Por Fernando Rodríguez Céspedes
La megalomanía de Euclides Gutiérrez Félix es tan grande que lo lleva a querer convertir un problema personal en una conspiración contra el Presidente, el Estado y la soberanía nacional.
Lo induce a mentir sobre sus éxitos literarios- económicos, situándose en niveles que sobrepasan lo que cualquier persona con un mínimo de conocimientos sobre impresión y ventas de libros puede aceptar.
Además, pese a su largo ejercicio del derecho, se atreve a tergiversar las leyes vigentes sobre expresión y difusión del pensamiento para intimidar a los anunciantes del programa de Nuria Piera.
Con su soberbia actitud se ha quedado tan solo que hasta su partido, del cual es uno de sus principales dirigentes, continúa anunciándose en el programa de T.V. que a bases de artimañas ha pretendido lesionar.
Pero su actitud no es nueva puesto que corresponde a una mentalidad de autoritarismo trujillista que aún, en estos tiempos, se afana por seguir disfrutando de sus privilegios, espacio e influencia en nuestra sociedad.
Su imagen pública ha quedado gravemente lesionada porque en adición a su ancestral soberbia, ha salido a relucir que, pese a ser un acaudalado escritor y funcionario, se niega a pagar un servicio público como la electricidad.
Un servicio deficiente y caro para todo el mundo, incluso para quienes ganan el salario mínimo a los que sin ningún miramiento, se le corta el servicio si se atrasan un día en el pago de sus facturas.
Pero él, como privilegiado desde los tiempos del Jefe, pretende con subterfugios y alegatos absurdos, no pagar la electricidad. La misma que con tantos sacrificios, pagamos los ciudadanos comunes del país.
¡Así no, profesor!
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