QUIEN SIEMBRA VIENTOS…
Melvin Mañón
fines.org.do
La verdad, en números concretos y reales es que nunca antes el número de suicidios había sido tan alto y nunca antes el número y tipo de atrocidades cometidas por las tropas había sido tan espeluznante ni tampoco habíase visto tanta violencia contra terceros y familiares por parte de esos mismos militares en el frente o cuando regresan a su casas.
Un pariente mío gerencia un restaurante de una cadena conocida. Los viernes, me relata, es el día para despedir empleados con los cuales no puede o no quiere quedarse y trata de hacerlo dentro de los primeros 90 días de la contratación.
-Así evito pagar prestaciones y gano más dinero- asegura y casi a seguidas me explica las medidas que adopta para no desperdiciar servilletas ni azúcar y, a estos detalles, añade otros ahorros.
Como no tenía claro de qué manera evitar el pago de prestaciones le permitía ganar más dinero hice la pregunta y obtuve la siguiente respuesta:
-El restaurante es como si fuera mío. Mientras más gasto, menos gano y mientras más ahorro mejor me va porque yo lo hago todo ¿entiendes? Compro la mercancía al mejor suplidor, mantengo las normas de calidad y limpieza y de acuerdo al producido bruto en ventas, además de mi sueldo me toca una proporción de esas ventas menos los gastos incurridos por mí mismo.
De repente lo entendí todo y le dije que no me podía imaginar un esquema más lógico que ese porque hacía que se comportara todo el tiempo como si fuera el dueño pero que ese esquema tenía un problema y quería explicárselo.
En la portada del New York Times del viernes 8 de junio encontré el siguiente dato: Entre enero y el 1ro. de junio de 2012 se han suicidado 154 militares activos norteamericanos mientras que en el mismo periodo han caído en combate 124. Es decir, que el número de suicidios es mayor que el número de pérdidas en combate y naturalmente, la jefatura del ejército, las autoridades del gobierno y los analistas adscritos a estas instituciones están alarmados.
Sigo leyendo el reportaje y vienen entonces las explicaciones. Unos dicen que esto sucede por falta de suficientes sicólogos en el ejército, otros por poca vigilancia de conducta, algunos argumentan sobre la necesidad de combatir la imagen de estigma que rodea al soldado cuando acude a pedir ayuda sicológica y así por el estilo. Van y vienen las explicaciones y yo me pregunto si de veras todos estos tipos que ganan una fortuna son idiotas, se hacen los idiotas o se piensan que somos idiotas.
Le expliqué a mi pariente:
-Lo que haces está dentro de un sistema extremadamente eficiente pero antisocial, quiero decir, que no es posible construir ninguna sociedad a partir de los valores y prácticas empleados en el restaurante. La única lealtad tuya es por obligación para con el negocio y la ganancia, pero ese es el mismo criterio que emplean los que están por encima de ti, entonces, pregúntate: ¿a qué son o pueden ser leales los empleados que tu contratas? En ese sistema todo el mundo sabe que lo contratan para que rinda y lo botan cuando no lo hace. No existe ninguna otra consideración. Así, le explico, no hay amistad, solidaridad, compasión, simpatía, afecto, estima ni ningún otro sentimiento humano. Por lo tanto, de esas prácticas no puede surgir una sociedad ni una conducta sana.
Mi pariente, que no es tonto ni nada por el estilo, me ha entendido a la perfección, entonces, le añado:
-Los soldados se suicidan porque les han dicho a todos que sirven a la patria pero en esa patria nadie se interesa por ellos ni por su suerte más allá del discurso de bienvenida sin contenido ni compromisos. La gente agota su cuota de apoyo a los soldados que van a la guerra poniendo una estúpida banderita frente a su casa o adhiriendo otro lacito amarillo aún más estúpido al auto que conducen. Pero eso no es apoyar una guerra ni apoyar a sus soldados. Eso es relaciones públicas, sin valor práctico alguno.
La verdad, en números concretos y reales es que nunca antes el número de suicidios había sido tan alto y nunca antes el número y tipo de atrocidades cometidas por las tropas había sido tan espeluznante ni tampoco habíase visto tanta violencia contra terceros y familiares por parte de esos mismos militares en el frente o cuando regresan a su casas.
¿Qué es lo que encuentran esos soldados? Debo reformular la pregunta para que se lea: ¿qué es lo que no encuentran esos soldados al regresar a casa?
No encuentran trabajo, no encuentran estima, no encuentran aprecio, ni solidaridad ni compasión. No encuentran el país que les prometieron ni el futuro que le ofrecieron. No encuentran ni siquiera un presente como el que dejaron porque los hijos ya son otra cosa, muchas esposas se fueron con otros, muchos empleos se perdieron para siempre. No encuentran como explicar ni justificar las penurias que han vivido, el miedo constante. No tienen manera de explicarse el miedo, el remordimiento ni pueden ni quieren contar a otros las barbaridades que ellos infligieron a otros.
Son hombres atrapados en un pasado reciente y que no pueden ni quieren ser absorbidos por una cadena de restaurantes donde un pariente mío gerencia el personal de acuerdo a lo que le han pautado para él tener éxito y a nadie le importa cómo le va a los demás. Por eso le dije y él lo entendió: Quién siembra vientos cosecha tempestades.
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