¡SALVE PADRE DE LA PATRIA!

EN EL BICENTENARIO DE TU NACIMIENTO Y SIEMPRE

JUAN PABLO DUARTE Y DIEZ
(26 de enero de 1813 – 15 de julio de 1876)

Como beneficiarios de la patria que nos legaste, venimos ante ti agradecidos y al mismo tiempo avergonzados por no haber sido capaces de hacer realidad tu sueño: ¡la patria que hoy tenemos no es la que soñaste!

Queremos homenajearte, Padre de la Patria, pero queremos distanciarnos de los cínicos que hoy utilizan esta solemne ocasión como un vehículo de notoriedad para su beneficio explotando el brillo de tu nombre y nada más.

Nos negamos a hacerte un monumento, pues de esos ya tienes muchos, y el pedernal, contrario a tus ideales, es frío e impersonal, y no logra más que “allantar” la conciencia y darnos una falsa satisfacción de que hacemos patria, como pretenderán hacer creer los malos hijos de Quisqueya que aun negándote en su accionar diario depositarán flores en tu honor y hablarán emocionados en este tu día. De esos fariseos, tus enemigos, nos negamos a ser cómplices.

Hoy preferimos honrar al Duarte vivo de las sentencias sabias, al pensador excelso, al conspirador, al expatriado, no al que se aborrona en las fotos, ni al de las estatuas y bustos que sepulta el cardenillo o sirve de blanco de excrementos de palomas y pajarillos en los parques.

Hoy nos comprometemos con solemnidad ante tu presencia a seguir luchando para construir la República Dominicana que soñaste. A ser Duartianos en toda la extensión de la palabra, que es lo mismo que decir imitarte en tu valor, en tu honestidad, en tu amor a la patria y en tu decisión de ser libre o morir. ¡Salve Padre de la Patria! ¡Loor a ti por siempre!

¡Gracias!