Por Félix Damián Olivares
¿Cómo es posible que en el presupuesto general de Ingresos y Ley de Gastos Públicos para el 2010 se contemplen en dos renglones superfluos o no prioritarios alrededor de RD$ 15,000,000,000.00? ¿Por qué y bajo que justificación es posible que un país con tantas precariedades, -recuérdese que aquí han muerto niños por falta de vacunas antirrábicas-, se puedan disponer tantos pesos para gastos de viaje, viáticos y para sobornar y comprar a pseudos comunicadores sociales o PECOS (PEriodistas COmprados)? Esto es, que aquí nos damos el lujo de gastar en vuelos de primera clase y hoteles cinco estrellas más que lo que invertimos en Justicia, seguridad y medio ambiente. ¿Cómo es posible que en propaganda y compra de "periodistas", relacionistas públicos y demás hierbas aromáticas se gaste más que en Maestros y Escuelas?
Resulta que aquí, en este país, ¿O paisaje?, se asumen como válidos no sólo dietas excesivas, exoneraciones, placas, armas, escoltas, pasaportes diplomáticos, viajes, etc., sino que hemos llegado a pretender justificar un multimillonario Fondo para los Programas Sociales del Congreso, el denominado "Barrilito," fomentando con ello el clientelismo y el prebendarismo. Es obvio que ello desnaturaliza las funciones de legislar, representar y fiscalizar. Ya que con ello, los legisladores entran en el festival de dispendio que caracteriza a nuestra clase política.
No es justificación que los "milloncejos" del "BARRILITO" se apliquen a supuestos programas comunitarios, ya que esa no es función de la rama legislativa, pero además introduce un privilegio irritante frente a aquellos ciudadanos de a pies que pudieren aspirar a un escaño congresional sin contar con los gruesos ingresos que el clientelismo permite a favor de esta clase política "parasitaria" o que abreva de los fondos públicos. Juan Bolívar ha escrito con agudeza sobre este tema.
No se trata tan sólo de que el grueso de nuestros legisladores -y otros políticos- han saltado de ser pequeños burgueses pobres o muy pobres -salvo algunas excepciones- a ser asiduos comensales de restaurantes, villas y castillos, aquí y en el exterior, sino y que sobretodo utilicen nuestros recursos para ganarse adeptos y la imagen de bondadosos. Creo ciertamente que nuestra clase política ha perdido los estribos y nuestro pueblo, alienado por la miseria, la propaganda y el abuso del poder, ha soltado las riendas.
La clase política es tan poderosa en términos económicos, que ya no necesita de las donaciones de la clase empresarial, al extremo de que se dan el lujo de ningunearla y apostrofarla, al mejor estilo de "ex-marxista vergonzantes" como los refiere Miguel Guerrero. En todo caso, los recursos para financiar las costosísimas campañas electoreras son ordeñados de las arcas estatales o municipales, o bien de otras fuentes de dinero igualmente sucias como el narcotráfico, el contrabando y/o el tráfico de personas. A pesar de que los eventos recientes nos muestran sólo la punta del témpano, nos queda claro que es este desde hace un buen tiempo un Narco-Estado o es inminente que lo sea, como lo acaba de descubrir "el jacobino" Guillermo Moreno.
Creo que las condiciones subjetivas y objetivas se van acercando para que construyamos una corriente popular que desde una óptica o lógica de las mayorías, revolucionarios liberales, desenmascaremos al grueso de los politicastros que nos gastamos y padecemos. La "sociedad civil" tiene que fortalecer los vínculos, e integrar a los sectores populares o deslindar claramente posiciones, para identificar claramente los intereses que coyunturalmente se representan, y así establecer una agenda país. De modo que el sacrificio social de la crisis global no recaiga fundamentalmente sobre nuestras clases trabajadoras, sino que las clases oligárquicas se desempeñen realmente como capitalistas modernos que reconozcan a sus obreros y empleados el derecho a gozar de salarios y compensaciones económicas suficientes para subsistir, ahorrar y superar el permanente estado de precariedad a que se han visto sometidas.
La llamada revolución democrática y el anunciado Estado Social de Derecho no puede ser mera retórica desprovista de compromiso y de solidaridad. Recortemos viajes a Veil, Galgary o a Sudáfrica, y redistribuyamos beneficios entre nuestros empleados y servidores en el sector privado. De otro lado es preciso mejorar los servicios básicos de educación, salud, transporte, energía eléctrica, defensa y seguridad entre otras tareas esenciales a cargo de la administración.
En ese orden es preciso mejorar sustancialmente las condiciones sociales de trabajo de militares y policías, al tiempo de revisar los mecanismos de contratación y supervisión.
¿Cómo es posible que en el presupuesto general de Ingresos y Ley de Gastos Públicos para el 2010 se contemplen en dos renglones superfluos o no prioritarios alrededor de RD$ 15,000,000,000.00? ¿Por qué y bajo que justificación es posible que un país con tantas precariedades, -recuérdese que aquí han muerto niños por falta de vacunas antirrábicas-, se puedan disponer tantos pesos para gastos de viaje, viáticos y para sobornar y comprar a pseudos comunicadores sociales o PECOS (PEriodistas COmprados)? Esto es, que aquí nos damos el lujo de gastar en vuelos de primera clase y hoteles cinco estrellas más que lo que invertimos en Justicia, seguridad y medio ambiente. ¿Cómo es posible que en propaganda y compra de "periodistas," relacionistas públicos y demás hierbas aromáticas se gaste más que en Maestros y Escuelas?
Conviene recordar cuando Melaneo Paredes decía no necesitar más fondos para la fundamental cartera de Educación, en el entendido de que todas las necesidades en ese ámbito estaban cubiertas. ¡Cómo si aquí no hiciese falta de todo, guarderías, bibliotecas, talleres, laboratorios, centros culturales en las escuelas, materiales gastables, edificaciones seguras, higiénicas, iluminadas etc.! No, preferimos gastarlo en el jolgorio de la propaganda del Nueva York chiquito y que el pandero está en buenas manos. ¿Hasta cuándo? Y tenemos funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley más perdidos que el hijo de Lindberg pretendiendo esconder la suciedad de una corrupción rampante en uno que otro directorcillo de tercera categoría al tiempo de acusar a los jueces de debilidad y corrupción.
De otro lado, los que aspiran no son muy diferentes que los que están. Luego, se hace necesaria una gran convergencia de liberales y demócratas convencidos, que en una jornada solidaria denunciemos firmemente este intolerable estado de cosas y nos comprometamos a cercar, aislar y expulsar de la actividad política, mediante el desprecio público generalizado, a los pocos malandros que abundan en cada formación política. Nos aliemos con las personas correctas, responsables y capaces de encarar los retos de una gestión basada en la noción de servicio público.
Ojala y la esperada redención de nuestro amado y sufrido pueblo no tenga que ser el fruto de un baño de sangre ni una revolución violenta, tampoco de un coronel con aspiraciones de gloria. Las botas nunca saben donde pisar. Esa redención de trabajo, sacrificio, libertad y bienestar debe ser el resultado de un compromiso de rectificación, de volver a los orígenes de las fuerzas democráticas y liberales.
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