lunes, 4 de junio de 2012

ESTO SOLO PASA EN UN PAÍS DONDE NO HAY AUTORIDAD

¿QUIÉNES SON LOS CÓMPLICES?
Manuel Vólquez

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- El robo de cables en los puentes del país ya no es una noticia. Es una odiosa costumbre que al parecer tiene padrinos poderosos que se nutren de esa práctica criminal.

Los responsables de esas acciones no actúan solos. Alguien los está protegiendo o les están comprando.

Sustraer los cables o tensores que sostienen esa estructura constituye una práctica perversa que en cualquier momento puede provocar el desplome de esas vías y matar a decenas de personas.

¿Dónde van a parar esos cables?, ¿Quién los compra?, ¿Por mandato de quién actúan los ladrones?, ¿Por qué no son apresados los compradores de ese tipo de objetos?

La primera pista para los investigadores policiales debe estar en el destino que se le da a esos objetos. ¿Cuántas empresas en el país se dedican a la compra de metales?

Los puentes son estructuras muy importantes que ameritan un cuidado extremo porque cualquier desaprensivo podría colocar explosivos y derribarlos en un santiamén. Entonces estaríamos en presencia de un acto terrorista.

No nos engañemos, esas acciones no se pueden descartar en un país donde proliferan tantos cerebros desnutridos, llenos de odio y ansiosos de cometer maldad.

Me inclino a pronosticar que esas actividades son dirigidas, independientemente de las necesidades económicas que exhiban los autores materiales. Cuando digo actividades dirigidas, me refiero a que son robos por encargo.

Hace poco se cargaron la tapa de metal de la cisterna del residencial donde vivo. Se hicieron las indagaciones a boca de barrio y se llegó a la conclusión de que el ladrón hizo el trabajo por encargo del dueño de un colmado (amigo mío, por cierto).

Los hurtos de metales, lámparas del tendido eléctrico, tapas de los filtrantes, las barandas en las carreteras, entre otros objetos, se realizan mayormente en horas del día y son muchos los ciudadanos que ven a los protagonistas, pero nadie se atreve a denunciarlos para no meterse en problemas.

Hay que actuar con manos duras frente a esas fechorías, no importa quienes sean los autores ni los auspiciadores. Ya está bueno de tanta indiferencia y flojera frente a los ladronzuelos, ladronazos y ladrones de cuello blanco.

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