domingo, 6 de abril de 2014

DESAGRADÓ A CATÓLICOS REPRESOR JÁQUEZ OLIVERO ALOJARA AL OBISPO ABREU

Por Ramón Arturo Guerrero
acento.com.do


Jerónimo Tomás Abreu Herrera(1930-2012) era vicario pastoral de la diócesis de La Vega y párroco de Santa Ana, la iglesia principal de San Francisco de Macorís, cuando el 15 de enero de 1978fue nombrado obispo de la recién creada diócesis de Mao-Montecristi. El equipo de educadores del Centro de Promoción Campesina de la diócesis, del cual yo formaba parte, me encargó asistir al acto de ordenación con una carta de felicitación de nuestra parte.

El sábado 4 de marzo me dirigí, acompañado de mi esposa, hacia Mao. En la localidad de El Hatico, pocos kilómetros al este de la ciudad, tendría lugar la consagración del nuevo obispo. Se congregó allí una multitud considerable bajo el candente sol, próximo al mediodía.

Entre los comentarios que pude escuchar se hallaba el disgusto de muchos feligreses al enterarse de que el general Carlos Jáquez Olivero (1919-90), comandante de la 4ta. Brigada de infantería del ejército, con asiento en Mao, prácticamente había monopolizado al nuevo obispo, a quien se supo alojaría en su residencia. Jáquez Olivero era temido y repudiado por la población local, además de ser conocido en el país entero como “uno de los militares más represivos del balaguerismo”.

Aunque estaban complacidas de que Roma se acordara de ellas dándole un obispo propio, amucha gente de la región le desagradaba que desde el principio el prelado se presentara asociado al poder y, peor aún, a un régimen en franco declive por la cantidad de crímenes cometidos y la notoria corrupción reinante.

Por cierto, uno de los más sonados crímenes políticos cometidos por el régimen de Balaguer ocurrió en esta región y fue la desaparición en la ciudad de Dajabón del dirigente del Movimiento Popular Dominicano (MPD) Henry Segara Santos. Así lo relata Bolívar Beltré: “El 25 de julio del año 1969, a eso de las 2:30 de la tarde, en la esquina de las calles Beller y Sánchez (Dajabón), una patrulla compuesta por militares vestidos de verde olivo detuvo al dirigente revolucionario... Muchas personas que observaron la detención dieron testimonio de la misma. Esta acción fue dirigida por el propio comandante militar de la provincia, coronel José Demetrio Almonte Mayer, uno de los militares más sanguinarios al servicio del Dr. Balaguer” (barrigaverde.net).

Otro tema que me comentaron, aunque de menor relevancia, fue la controversia desatada en los círculos católicos locales sobre la ubicación de la sede episcopal; unos opinaban que debía estar en Mao y otros que en Monte Cristi. Al parecer el Vaticano trató de complacer a ambas corrientes y denominó la nueva diócesis “Mao-Monte Cristi”. Se notaba que la polémica fue profunda, pero, es evidente que al designar a Mao como sede pesaron más las consideraciones económicas.

En aquel momento la Iglesia Popular se hallaba en pleno auge en Latinoamérica, pese al viraje derechista de Roma que ya se apreciaba y que pugnaba por frenar el empuje de los sectores progresistas que se manifestaban en las llamadas “comunidades eclesiales de base”. La Iglesia de Republica Dominicana no era ajena a estas transformaciones y el Cibao albergaba los grupos más activos.

A esta efervescencia se agregaba el proceso electoral de aquel año 1978, que pondría fin a la dictadura de Joaquín Balaguer, aunque sería en forma mediatizada. Esto explica por qué muchos de estos católicos progresistas con quienes conversé, imbuidos de los principios que predicó Jesucristo, consideraran un escándalo que el obispo Abreu Herrera se aislara de la feligresía alojándose en la suntuosa residencia de un repudiado general represor. Esos fueron los sentimientos que capté durante mi estancia de un día en el Noroeste, a comienzos de marzo de 1978.

El general Jáquez Olivero era un ultra al estilo de, entre otros, el vicealmirante Francisco Rivera Caminero a quien, según trascendió, hubo que inyectarle sedantes cuando se enteró de la derrota de Joaquín Balaguer pues entró en un delirante estado de negación. Se le atribuye a Olivero, por su parte, haber expresado en la ocasión: “Guzmán gobernará de la Línea hacía la capital, pero de la Línea hacia la frontera gobernaré yo”. En respuesta, el presidente Antonio Guzmán lo “destutanó” de inmediato.

2 comentarios:

  1. Hermano Ramón, sería conveniente que termine la historia,porque se puede interpretar que monseñor se alojó en la residencia del general Jáquez y eso no ocurrió. Creo que lo que aconteció fue una cortesía del general para halagar al recién llegado obispo que conduciría a la feligrecía católica en la Región Noroeste de nuetro país, la que logró durante su larga gestión obtener el beneficio de este incansable promotor del desarrollo integral de nuestra siempre olvidada Línea Noroste.

    Dr. Antonio Mateo Reyes(Monchy).

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  2. No puedo callarme ante tanta injusticia con Jaquez Olivero, en comentarios y opiniones que se siguen repitiendo aun despues de tantos años. No quisiera yo ser su hija, sino que quisiera que ciudadanos communes sean quienes aclaren el mal consepto que se tiene, basado en opiniones de sus enemigos en la epoca, los que inventaron y pusieron palabras en su boca sin haberlas dicho y hoy aun la repiten otros sin haber sido testigos.

    La idea era el descredito, para robarle votos a Balaguer, muy bien hecho porque en politica parece que todo es permitido. El pecado de Jaquez Olivero, fue ser carismatico y permitir que su carisma fuera usado para bien de un gobierno, que luego la historia nos dice no fue el mejor, pero tampoco es que han venido otros mejores.
    Recuerdo algo que un dia dijo el Padre Franco en una misa: Hablar de una persona sin haber sido testigo de lo que hablas, es comparable a pelar un pollo en el campanario, y luego bajar a recoger las plumas. Cuando sepas que lo repetistes no era verdad, ya sera tarde porque podras recoger algunas plumas , mas no todas.

    Quisiera que se publique mi comentario, pero mas aun quisiera oir de maeños justos y honestos la verdadera version de los hechos, repito justos y honestos maeños, no los inventadores de maldad.

    Susana Jáquez
    Hija de Jáquez Olivero

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