Raúl Pérez Peña (Bacho)
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A la memoria de Salvador Allende: el nombre de la dignidad en un mandatario que murió por su pueblo y luchó hasta su último aliento por transformar las estructuras de la sociedad chilena.
Pronto arribamos al 38 aniversario del golpe de Estado ejecutado por los gorilas chilenos encabezados por Augusto Pinochet y dirigidos por la CIA norteamericana.
Desde casi cuatro décadas se rememora el mar de sangre en que fue sumergido el pueblo chileno por generales sicarios que sepultaron en días unánimes aspiraciones de justicia social.
Masivos fusilamientos a pleno sol en parques deportivos, lanzamiento desde aviones de prisioneros atados, ahogamientos colectivos en aguas marinas plagadas de tiburones y otros salvajes asesinatos y torturas físicas y sicológicas caracterizaron el golpe tumba de la democracia chilena.
Cientos de miles de chilenos muertos, perseguidos, encarcelados, vejados, y exiliados marcan el régimen militar que derrocó al Salvador Allende irreductible, quien rechazó una y otra vez rendirse y renunciar a petición del golpismo.
La resistencia a los golpistas sedimentó y vigorizó el patriotismo chileno desde el 11 de septiembre de 1973.
Hoy, el patriotismo chileno evoca a sus próceres y epopeyas, simultáneo con levantar las banderas de inaplazables objetivos sociales como la educación.
Viceversa: la educación y otras metas sociales sellan y dan cuerpo al patriotismo chileno. Eso explica la toma multitudinaria de las calles de Santiago y múltiples ciudades chilenas, poniendo en jaque a esa marca neoliberal que representa el gobierno de Sebastián Piñera.
Despachos de prensa de las últimas horas dan cuenta que el régimen ha sido acorralado según la descripción siguiente: “Un contexto de masivas protestas en los últimos tres meses que han puesto a la defensiva al gobierno y llevado la popularidad del presidente Piñera a un 26%, el más bajo de cualquier mandatario desde 1990”. Al destacar que la gran mayoría de la ciudadanía chilena presiona y apoya los reclamos por la calidad de la educación pública, las informaciones precisan que el presidente Piñera se ha visto obligado a “cambiar de estrategia y abrirse a conversar directamente con los estudiantes”.
En vertientes de lucha como esa se expresa actualmente el patriotismo chileno.
Es una advertencia a quienes les tienen pánico a las luchas sociales detrás de reliquias y residuos patrioteros.
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