Propósito
Cosmos inmenso del que no soy ni millonésima parte; permíteme, en este trecho en que hemos coincidido, estampar mis plantas sobre tu faz de arcilla, y dejar constancia de que te acompañé con consecuencia, así fuese un instante fugaz en tu existir sin fin… da eco y relieve a mis pasos inciertos, aunque en tu inmensidad ensordecedora sólo yo los oiga; sólo yo distinga sus borrosas huellas.
¿Qué es la vida?
¿Qué es la vida, sino un viaje sin retorno donde la verdadera recompensa es absorber con gozo cada bocanada de aire, cada ondulación del paisaje y vivir a plenitud con todos los sentidos y las fibras de nuestro ser cada momento, cada instante, cada regalo que el trayecto nos regala?
Vida... ¡Torrente interminable!
Vida… milagro y misterio, cálculo y poesía, a veces tibia, por lo general fría. Eres energía incontenible que en constante labranza, en el mismo surco que cosechas, tiras tus desechos.
Maestra vida, profesora implacable, ni justa ni vengativa, cuya ley es renovarte, creando sitio para poner lo nuevo; talando y destruyendo allí, naciendo y comenzando aquí, en regeneración continua, sin reparar en obstáculos.
Vida ciega para quien podría ser yo lo mismo una piedra, un animal o una planta; puedo sentirte injusta porque tengo conciencia y es ese mi castigo: sentir el furor de tu labranza que para esos otros pobladores en tu dominio son ley natural, ni juzgadora ni dolorosa, parte del simple existir.
Interminable vida que lates eterna en cuerpos transeúntes: comprender que simplemente eres; poder navegar en tu cresta cuando lo permitas, sin ser veleta de los elementos; saber balancear la carga y conservar el equilibrio y tratar de no caer; entender que eres más de lo que alcanzan a ver mis ojos y examinar tus entrañas con decisión, aun gaste mi existencia en el intento; comprender que eres flujo continuo de picos y valles, y ser humilde para doblar las rodillas cuando implacable tus leyes me golpean, mas fuerte y combativo para no permanecer caído, y saber que soy eterno en ti aunque habites este mortal cuerpo, son las lecciones que con los años he aprendido.
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