Danilo Medina es un hombre inteligente, que sabe buscar el alma de la gente. Antes de ser presidente de la República, cuando lo escuchaba, lo catalogaba de buen político, es decir, capaz de vender una imagen de confianza y decir las cosas que el pueblo quería escuchar, como la de elevarle su nivel de vida.
Consciente de lo que se logra con un trabajo social bien planeado, me enojaba pensar que sus conceptos fueran pura demagogia. Tenía razón en pensar así porque había visto cómo se manejó el PLD durante tres periodos de gobierno, bajo la presidencia de Leonel Fernández. Se olvidó de los pobres y se desbordó complaciendo los ricos. Aprendió de sus habilidades y los superó.
Con ese marco de referencia perdí la fe en ese partido y sentía miedo de otro gobierno peledeísta. Habían olvidado los principios de Bosch.
Hoy, Danilo cumple el primer año como presidente de la República. Me he detenido a reflexionar sobre sus acciones. Con ellas, ha desnudado a Leonel, haciendo públicas sus intimidades. He tomado conciencia de esta situación porque se ha concentrado en erradicar la miseria y a Leonel no le gustaba ni tocar ese tema, apenas dar limosnas.
Danilo está atacando las raíces de los males, dándole a los pobres herramientas para que combatan el hambre, analfabetismo, el desempleo y defiendan su dignidad. Que no tengan que venderla por centavos. Leonel se concentró en los poderosos, viajes, metros, en lugar de caminos vecinales, contratas selectivas, en su adorado negocio, la Fundación Global, palacios y trajes.
Danilo se ha dedicado a alfabetizar a la gente, está desarrollando el campo, dando becas a los que deseen ser agrónomos, promoviendo la pequeña empresa, haciendo concursos para los contratos de obras, elevando la educación, salud. Nada de dar contratos a dos o tres de manera selectiva. Ahora comprendo que Leonel no quería el desarrollo de abajo hacia arriba. El pueblo con hambre y analfabeto es más fácil de manipular “hasta el 2036”. Pero Danilo se está ocupando de desarrollarle sus potencialidades. Va a motivarlos. Sus prioridades no son regalar multinacionales ni hacer torres de lujos, ni fundaciones, ni abrazar personalidades, son los pobres y el bienestar colectivo.
Quiere que sus teorías, hechos y resultados estén en armonía. En silencio lleva la pena de cargar con la impunidad sin poder hacer nada contra los corruptos del pasado gobierno, que se cuidaron de blindarse. Además, encontró desbordada la violencia, la inseguridad ciudadana, los inmigrantes, el alto costo de la vida y una minoría con sueldos jugosos y prebendas. Dejaron un hoyo fiscal de 200 mil millones del que todavía no se atreve a hablar para no hundir colegas. Para cubrirlo, está aumentando la deuda externa. Eso le frena las ejecutorias. ¿Dónde invirtió Leonel ese dinero?
Con sus acciones, Danilo desnuda a Leonel. Con su silencio, nos dice que el poder crea imágenes en el cerebro de la gente a través de una bien manejada estructura de comunicación y en eso Leonel es un maestro. Se pinó como el Mesías y logró doce años de poder. “Me venció el Estado”, decían algunos.
Indiscutiblemente que el estilo de Danilo es tan diferente al de Leonel, que lo “encuera”, lo presenta tal cual es, horrible. El rol de su esposa Margarita en la Vicepresidencia, se supone que era para cuidar su pudor, pero no ha podido hacerlo ni con las tarjetitas. Producto de estas diferencias tan radicales, Danilo ha elevado su nivel de aceptación y Leonel anda buscando sombrillas. Sigamos observando.
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