jueves, 17 de mayo de 2012

ELECCIONES... ¡NO CAMBIO!

VÍSPERAS SIN ILUSIÓN
Pedro P. Yermenos Forastieri
yermenosanchez@codetel.net.do

Como esta columna se publica cada semana, puede afirmarse que en relación a las elecciones del domingo, la que usted está leyendo se escribió en las vísperas de tan importante acontecimiento. Cuando su sucesora salga a la palestra, lo previsible es que, dado lo poco probable de una segunda vuelta, el país tenga un presidente electo para el período 2012-2016.

Qué pena produce la certeza de que el escenario electoral que se presenta tenga un carácter irreversible en el sentido de que desde hace tiempo la polarización es una realidad y, en ese aspecto, entre uno de los dos competidores más importantes está el próximo primer mandatario de la nación.

¿Por qué valoro esa circunstancia como desafortunada? Porque la misma constituye una garantía de que están aniquiladas las posibilidades de introducir un cambio auténtico en el actual estado de cosas y, por el contrario, se va a producir la continuidad de la presente realidad, con independencia de quien resulte ganador de los comicios. Nada diferente puede ocurrir si todo se va a quedar en las mismas manos de los responsables esenciales de esta calamitosa situación que tenemos como consecuencia de las pésimas políticas públicas aplicadas por ambos contendientes.

Eso significa que nuestras vidas continuarán signadas por la existencia de una institucionalidad disfuncional y de exclusivo beneficio de unos pocos; la corrupción se incrementará ante el espaldarazo que constituye el reciclaje de sus autores con la consiguiente impunidad que eso implica; los índices de desarrollo humano continuarán deteriorándose; los despilfarros necesarios para preservar el poder tendremos que repararlos quienes no los propiciamos; el Estado se preservará como fuente mágica de ascensos meteóricos; el cantaleteado crecimiento sólo se reflejará en los mismos bolsillos; la educación y la salud se mantendrán como derechos de élites; la única delincuencia sancionada será la de los desamparados, es decir, la menos onerosa; la pérdida de la seguridad ciudadana se hará más extendida; pero continuaremos simulando que somos un conglomerado que progresa porque tenemos metro, elevados, rascacielos, túneles, celulares de última generación y lujosos vehículos, o sea, que nos hemos convertido en la versión achicada de Nueva York, aunque una comunidad se incendie porque no haya camión de bomberos; aunque los niños reciban clases en las peores condiciones; aunque muchas personas mueran por causas evitables; más allá de que ocupemos últimos lugares en mediciones internacionales. Nada importa, sólo parecer que somos lo que en verdad no somos.

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