jueves, 28 de junio de 2012

LA OPINIÓN DE MELVIN

ES EL MISMO PUNTO
Por Melvin Mañón

Terminé el artículo anterior “Odio Equivocarme” con el siguiente párrafo:

“La gente del gobierno demostró control, sangre fría y agallas para atreverse a hacer lo que hicieron, sin embargo, nada de eso, ni siquiera la ejecución de la siguiente etapa del plan maestro con el protagonismo especial de Miguel Vargas desmiente un ápice la magnitud de las consecuencias que se avecinan”.

Esto generó numerosos comentarios, varios de ellos descompuestos y otros que merecían esta explicación adicional.

Desde el principio estoy diciendo y así está documentado en numerosos artículos y ensayos que, para Miguel Vargas, el poder ha reservado algunas tareas importantes. Él las ha cumplido y ahora toca entrar a una nueva etapa. Está previsto que, dentro de algún tiempo, el gobierno del PLD-Leonel o el gobierno de Danilo Medina-PLD, que no es necesariamente lo mismo, lo proponga como interlocutor para un gobierno de Unidad Nacional o algo parecido con otro nombre. Dado el estado maltrecho de la economía y el tamaño descomunal de las deudas contraídas por Leonel, la gobernabilidad requiere el concurso de un gran partido con capacidad para calmar a la gente y mitigar la frustración electoral. Es solo cuestión de tiempo para que la oferta llegue. Miguel Vargas también necesita esa validación para sobrevivir social y políticamente y creo que le fue prometida por el equipo de Leonel Fernández.

Pero, para Vargas cumplir ese papel, es necesario que el mismo gobierno proteja y asegure sus credenciales como jefe del PRD que es justamente lo que está decidiéndose ahora. Y para eso, una vez más, están las instancias judiciales y la prensa, ambas bjo el control y en la nómina de Leonel.

Pero, el curso de acción que finalmente siga Danilo podría modificar esa ecuación.

Leonel, visto sus intereses y ambiciones quizás prefiera un PRD capaz de alterar seriamente la gobernabilidad de Danilo en la creencia de que así estaría comprando un boleto de regreso a la Presidencia en 2016. No tengo del todo claro si a Leonel le conviene ahora proseguir con la ruptura del PRD para desmantelarlo e inutilizarlo o si siente que puede lograr el mismo objetivo sin necesidad de hacerlo. Tampoco tengo claro si Leonel intentará gobernar con Danilo como marioneta, lo cual necesitaría el concurso de Danilo o si por el contrario será beneficiario de un gobierno con menos recursos, ahogado en deudas y sin control de otras instancias de poder. Todo eso está por verse.

A Danilo, de nuevo, dependiendo de qué camino escoja, le convendría un PRD colaboracionista que contribuya a la gobernabilidad, por supuesto al precio de algunos ministerios y otros acuerdos. Ahora bien, ¿Lo lograría con Miguel o trataría de amarrarlo con Hipólito para de ese modo no añadir agravio a la ofensa? Esto también está por verse. Lo que no requiere espera para verse y entenderse es lo siguiente:

Si los perredeístas y la opinión pública no entienden que la actual crisis del PRD es apenas otro capítulo en una ecuación de poder de largo plazo y mucha astucia están condenados a cometer nuevos y más costosos errores.

El problema en el PRD no es del PRD sino del gobierno. No es asunto de temperamentos, sino de inversiones e intereses. No es cuestión de compadres ni comadres sino del poder. No es cuestión de mediación donde no hay nada que mediar, es asunto de que, el proyecto de poder de Leonel Fernández tiene un guión y parte de ese guión transcurre, como en ocasiones anteriores en el PRD.

Me entristece cuando un texto de Felipe Ciprián es malinterpretado como si hablara de la derrota electoral del PRD cuando el PRD ganó las elecciones pero perdió el poder como se le dijo que podía ocurrir porque el gobierno impuso su solución. Me entristece cuando Jose Alejandro Ayuso se cuestiona si vale la pena seguir afanándose por este país de mierda. Me entristece cuando Milagros Ortiz Bosch tiene que salir a hacerle frente a Miguel Vargas con el decoro que la caracteriza pero sin decodificar la trama. Me entristece cuando otos tantos dirigentes le increpan a Hipólito haberse rendido (posición que no comparto) y otros le presionan para que se rinda. Me entristece igualmente cuando en defensa de Miguel Vargas solamente pueden esgrimirse algunas torpezas notables de Hipólito, me ensombrece que muchos crean que Miguel Vargas está acabado porque eso es no entender que siendo él un prpoyecto de Leonel no puede ser acabado así por así y me entristece más que todo eso, que sigamos cometiendo los mismos errores: bailar al son de la música que toca el gobierno.

No me entristecen, pero me molestan los que comentan con fundada ignorancia que cuáles serán esas consecuencias sobre las que alerto y cómo es posible que no se hayan presentado ya. Me entristecen también muchas otras cosas pero no hay caso ni remedio.

He vuelto a leer mis propios artículos, he repasado mis propias advertencias, me he dado cuenta de que aquí y allá hacía falta un retoque, una pequeña rectificación, pero a grandes trazos, o si se quiere en líneas maestras, todo lo que ha sucedido fue dicho, previsto, advertido y señalado, no una sino varias veces. Nadie hizo caso y eso ya ni se si me entristece o me cabrea. Quisieera poder decir y decirme: el que por su gusto muere, la pena le sabe a gloria, pero nunca fui bueno como cínico y gente como Galeano solamente puedo admirarla y jamás imitarla. Carezco de ese talento o de esa gracia.

Mientras, PRD, alternativos y mentes supuestamente progresistas persisten en ignorar lo que está a la vista, el gobierno repite una y otra vez las mismas tácticas, receta y tratamiento; los mismos procedimientos con el mísmo éxito de la primera vez, precisamente porque, si les ha ido bien haciéndolo de esa manera, ¿Por qué deberían cambiar?

No tenemos a más nadie que a nosotros mismos para culparnos y vuelvo, incesante y recurrente al famoso poema de Bertolt Brecht:

Hay hombres que luchan un día y son buenos
Hay otros que luchan un año y son mejores
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos
Pero hay los que luchan toda la vida
Esos son los imprescindibles


Y añado: hay los que luchan por tempermento, porque no pueden vivir sin hacerlo, porque no saben hacer otra cosa, nunca aprendieron a resignarse.

A ese grupo pertenezco.

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