dedo omnisciente de una sola persona, que detenta el poder por casi 10 millones de habitantes. “ que no podemos darle el pasaporte porque la única persona que lo firma, está en el palacio… no podemos darle el acta de estado civil porque el Juez de Paz está oficiando una boda en Neiba… que no se puede dar de alta a su paciente porque el doctor está en la otra clínica donde trabaja… etc., etc., etc.”
Este atraso institucional también sobrevuela las instituciones culturales. En un pasado reciente, al escritor Viriato Sanción, le fue negado el premio a su novela “Los que falsificaron la firma de Dios”, luego de que el jurado la calificara como dueña del mérito. Esa decisión que vulneraba toda lógica, no tuvo otro asidero que no fuera el “desagraviar” a Joaquín Balaguer, por lo tratado en el argumento de la novela, como si alguna vez se desagraviara al país entero por los perjuicios del régimen de Balaguer. Ni aprendimos de ese error ni hemos superado nuestra mediocridad. Ahora hemos hecho el ridículo monumental de desautorizar a un jurado internacional que premiara una novela escrita por la nieta de Rafael Leonidas Trujillo.
Aída Trujillo, nieta del tirano e hija de Rafael Leonidas Trujillo Martínez (Ramfis) concursó como cualquier otro escritor en un premio convocado para novelas. No participó en un concurso para legitimar la tiranía que encabezara su abuelo, ni mucho menos participó en un certamen para justificar los desafueros de su padre. Si bien ella es pariente legítima en línea directa de estos perversos seres humanos, también es un ser humano que no eligió nacer de esas personas. Además, su novela, que aún no he leído, ha sido premiada, según los miembros del jurado (Manlio Argueta, salvadoreño; Jorge Volpi, mexicano y el dominicano Roberto Marcallé Abreu), por su calidad como género literario, por su construcción como novela, y por su tratamiento del lenguaje artístico. Debemos de aprender de los países más desarrollados, en donde los acontecimientos históricos son analizados y tratados como hechos históricos y no como pretexto para retaliaciones y excesos de falsos patriotismos.
Debemos de una vez por todas enterrar a Trujillo, y enterrar con él, las aspiraciones a tener el poder omnímodo que tuviera el sátrapa. No avanzaremos lo suficiente mientras tengamos las cadenas del pasado impidiendo el vuelo hacia el porvenir deseado. Como dijera el divino maestro: "Dejen que los muertos entierren a los muertos y sigan…si estamos condenados como raza cósmica a repetir una y otra vez hasta la eternidad nuestras acciones, por qué no romper la cadena y empezar a construir un mejor lugar, que sea el hábitat que se multiplique perpetuamente.
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sábado, 6 de junio de 2009
El país de los olvidos
Poema de Juan Matos, del libro Del milagro de la espera.
El país de los olvidos
regresa del futuro rumiando
su presente
se asiesta
presume desplazarse
apoya su pie contra la historia
cae de bruces
eufemiza
gatea
a ciegas tiñe sus canas
en el burdel de las sotanas
(sí, habéis oído bien:
en el burdel de las sotanas)
frente a espejos de asfalto
el país de los olvidos
maquilla su hambre
despercha el traje del absurdo
calza las ruedas del engaño
se ajusta el quepis
y se echa andar por el camino fácil:
cuesta abajo.
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sábado, 30 de mayo de 2009
Ochenta y veinte
A finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX, el economista italiano Vilfredo Pareto creó una fórmula matemática para describir la desigualdad en la distribución de la riqueza en su país. Pareto observó que el 20% de las personas era propietario del 80% de las riquezas. En los años de 1940, Joseph M. Juran observó este principio universal, el que él llamó los “pocos vitales y los muchos triviales” y bautizó dicha regla como el Principio de Pareto. Con el tiempo, este principio se ha llegado a conocer por una variedad de nombres entre ellos, además de la ley o principio de Pareto, como la regla 80-20 y la ley de los “pocos vitales”.
En negocios es muy común decir que “80% de sus ventas provienen de 20% de sus clientes”. Pero las implicaciones del principio de Pareto van más allá de los negocios y “los pocos vitales y los muchos triviales”, o sea, que el 20% de algo es siempre responsable por 80% de los resultados, puede interpretarse bajo una interminable lista de aplicaciones desde las ciencias sociales hasta el mundo físico.
¿En qué consiste la regla 80/20?
Si bien el 80/20 es más bien una metáfora y la mutual esfuerzo/resultados no es siempre religiosamente repartida en esas proporciones, la falta de balance en causas y efectos en una variedad de actividades parece apuntar a números en esa vecindad.
En pocas palabras, la regla 80/20 se puede resumir de esta manera: en cualquier evento, una pequeña parte (20%) es vital y la mayoría (80%) es trivial. En el caso de Pareto, eso significaba que 20% de las personas poseían 80% de las riquezas; en el caso de Juran, uno de los pioneros del control de calidad, la regla significaba que 20% de los defectos causaba 80% de los problemas. Asimismo, un gerente de proyecto sabe que 20 por ciento del trabajo (el primer 10 por ciento y el 10 por ciento final) consume 80 por ciento del tiempo y los recursos.
Como gerente de negocios es muy posible que usted haya observado que el 80 por ciento de su inventario proviene del 20 por ciento de sus suplidores. También, que el 80 por ciento de sus ventas las hace el 20 por ciento de sus vendedores y que 20 por ciento de su personal causará 80 por ciento de sus problemas, mientras que el 20 por ciento de ese mismo personal proveerá 80 por ciento de su producción.
El valor del Principio de Pareto para un gerente, y todos somos gerentes de una u otra forma, es dedicar el 80 por ciento de su tiempo a aquello que es vitalmente importante y concentrar ese esfuerzo en el 20 por ciento de las cosas que en realidad importan. Quiere decir, que de las cosas que hacemos durante el día, solamente 20 por ciento tiene significado en la eficacia del manejo de nuestros asuntos, lo demás es desperdicio. Lo importante es reconocer y dedicar el esfuerzo necesario a ese 20 por ciento cada vez que las “emergencias” del día comiencen a consumir nuestro tiempo.
Usted puede obtener “cualquier” cosa que quiera, pero no puede lograr “todo” lo que quiere. Por aquello de la limitación de recursos, no necesaria o exclusivamente económicos.
Lecciones y uso efectivo de la 80/20
Hay hoy un gran movimiento dentro del ambiente de los negocios y del movimiento de desarrollo personal que promueve la fórmula 80/20 como guía y herramienta para trabajar con inteligencia y lograr excelencia.
Según sus promotores, las lecciones de la 80/20 para obtener lo máximo con lo menos posible, se resumen así:
Debemos olvidar los promedios y concentrarnos en las pequeñas partes del sistema que tienen extraordinario poder para generar riquezas y ganancias.
Debemos ser selectivos. En cada esfera importante, debemos descubrir dónde puede el 20% de nuestro esfuerzo lograr el 80% en retorno. Persigamos la excelencia en unas cuantas áreas claves, en vez de perseguir buen desenvolvimiento en varias dispares. Apuntemos hacia un número limitado de metas a la vez, en lugar de perseguir cada oportunidad disponible. Enfoquemos nuestros esfuerzos.
Debemos concentrarnos en la productividad excepcional, en lugar de tratar de aumentar los esfuerzos promedios. Saquemos el máximo de nuestros “picos” de creatividad.
Sólo debemos hacer aquello que hacemos “muy bien”; debemos abandonar, delegar o buscar quien haga el resto. Tratemos de ejercer control con el menor esfuerzo posible.
Esos mismos promotores de la 80/20, señalan las que siguen como áreas de los negocios en las que brilla el Principio de Pareto:
1. Estrategia: Asegúrese de que no está haciendo demasiadas cosas para demasiadas personas. Concentre sus esfuerzos en los “pocos vitales”.
2. Calidad: Si usted remedia el más crítico 20% de sus problemas de calidad, logrará 80% de los beneficios.
3. Reducción de costos: La reducción de costos conlleva simplificación de las actividades que no reportan ganancias, enfoque en unas cuantas actividades claves de mejoras y comparación de desenvolvimiento. La reducción de costos es un negocio caro, por eso hay que concentrar el 80% de los esfuerzos en las áreas (20% de todo el negocio) en que podría lograrse la mayor reducción de costos.
4. Mercadeo: Debe enfocarse en proveer el mayor esfuerzo en el 20% de los servicios que generan el 80% de todas las ganancias. Asimismo, se debe dedicar un esfuerzo extraordinario en retener el 20% de los clientes, aquellos que generan el 80% de las ganancias.
5. Ventas: Concentre el esfuerzo de sus vendedores en el 20% de productos que generan 80% de las ventas y en el 20% de los clientes que generan el 80% de las ventas y por tanto 80% de las ganancias.
6. Informática: El retorno por inversión generalmente sigue la regla 80/20: 80% de los beneficios se encuentran en el 20% del sistema. La mayoría de software utiliza el 80% de su tiempo ejecutando el 20% de las instrucciones disponibles.
7. Análisis y toma de decisiones: Obtenga el 80% de sus datos y ejecute el 80% de los análisis relevantes en el primer 20% del tiempo disponible.
8. Manejo de inventario: Cerca de 80% de su inventario es sólo responsable por 20% del volumen de sus ventas.
9. Manejo de proyectos: 80% del valor de un proyecto provendrá del 20% de sus actividades.
10. Negociación: 20% o menos de los puntos contendidos representarán el 80% del valor de lo disputado; 80% de las concesiones ocurrirán en el último 20% del tiempo disponible.
Conclusión
Lo precedente explica a grandes rasgos lo básico de la regla 80/20. La pregunta clave es, ¿representa esta regla una realidad contundente, capaz de sostenerse por sí misma, o es simplemente otra en la larga lista de “teorías” de valor dudoso y de vida efímera explotadas por los llamados (a veces, auto-llamados) “gurus” del momento que dicen promover la búsqueda de la excelencia y en realidad no buscan mas que promoverse a sí mismos y en el proceso obtener grandes ganancias a costa de los incautos? Esto sólo podría señalarlo la experiencia de cada quien. Lo que sí podemos apuntar es que el Principio ha podido sobrevivir a través de muchos años y es una de las herramientas utilizadas por Six-Sigma, la famosa metodología de manejos de procesos desarrollada por Motorola y utilizada prominentemente por varias compañías de éxito indiscutible, General Electric entre ellas. Siga Leyendo...
jueves, 28 de mayo de 2009
Los muchachos y su tecnología
La mini entrevista Something you should know, Algo que usted debe saber, que conduce Mike Carruthers, se transmite por WBZ 1030 AM (Boston) y trata de temas curiosos de actualidad. Este programa fue transmitido el 18 de mayo de 2009.
Entrevista con Mark Bauerlein, autor de The Dumbest Generation, o La generación más tonta.
Habla Mike Carruthers:
El estilo de vida de los muchachos de hoy es radicalmente diferente a los de hace una generación y se debe a la tecnología.
Habla Mark Bauerlein:
Nunca en la historia se había visto tal red de adolescentes hablando unos con otros sin parar las veinticuatro horas del día, siete días a la semana: pasando chismes y textos y palabras e imágenes y todo lo demás.
Mike Carruthers:
Mark Bauerlein, el autor del libro The Dumbest Generation, dice que esta conexión constante de los adolescentes está teniendo su efecto.
Muchos de los procesos de madurez, tales como la exposición a la conversación de los adultos, viajes con los adultos a los museos o hacerte leer el periódico, o hablar contigo sobre los eventos de actualidad en conversaciones de sobremesa; los contactos sociales, las comunicaciones sociales, están llegando a un punto en que esas influencias maduras van quedando a un lado.
Mark es un profesor universitario y dice…
Usted encontrará más y más maestros que le digan que es mucho más difícil asignar novelas de más de doscientas cincuenta páginas. ¿Por qué? Porque la idea de sentarse en una silla por dos horas sin interrupción y leer, sencillamente no es parte de la rutina de hoy día. Ellos tienen una computadora portátil en el escritorio que les trae correos electrónicos, tienen mensajes de textos que leer y viven en un período de constante interrupciones; y, además, los adolescentes sufren de ansiedad cuando están desconectados de sus artefactos.
Yo soy Mike Carruthers de somethingyoushouldknow.net y esto es algo que usted debe saber.
(Traducción de la transcripción por Isaías Medina Ferreira)
La nueva jueza
Editorial de The New York Times
27 de mayo 2009
(Traducido por Isaías Medina Ferreira)
Es imposible no ser inspirado por la historia de la juez Sotomayor: nació en el Bronx, de padres puertorriqueños y fue criada en un proyecto de viviendas de la ciudad. Diabética cuando niña, su padre, un trabajador de factoría murió cuando ella tenía 9 años de edad, dejando a su madre, una enfermera, para criarla a ella y a un hermano. La juez Sotomayor estudió en Princeton, donde se graduó Summa Cum Laude y en la escuela de leyes de Yale, donde fungió como editora del Law Review.
Su experiencia legal es tan impresionante como variada. Ella estuvo cinco años como fiscal en la oficina del fiscal del distrito de Manhattan y fue socia en una firma de litigación comercial. Ella fue juez federal por 16 años, sirviendo tanto en la corte del distrito, donde ella presidía juicios, como en la corte de apelación. Como miembro de la corte de apelación federal con asiento en Nueva York, ella es conocida por su inteligencia, por siempre estar extraordinariamente bien preparada y profundamente envuelta.
En sus decisiones, la juez Sotomayor ha desplegado repetidamente la empatía que el Sr. Obama ha dicho que él está buscando en un juez. Ella ha escuchado atentamente a, y a menudo a fallado a favor de, personas que han sido víctimas de discriminación, acusados y otros grupos que de forma ascendente están siendo desestimados en los tribunales federales. Ella ha mostrado poca paciencia por el tipo de obstáculos burocráticos que los jueces conservadores han estado utilizando para cerrar las puertas de los tribunales a personas cuyos derechos han sido violados.
Los activistas conservadores ya comenzaron a tratar de pintar a la juez Sotomayor como una ideóloga liberal, pero sus decisiones, basadas en hechos y cuidadosamente razonadas, indican otra cosa. En muchas formas, su manera de abordar la ley es similar a la del juez David Souter, cuyo asiento ella tomaría.
El senado tendrá que examinar cuidadosamente el récord de la jueza Sotomayor, tanto dentro como fuera de los tribunales, como debe hacerlo con cualquiera que busque formar parte de la corte. Si no aparecen grandes sorpresas, no está claro si los senadores republicanos pondrán mucho esfuerzo en tratar de bloquear su nominación. Aparte de sus calificaciones, ellos deben decidir, teniendo en cuenta su deseo de atraer a los votantes latinos, y su poca posibilidad de ganar una batalla de confirmación, dada la gran mayoría demócrata en el senado, si vale la pena luchar.
Si la juez Sotomayor se une a la suprema, sería una causa especial de orgullo para los hispanos americanos, como lo fue para los judíos, negros y las mujeres anteriormente, ver uno de los suyos sentarse en el más alto tribunal de la nación. También traería el miserable número de juezas otra vez a dos. Y como sin lugar a dudas los estrategas del partido Demócrata han calculado, la selección le puede dar al Sr. Obama y a su partido un gran impulso con un grupo clave de votantes.
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lunes, 25 de mayo de 2009
Semillas de grandeza
Por Isaías Ferreira Medina
En 1983, el Dr. Denis Waitley publicó su libro “Semillas de grandeza: los diez secretos mejor guardados del éxito total” (Seeds of Greatness. The Ten Best-kept Secrets of Total Success), el cual subsecuentemente él mismo narró en 6 cassettes. En dicho libro, el Dr. Waitley compartía con el público los hallazgos de su labor de investigación de más de 20 años sobre el comportamiento humano. Su conclusión, después de haber estudiado cientos de sujetos exitosos en actividades diversas y desmenuzar la literatura existente, es que el éxito de tales individuos está basado en cualidades que todos poseemos y podemos desarrollar, y que los secretos del éxito, después de todo, no lo son tanto y están al alcance de todo aquel que esté dispuesto a poner su cuota consciente de sacrificio y esfuerzo.
¿Qué es éxito total? Según Earl Nightingale, “éxito es la realización progresiva de un ideal valioso”, o sea, de un ideal en el que creemos con pasión y por el cual estaríamos dispuestos a sacrificar todo. Pero no es lo que uno logra lo que hace a uno exitoso, sino lo que continúa haciendo con lo que tiene. El Dr. Waitley expande sobre esa noción y concluye que “éxito total es la actividad continua en la persecución de un ideal valioso y meritorio, el cual se realiza para beneficio de otros y no a sus expensas”. Latente en esta definición está la persecución de la felicidad en armonía con las leyes del universo y la satisfacción que la experiencia de la búsqueda provee, más que creer que se ha logrado todo cuando llegan los momentos que parecen recompensar nuestros esfuerzos.
Esta búsqueda tiene un significado y valor personal que no tiene fin. Apunta el Dr. Waitley que “éxito total” no tiene nada que ver con talento, cociente de inteligencia (IQ), educación, edad, raza, cuna, dinero o poder. Tampoco significa “haber llegado”, “tenerlo todo”, o conseguir “fama y fortuna”. Éxito Total es ese intangible que te “llena” y da paz a tu espíritu, que te permite, en los tiempos de reveses, mirar a tu alrededor y decir con orgullo verdadero, “aunque las cosas no salieron como lo planifiqué, no fue por falta de esfuerzo”, y recoger con dignidad los pedazos del suelo y seguir construyendo con valor, optimismo y dedicación.
Aunque se dice que no fue un gran presidente según los parámetros políticos, el ex mandatario de los Estados Unidos, Jimmy Carter, Premio Nóbel de la Paz 2002, es un gran ejemplo de alguien que persigue el éxito total en su vida la cual ha dedicado a levantar el nivel de vida de los seres humanos en todos los confines de la tierra, sobre todo en África, donde más se necesita y a diseminar la semilla de la buena voluntad de acuerdo a sus convicciones. Uno de sus más valiosos proyectos es la construcción de casas para gentes necesitadas a través de Habitat for Humanity (Hábitat para la humanidad). Pero no hay que ser un Carter, o una celebridad, para lograr éxito en nuestras vidas; después de todo, el tipo de éxito de que habla el Dr. Waitley no es el que persigue el reconocimiento público, sino el que nos hace sonreír con satisfacción para nuestros adentros, nos llena personalmente y nos hace mejores seres humanos.
Apunta el Dr. Waitley que todos los sujetos estudiados en sus veinte años de investigaciones, han desarrollado consistentemente en alto grado las siguientes cualidades, las que él cataloga como Semillas de Grandeza:
Autoestima: debemos sentir amor por nosotros mismos antes que podamos prodigarlo a otros.
Creatividad: los individuos exitosos usan su mente al máximo y ven lo posible donde nada existe. Nuestra mente (nuestro subconsciente, más bien) no puede distinguir entre una experiencia real y una vívidamente imaginada.
Responsabilidad: nuestra recompensa en la vida depende de la calidad y cantidad de nuestras contribuciones a la humanidad.
Sabiduría: Un amplio conocimiento general, sobre todo un vocabulario extenso, caracteriza a las personas de mayor éxito, no importa su ocupación. Pero hay que tener en cuenta que conocimiento no significa necesariamente sabiduría.
Propósito: Los individuos exitosos se trazan metas. La razón por la que tantos individuos fallan en alcanzar sus metas es que nunca las fijan en primer lugar.
Comunicación: un gesto, un toque, tienen más valor que mil palabras. Comunicación no es sólo transmisión, sino también recepción. Estos individuos saben escuchar, antes que nada.
Fe: estos individuos creen en algo superior a ellos. En la vida uno no necesariamente adquiere lo que quiere, sino que a la larga recibimos aquello en lo que creemos y esperamos.
Adaptabilidad: un individuo exitoso se adapta a las circunstancias, busca lo mejor de cada ocasión, saca enseñanzas de los reveses y sigue hacia delante. Los mejores tiempos no son los que pasaron, sino los que vivimos. La vida es ahora mismo.
Perseverancia: los triunfadores se esfuerzan en lograr cosas que la mayoría de la población no está dispuesta a perseguir. Los triunfadores continúan hacia delante aun cuando todo parece aconsejar que se detengan.
Perspectiva: cada dificultad trae consigo una oportunidad. Siempre espera y trabaja por lo óptimo, por lo mejor. Los frutos son conmensurables con la siembra.
La conclusión del Dr. Waitley es que debemos perseguir nuestros sueños con optimismo, fe y determinación, sin descanso, y que no debemos tener miedo a lo desconocido y a lo que parece dificultoso. “La vida”, como decía Helen Keller, “debe ser una aventura audaz o nada”. De cada experiencia debemos sacar sus lecciones y siempre avanzar con cara de frente al viento: ¡lo que no nos destruye, nos fortalece! Somos una obra maestra de la creación con todos los ingredientes para triunfar si utilizamos al máximo los recursos mentales y físicos de que hemos sido dotados.
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domingo, 24 de mayo de 2009
En el país del no me acuerdo
Por Beatriz Sarlo
Publicado en elcastellano.org
El aprendizaje memorístico fue perdiendo vigencia y aceptación pedagógica, hasta quedar relegado a las tablas de multiplicar ¿Es un destierro justificado? se pregunta la escritora y crítica literaria argentina Beatriz Sarlo, en este artículo publicado originalmente en el diario porteño Clarín.
Ya hace más de medio siglo las maestras modernas y progresistas estaban convencidas de que no era necesario aprender nada de memoria; de mala gana se hacía una excepción a este principio con las tablas de multiplicar y los miembros de la Primera Junta de Mayo de 1810, pero en casi cualquier otra cosa se consideraba anticuado que los pobres alumnos, en lugar de "aprender a razonar", perdiera su tiempo aprendiendo datos. Todavía en 1956 ó 1957 las profesoras de castellano más veteranas pretendían que se estudiara de memoria un fragmento del Quijote o algunas estrofas de Jorge Manrique, pero las más jóvenes (que eran también las más lindas, mejor vestidas y más populares) impulsaban a sus alumnos a que dieran "su" opinión incluso sobre textos sobre los cuales habían entendido, con suerte, el cinco por ciento.
Quien cursara una carrera humanística en la universidad en la década de 1960 consideraba como una afrenta a su inteligencia que un profesor, durante el examen final, le preguntara la fecha de publicación de un libro aunque sólo fuera más o menos aproximativa (saber, por ejemplo, que había aparecido antes de la crisis de 1930 y no después, dato que podría ser importante). Atravesé las veintiocho materias de mi carrera universitaria convencida de que mi opinión o, si vamos al caso, la de cualquiera de mis compañeros, eran más importantes que mantener en la cabeza una cronología ordenada de un período literario.
Había tenido, sin embargo, algunas experiencias diferentes antes de mi ingreso a la universidad. Por ejemplo, aprender a escribir con pocas faltas de ortografía en francés. Se sabe que esa lengua tiene una ortografía endiablada y que periódicamente se discute si sus reglas deben simplificarse. Cuando aprendí a escribirla se usaban dos métodos que hoy se condenan sin ninguna misericordia: la escritura de larguísimos dictados y la copia de larguísimos fragmentos literarios. A esas dos prácticas quiero manifestar mi público agradecimiento.
Sobre la copia de trozos literarios, hoy me es difícil compartir las razones de su condena. Sería un acto de hipocresía pedagógicamente correcta seguir sosteniendo que transcribir un poema de Rubén Darío o un trozo de Rimbaud es un trabajo inútil. Puede que no sea una tarea que guste a todos, pero afirmar su inutilidad es más un acto de populismo cultural que un programa pedagógico serio. Equivaldría a condenar la repetición de los acordes principales de una canción para aprenderlos, o de los movimientos correctos en un deporte para inscribirlos en el cuerpo.
Con los dictados adquirí una especie de conciencia de la relación entre lo pronunciado, lo escrito y su significado, conciencia que debía actuar de manera rápida y que, por supuesto, luego dejaba una especie de buena resaca en el fondo de la cabeza: se podría "ver escrito" lo que se escuchaba y se podía "escuchar" lo que se veía escrito. Algo en el cerebro servía como pista de doble mano, porque escribir textos complejos al dictado obligaba a quienes estaban sometidos a esa práctica dura y cruel si se quiere, a captar el significado para estar en condiciones de escribir la frase que lo trasmitía.
La voz de quien "hacía el dictado" leía primero la frase entera, lentamente, amenazadora y majestuosa, plagada de trampas. Luego la repetía cortada en pequeños trozos para que se fuera escribiendo; finalmente, la leía de nuevo de principio a fin. Punto, a entregar la hoja y ver después cómo volvía corregida, cubierta con un sarpullido de pequeñas marcas rojas.
Para aprender a escribir en inglés el método era diferente y aún más árido. Se estudiaban listas de palabras que encerraban triquiñuelas ortográfica, sonidos parecidos, sonidos idénticos que se escribían de manera distinta, distintos sonidos que se escribían de manera idéntica. Más tarde se hacían, con el profesor, los ejercicios de deletreo que consistían en que éste proponía una palabra y de inmediato se le respondía con las letras que la componen, repitiéndola completa después de haberla dividido. De paso se iban aprendiendo muchas palabras y curiosas homofonías, excepciones, singularidades.
De manera no muy diferente se estudiaban algunas reglas de gramática, por ejemplo la de los plurales irregulares franceses, que incluía no sólo la regla de lo irregular sino las excepciones, es decir, reglas de doble fondo. En este aspecto, el inglés es más piadoso, porque los plurales irregulares son muchos menos y, además, los adjetivos no tienen plurales. Con los verbos franceses la empresa estaba decorada con dificultades mayores, que exigían también el aprendizaje de memoria, del cual, una vez cumplido, había que pasar al intrincado sistema de uso de los subjuntivos cuyo empleo es, hasta hoy, una marca distintiva de que se conoce bien la lengua. Yo no era la única chica que hacía dictados, deletreos o copias a fines de los años cincuenta. Entendía eso como un trabajo y, pese a explorar todas las formas a mano de la rebeldía, me hubiera parecido ridículo que mis profesores me propusiera copiar Heartbreak Hotel de Elvis Presley. Habría dicho: "La vieja de inglés no entiende nada". Siga Leyendo...
jueves, 21 de mayo de 2009
El periodismo agridulce de Antonio Espinal
Por Jose Carvajal
Es el mismo Antonio Espinal que aparece mencionado en varios artículos de Orlando Martínez, en abril de 1974. Sólo que entonces era un imberbe reportero que se atrevió a denunciar el secuestro y venta de muchachas de provincias que eran obligadas a prostituirse en los populares burdeles de Herminia y Nancy, en la capital dominicana.
Las consecuencias fueron graves, porque en eso estaban involucrados jefes de la Policía Nacional. De modo que Espinal fue víctima de atentados, estuvo hospitalizado por palizas y fue blanco de una campaña de descrédito montada por las mismas autoridades.
Era el apogeo de los llamados Doce Años de Joaquín Balaguer, un período de crímenes políticos del que no salió vivo Orlando Martínez, uno de los defensores de Espinal.
"Por primera vez revelo aquí que estoy vivo gracias a que el General (Neit) Nivar Seijas me dio protección", me dice Espinal desde Reading, una ciudad de Pensilvania. Allí compró una casa luego de conocer en Nueva York a una mujer de Moca, con la cual se casó y ahora tienen dos hijos (Antonio Jr. y Aaron) que por alguna razón el padre prefiere llamarlos "príncipes".
—Al cabo de 35 años, ¿qué recuerdas de aquellos reportajes sobre la prostitución en los años setenta?
Antonio Espinal: Yo comencé a ejercer el periodismo en los primeros años de la adolescencia, con un periódico estudiantil que circulaba en los liceos secundarios de la línea noroeste. El periódico se hizo muy popular, por lo que me arrestaron varias veces durante la Era de Balaguer. El Nacional me contrató como corresponsal y luego me llevó para la capital. Investigué que muchas muchachas eran secuestradas y compradas en las provincias, para mantenerlas prácticamente encarceladas en los prostíbulos, algunos de los cuales hasta tenían rejas. Los reportajes que escribí trataban sobre quienes controlaban el negocio de la prostitución y Jefes de la Policía Nacional que los protegían. Esos mismos jefes fueron los que mandaron a matarme y trataron en otras ocasiones de hacerlo.
Pero Antonio Espinal salió vivo de Santo Domingo. Un día abordó un avión y llegó a Estados Unidos, donde apostó de nuevo al periodismo. La experiencia lo llevó a ocupar puestos relevantes que hoy recuerda con una mezcla de agrado y desaliento.
—¿Cuál ha sido tu experiencia más amarga como periodista?
Antonio Espinal: Cuando me contrataron como Editor Metropolitano de Noticias del Mundo, en Nueva York, luché y conseguí colocar ese diario en primer lugar, en relación al Diario La Prensa, según un estudio que hizo la Revista de Periodismo de la Universidad de Columbia. Y como había vislumbrado el papel que asumiría Internet en los medios de comunicación, quise adaptarlo para esos retos. Pero el entonces Director General José Cardinali, lo vio como un peligro para su puesto, porque se oponía a todo cambio. Por eso luchó y logró que me despidieran. Cuando los dueños vieron que el periódico tocaba fondo, trataron de que yo volviera, pero no quise. Eso fue una experiencia muy amarga que me alejó bastante del periodismo tradicional. Aunque me sirvió de bien, porque continué avanzando con Internet y los medios electrónicos y hoy estoy al frente de una compañía que ofrece servicios de Internet (www.itswebsites.com).
—Sabemos que el periodismo ya no es lo que era, ¿en qué crees que ha cambiado el oficio? ¿Crees que es una profesión en peligro de extinción?
Antonio Espinal: El periodismo no va a desaparecer. Pero los periodistas tienen que reinventar su profesión adaptándola a los nuevos retos de la comunicación electrónica. Internet está asumiendo el control de todos los medios de comunicación. Por eso, miles de periódicos están colocando su contenido en la Web, porque están conscientes de que la industria debe adaptarse a los cambios que están produciéndose en las comunicaciones. Muchos lo hacen con rabia, porque sus editores odian los cambios. Yo me di cuenta de eso en la década de 1980. Aprovechando el apoyo económico de Noticias del Mundo, donde era Editor Metropolitano, participé en muchos seminarios y conferencias e hice cursos sobre Internet. Quise adaptar eso a Noticias del Mundo, pero encontré mucha resistencia de parte de José Cardinali (fallecido), que era el Director General, con quien tuve que pelear incluso para cambiar las maquinillas de escribir manuales que había en el diario y luego conseguí que se instalaran computadoras para todos los periodistas. El lo vio como un desafío y luchó y consiguió que me despidieran. Desde el infierno, donde creo que está, se habrá dado cuenta de que yo tenía razón, porque el periódico desapareció.
Antonio Espinal posee muchos honores logrados a lo largo de su carrera, pero ninguno lo sitúa tanto en un lugar como el que recibió en 1985, cuando la Presidenta del Concejo Municipal de Nueva York, Carol Bellamy, declaró el 11 de julio como Día de Antonio Espinal en la Ciudad de Nueva York, basado en que "este distinguido periodista hispano ha traído honor y prestigio a la Ciudad".
—Entonces, ¿por qué te fuiste de Nueva York?
Antonio Espinal: Un día fuimos invitados a Reading, Pensilvania, donde nos gustó mucho para establecernos. Compramos una bonita y amplia casa, cerca de la escuela para los niños. Esta ciudad nos ha resultado cómoda también para los negocios y la vida aquí es mucho más barata que en Nueva York. De allí extraño a mis amigos, colegas, y de vez en cuando siento nostalgia por los ruidos ensordecedores de los trenes, los autos policiales, las ambulancias y los camiones de bomberos. Yo no he abandonado Nueva York, simplemente me he tomado unas vacaciones.
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La Operación Pedro Pan: una horrible mancha en la historia (de EEUU)
Por Álvaro F. Fernández
“… Hay algunas historias difíciles asociadas con esta operación, pero hay también historias de solidaridad humana y supervivencia. Aprendí a sobrevivir contra toda probabilidad… Siempre respetaré la decisión de mi familia de enviarme al extranjero…”
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