jueves, 28 de abril de 2011

El debate de los políticos sobre la corrupción

La realidad es que el silencio de los últimos años ha sido tenebroso y permisivo de la corrupción con los fondos del Estado

Se ha insistido, en los últimos días en volver a discutir el tema de la corrupción en la administración pública.

Quienes hablan son los dirigentes políticos, y especial los que están en campaña electoral.

Del Partido de la Liberación Dominicana han hablado, como promesa y como propuesta, Danilo Medina y Francisco Domínguez Brito.

Medina prometió, en su discurso de lanzamiento de campaña en Santiago, que no robaría si alcanzara la presidencia de la República. Domínguez Brito dijo que de llegar a la presidencia sometería a la justicia a los culpables de corrupción, sin importar el partido al que pertenezcan.

Guillermo Moreno, de Alianza País, ha dicho que acabaría con el borrón y cuenta nueva, que todos los políticos y funcionarios que hayan sido denunciados por casos de corrupción serían sometidos a una investigación de sus fortunas. También daría independencia al Ministerio Público y a los organismos responsables de perseguir la corrupción.

Hipólito Mejía, candidato presidencial del PRD, dijo que perseguiría la corrupción de todos los políticos que han pasado por el Estado, tomando en cuenta que ya han ido a la cárcel unos cuantos militares, banqueros y otros elementos del sector privado.

Es bueno que sean los políticos los que estén abordando estos temas. La corrupción es un mal con unas dimensiones profundas en el Estado dominicano, que roba la capacidad de emprendimiento y la posibilidad de sacar de la pobreza a poblaciones completas.

Es el dinero de la corrupción lo que contribuye a que el Estado reciba obras mal realizadas, compre alimentos inservibles, equipos sin ninguna utilidad, reciba hospitales llave en manos sin posibilidad de curar a ningún enfermo y plantas de generación eléctrica que no aportan nada al parque energético del país.

Es la corrupción que la estimula la compra de vehículos que no son necesarios, lo que estimula que todos los ministerios realicen mejoras en sus plantas físicas, o coloquen nuevas cercas alrededor de sus locales, y muchas otras ingeniosas formas de hacer dinero, cobrar comisiones y engatusar a los auditores.

No está mal que los políticos prometan y hablen de corrupción. Es bueno que así ocurra. Lo que tendremos que exigirles, cuando lleguen al poder es que cumplan su palabra. Que no pase como en los últimos años, en los que el silencio ha sido más elocuente que las palabras.

Editorial de Acento.com.do

28 de abril del 2011

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