domingo, 25 de noviembre de 2012

THE ECONOMIST DENUNCIA “LA PARRANDA ELECTORAL DE LEONEL FERNÁNDEZ”

El gobernador del Banco Central gana un 32% más que Ben Bernanke, el director de la Federal de los Estados Unidos. Mientras tanto, el Gobierno no cumple con el mandato constitucional de dedicar el 4% del PIB al ineficaz sistema educativo del país.

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SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La revista The Economist, publicó esta semana un duro reporte sobre la situación económica de la República Dominicana, especialmente porque la pasada administración de Leonel Fernández se dedicó a parrandear electoralmente, y en vez de un déficit de un 5% del PIB incurrió en un déficit de un 8.5% del PIB.

La revista The Economist, en su edición impresa, dice que la República Dominicana creció en su economía en los últimos años, pero que el gobierno no se preocupó por disminuir los índices de pobreza ni las desigualdades.

A continuación una traducción de Iván Pérez Carrión, para Acento.com.do, del reportaje periodístico:

La República Dominicana ha experimentado un crecimiento económico saludable en los últimos años. Pero es uno de los pocos países latinoamericanos donde la distribución del ingreso se ha vuelto más desigual en la última década. Eso es en parte porque el Estado hace poco para ayudar a los pobres: la recaudación de impuestos, un 12.8% del PIB, es la tercera más baja en la región. Para empeorar las cosas para el nuevo presidente, Danilo Medina, quien asumió el cargo en agosto, él descubrió que el déficit presupuestario de este año sería del 8% del PIB, en lugar del 5% como había afirmado el gobierno anterior.

Esto se debió en parte a una parranda antes de las elecciones por parte de Leonel Fernández, predecesor y aliado de Medina. Pero también debido al aumento de los subsidios a las compañías eléctricas. Los altos precios del combustible y los envejecidos equipos agregaron más al costo del robo de electricidad crónico y generalizado. Además, un menor crecimiento económico frenó el de los ingresos fiscales.

La respuesta del Medina fue ordenar un aumento del impuesto al valor agregado del 16% al 18%, mientras ampliaba su cobertura. También aumentaron fuertemente los impuestos a los cigarrillos y el alcohol. Esto enfureció a muchos dominicanos, normalmente una población bastante apática. Los empresarios pronostican una fuerte caída en las ventas y varios miles de personas han salieron a protestar a principios de este mes. Los ánimos se caldearon más cuando la policía mató a dos manifestantes.

En vez de alzas de impuestos, los manifestantes querían recortes de gastos. Se acusó a Fernández, quien había sido popular durante mucho tiempo, por la creación del déficit mediante la corrupción y de ocultar su volumen. No hay evidencia de que él haya estado involucrado directamente en el robo. El fiscal general desestimó recientemente una demanda en su contra por corrupción que fue presentada por un político de izquierda.

Pero el dinero, ciertamente, fluye por el Gobierno dominicano como por un colador. El Foro Económico Mundial, una organización suiza, sitúa al país en el último lugar de “despilfarro del gobierno”. El Estado contrata a mucha gente para puestos de trabajo no esenciales ‒tiene más diplomáticos en los Estados Unidos que Brasil y que los siete países centroamericanos juntos‒ y les paga generosamente.

El gobernador del Banco Central gana un 32% más que Ben Bernanke, el director de la Federal de los Estados Unidos. Mientras tanto, el Gobierno no cumple con el mandato constitucional de dedicar el 4% del PIB al ineficaz sistema educativo del país.

Medina ha hecho algunos pocos gestos simbólicos para racionalizar la nómina pública. Despachó al auditor del Estado, después que se reveló que este estaba a punto de recibir una enorme pensión de un trabajo en el Gobierno anterior, y ha evitado los séquitos del Sr. Fernández que solía llevar en sus viajes al extranjero. Pero la nómina del sector público se va a incrementar en un 2.4% por encima de la inflación en 2013.

A pesar de las protestas, la reforma fiscal de Medina es probable que se aplique. Su partido tiene una mayoría sólida en el Congreso, y con cuatro años hasta las próximas elecciones, el Gobierno espera que los votantes tengan tiempo para olvidar.

Sin embargo, Medina ya ha sido advertido: tiene que reformar el sector público para que sea más ahorrativo pero más eficaz, al tiempo que le propicie a los dominicanos un suministro de electricidad confiable y buenas escuelas. De lo contrario, es probable que los manifestantes ataquen de nuevo.

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