lunes, 28 de mayo de 2012

RESACA ELECTORAL

CRÓNICA DE UN MATADERO ELECTORAL ANUNCIADO
Por TIRSO MEJÍA-RICART
(tmejiaricart@hotmail.com)

El PLD y Leonel se prepararon para controlar absolutamente el Estado

Los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 20 de mayo parecen la crónica de una muerte anunciada. Efectivamente, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y Leonel Fernández se prepararon para controlar absolutamente el Estado y retener el poder a toda costa en los próximos años.

Así, los cambios de la Constitución en el 2010, la elección de una mayoría con un cuadro del PLD a la cabeza en la JCE; lo mismo que el Tribunal Superior Electoral, la designación de los funcionarios claves en esos órganos vitales para la democracia, incluyendo la dirección de las Juntas Electorales de los principales municipios, de Elecciones, Informática, Registro Civil, Registro Electoral, Logística y Consultoría Jurídica, entre otros; la renuencia a aprobar una Ley de Partidos Políticos y las reformas necesarias a la Ley Electoral para adecuarla a la nueva Carta Sustantiva, que por ser una Ley Orgánica requiere mayoría de las dos terceras partes del Congreso Nacional; el arbitrario rechazo de las alianzas de dos partidos con el PRD y hasta la pintura de sus locales con los colores del PLD, anunciaban claramente la vocación fraudulenta y prepotente de la JCE.

Sin duda el candidato del PRD Hipólito Mejía y sus asesores trataron y lograron en parte evitar la ejecución de algunos de los planes del peledeísmo con los padrones y los cómputos electorales; pero no pudieron contrarrestar el uso abrumador de los recursos del estado, el control de la mayor parte de los medios de comunicación y los comunicadores, volcados cínicamente a favor del candidato oficialista, que apenas cuatro años antes los sufrió en carne propia, así como la compra masiva de cédulas y votos casi a la vista de todos.

Para colmo, el presidente de la JCE impidió ilegalmente que los delegados técnicos de los partidos estuvieran presentes en el cómputo de los votos y la definición de los boletines, que con precisión de relojería se organizaron en proporciones tales que fueran perfilando una mayoría a favor de Danilo Medina. Infortunadamente, el país recibirá en corto tiempo los efectos económicos y sociales de las últimas travesuras electorales de una nueva oligarquía dominicana, orquestada por el Comité Político del PLD.

Pero sin duda el “matadero electoral” de que nos hablaba Juan Bosch, ha sido revivido hoy día por sus descarriados discípulos. Hay que establecer una Junta Central Electoral y un Tribunal Superior Electoral verdaderamente independientes, que sean elegidos por dos terceras partes de la Cámara de Diputados, que es mucho más representativa que el Senado, para que rompan de una vez por todas con un sistema electoral que garantiza impunidad ante el fraude, y que una minoría dueña del país mantenga en la mayor miseria y envilecimiento a la mitad de la población, vendiéndole esperanzas y dándole mendrugos, mientras atrae por el cohecho a parte de las élites dominicanas.

Quebrar ese infernal estado de cosas es la tarea política trascendente de la ciudadanía consciente dominicana en el próximo futuro.

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