sábado, 6 de octubre de 2012

MR. FLIP-FLOP

ROMNEY GANÓ EL DEBATE, PERO NO CAMBIÓ EL JUEGO
Por Aníbal E. Melo
AnibalMelo@Yahoo.com


Sí, dicen que Romney superó a Obama en el primer debate.

Pero yo no lo veo así, por lo que no estoy en pánico.

Muchos analistas políticos dicen que el Presidente podría haberse puesto varios pasos más lejos de ganar las elecciones, pensamiento enfáticamente exagerado, pero comprensible.

Sí, la encuesta instantánea de CNN mostró que Romney ganó el debate con un 67%.

La CBS reportó 46 para Romney, contra 22% para Obama.

Pero después de dos días angustiosos para los demócratas, algo más profundo en el juego de los números se está poniendo claro. Obama realmente avanzó en sus argumentos, y obtuvo concesiones de Romney, que pueden movilizar votantes claves para su éxito en noviembre.

Fue difícil de dar crédito, a lo que vimos en el desarrollo del drama en la televisión.

Romney es un gran actor y debería otorgarsele un Oscar. Estuvo enérgico, agresivo, respetuoso del Presidente, y no dijo la verdad de lo que verdaderamente piensa.

Mantuvo su auto-control durante toda la noche, y casi a la perfección escupió, elaboradas respuestas ensayadas y memorizadas.

Solamente tuvo dos momentos incómodos, "aparentemente espontáneos."

Uno, al respaldar la acusación falsa de que el Presidente estaba tergiversando los hechos, y dos, en el momento en que Romney prometió quitarle los fondos a la Televisión Pública y al pájaro grande para el día de Acción de Gracias, acción que no representa ni siquiera un punto decimal en términos de reducción del déficit presupuestal, pero bastó como prueba de que puede ser específico en los temas.

Por otro lado, el señor Lehrer, el moderador, que ya está jubilado, fue presa fácil para Mitt Romney.

Se suponía que el debate era acerca de los problemas nacionales, pero, aparentemente, el mundo de Lehrer, no incluye ni a las mujeres, ni a los afroamericanos, ni a los hispanos, ni a la comunidad LGBT, por lo que Romney no tuvo que repetir o defender sus alienantes puntos de vistas sobre cuestiones que van desde inmigración, hasta los anticonceptivos.

No culpo a Lehrer por el hecho de perder el control del show. Sentí pena por él.

No obstante todo eso, el debate no cambió fundamentalmente el juego. Y hay una razón para ello.

La estrategia de Romney de decir que no apoya un recorte de impuestos de $5 billones, y de que Obamacare raciona los servicios de salud, entre otras cosas, se ha convertido en su bosque de fabulación.

Él va a pagar un precio por ello en los próximos días y en los debates venideros. Sin embargo reconozco que para los millones de estadounidenses en sintonía esa noche, claramente Romney actuó mejor en el espectáculo,

Quiero destacar que creo que el Presidente habló mejor sobre el fondo de las cosas que importan en la vida del ciudadano normal, temas que si impactan en la cabina de votación.

Fue casi inadvertido para los llamados expertos, pero Obama trazó una línea divisoria que a mi juicio va a marcar la diferencia.

El Presidente destruyó el argumento de que los planes republicanos no afectarían los servicios de salud de las personas mayores de hoy.

Obama explicó que: "Las personas mayores pagarán $600 más al año por sus medicamentos recetados si Obamacare es derogado".

El Presidente también dejó en claro que Romney quiere sustituir al Medicare con un Voucher, propuesta increíblemente impopular. Romney dejó el debate sólidamente anclado en esa idea.

Significativa fue la acusación por parte del Presidente de que el republicano le quiere aumentar los impuestos a la clase media para compensar los recortes masivos en favor de los ricos.

Romney lo negó, pero no especificó qué lagunas o deducciones eliminaría para financiar su plan.

Obama bromeó diciendo que su oponente mantiene sus planes en "secreto... porque son demasiado buenos para la clase media."

La reacción natural de las personas, es sospechar que un político que no explica los detalles de sus planes, es porque sabe cuánto daño le haría.

Esa desconfianza instintiva se aplica especialmente al señor, ahora arrepentido, que rechaza al 47 por ciento de los ciudadanos.

Sobre la economía y la creación de empleos, Romney esencialmente dijo que: "Si no están satisfechos con las cosas, ¿por qué no me dan un chance?"

El Presidente planteó la posibilidad de un retorno a las políticas que nos metieron en todo este lío.

Comparó el registro de empleo de Clinton con el de Bush, y en un toque magistral, dijo: "Las matemáticas, el sentido común, y nuestra historia demuestran que el plan de Romney no va a funcionar."

Hizo una advertencia poderosa: "No podemos darnos el lujo de retroceder."

Obama se anotó otros tantos, cuando atacó los incentivos fiscales para las empresas que elaboran sus productos en el extranjero.

Romney negó que tales beneficios existiesen, y dijo: "Necesito un nuevo contador", uno que presumiblemente se aproveche de ellos.

En mi opinión esa frase, implícitamente, refuerza el lado oscuro de su imagen.

El candidato del Partido Republicano también mintió al afirmar que su plan de salud cubrirá las condiciones pre-existentes. Obama explicó por qué no es así.

En el lado negativo, el mandatario cometió el error de decir que él y Romney esencialmente están de acuerdo respecto al Seguro Social, ¿de dónde le vino eso?

Romney apoya la privatización del mismo y su compañero de fórmula dice que la Seguridad Social, es un "sistema colectivista."

De todas formas, creo que en general, Obama puso los marcadores claros frente a sus votantes. Y todos pudimos ver cómo su oponente, con un tono agresivo, distorsionaba la verdad una y otra vez.

Las encuestas durante la próxima semana nos dirán más sobre el impacto real de lo sucedido esa noche.

Pienso que el mayor peligro para los demócratas es si Romney ha convencido a los estadounidenses de que se preocupa por ellos, porque al final, la gente no va a votar por el mejor actor.

Eso no quiere decir que el rendimiento de un candidato en un debate es irrelevante, por lo que el Presidente no puede permitirse el lujo de tener dos más como el primero.

Mirando la TV esa noche, compartí el dolor de millones de personas.

Lamento que Obama, como siempre, fue demasiado caballeroso, pero inmediatamente me di cuenta de que él realmente estaba haciendo algunas cosas muy buenas y adecuadas en favor del resto de su campaña.

Ahora, la nación centrará su atención en los próximos encuentros, desmintiendo la idea estereotipada de que el primer debate es todo.

En mi opinión, el Presidente debe prepararse para las próximas rondas con una actitud desafiante: Bring it on.

El siguiente, es el de los candidatos a Vice-Presidentes, y los demócratas tenemos la esperanza de que Joe Biden va a comerse a Paul Ryan.

Voy a aventurar algunas predicciones: creo que Biden se impondrá.

Creo que Barack Obama, un jugador de primera que actúa mejor cuando la presión está de su lado, va a retomar el juego.

Y apuesto a que en los debates venideros, todos los que apoyamos a Obama, ¡vamos a disfrutar de excelentes momentos!

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