LO MEJOR PARA EL PAÍS ES QUE ESTE MENTIROSO Y DESHONESTO CAMALEÓN PERDIERA
Pese a una recuperación económica lenta y el desencanto con Obama, el republicano se quedó a las puertas de la Casa Blanca. Su campaña plagada de gaffes y la alienación a las minorías, motivos de su fracaso
1. Latinos y mujeres fueron con Obama
El grupo demográfico de mayor crecimiento en los Estados Unidos, los latinos, respaldó masivamente al presidente pese a que durante sus primeros dos años de gobierno, con ambas cámaras bajo el control del Partido Demócrata, no promulgó la largamente prometida reforma migratoria. Sin embargo, la alternativa a Obama no prometía condiciones mejores para los hispanos (Romney llegó a decir durante las primarias que el asunto se resolvería si los ilegales decidieran “autodeportarse”).
Así, a la hora del sufragio, un 71% de los norteamericanos de origen latino votó al demócrata, un apoyo todavía mayor que el que consiguió en 2008. A su vez, las mujeres también fueron claves en la victoria de Obama, ya que un 55% votó por el actual mandatario. En los últimos meses de la campaña, los derechos de las mujeres fueron uno de los temas más debatidos por los candidatos, y Romney tuvo que salir a explicar –y casi nunca reprobar- las insólitas declaraciones de algunos de sus candidatos al senado, quienes dijeron que la violación era un regalo de Dios e incluso algunas de ellas eran “legítimas”.
2. Campaña presidencial errática
Existió un momento, durante los meses de agosto y septiembre, que cada semana traía una nueva gaffe del republicano, como cuando puso en duda la capacidad de los ingleses para organizar los JJOO (durante su visita a Londres ni más ni menos), afirmó que las corporaciones también “eran personas” y que él podía entender el sufrimiento de los norteamericanos que menos tenían porque él también era un desocupado (aunque uno con una fortuna de 250 millones de dólares). Sin embargo, todo eso pareció irrelevante cuando apareció la grabación de una cámara oculta donde se lo veía, durante una cena con ricos donantes, tildando al 47% que no paga impuestos sobre la renta -grupo que incluye militares retirados, jubilados y estudiantes- de perezosos que se creen “víctimas”. Pese a que intentó distanciarse de esas declaraciones y aseguró que él sería el presidente del 100% de los norteamericanos, el inmenso daño ya estaba hecho.
3. Obama logra una recuperación lenta pero segura
Si hubo un tema en el que se basó la campaña de Romney, ese fue la economía, hasta el punto que el republicano incluso utilizó sus participaciones en el tercer debate presidencial -sobre política internacional- para insistir sobre la crisis, el déficit fiscal y el riesgo de convertirse en la nueva Grecia o España, aun cuando era consultado sobre la guerra en Afganistán.
Después de todo, su presunto éxito empresarial a la cabeza de la firma de inversión Bain Capital era, mucho más que su paso por la gobernación de Massachusetts, su mayor carta de presentación frente al electorado. Pero durante los últimos meses, la cantidad de empleos nuevos creados superó incluso las predicciones de los propios demócratas y la cifra de desocupados se colocó por debajo del 8 por ciento. Nadie podía decir –y ciertamente Obama se cuidó de no hacerlo- que las cosas estaban bien, pero la recuperación de la economía, si bien lenta, era incuestionable.
4. La sombra de Bush persiste
Ya sea por su pésima respuesta al huracán Katrina, su impopular “guerra contra el terror” y su respaldo a las desregularizaciones financieras que culminaron con la crisis de 2008, la administración de George W. Bush es actualmente una de las peores apreciadas por el pueblo norteamericano, con apenas un 43% de aprobación según una encuesta realizada a mediados de 2012.
Tanto es así que la ausencia del texano en la Convencion Nacional Republicana no sorprendió a nadie, y ningún miembro de la campaña de Romney buscó su respaldo para las elecciones. Incluso, según relevó la Associated Press el martes, la mitad de los votantes todavía responsabiliza de la situación económica al ex mandatario.
Presentarse bajo el lema del Partido Republicano tras el desastre de Bush fue un estigma para John McCain en las pasadas elecciones y lo fue ahora también para Romney.
5. No hubo suficiente del “moderado Mitt”
Una de las claves del triunfo de Romney en las extensas primarias republicanas, plagadas de precandidatos estrafalarios, ultrarreligiosos y fanáticos de las canciones de Pokemon: la película, fue su habilidad de seducir a los votantes de un partido cada vez más alineado a la derecha, casi una hazaña considerando que su mandato como gobernador de Massachusetts era evaluado como uno de los más “centristas” en la historia reciente de la fuerza política conservadora.
Romney prosiguió su campaña apelando a los simpatizantes del Tea Party y defendiendo sus posturas cada vez más extremas, olvidándose que cada cuatro años un enorme caudal de votantes nuevos tiende a apoyar al candidato con las politicas más progresistas y que minorías como los latinos y los homosexuales no sólo son grupos de considerable tamaño demográfico, sino de una importante capacidad de movilización.
Luego de que una versión moderada de Romney apareciera durante el primer debate y provocara su resurgimiento en los sondeos, el republicano intentó continuar la estrategia, pero casi año y medio de retórica reaccionaria hicieron que su cambio no luciera creíble para la mayoría del electorado.
Adenoma Hepático en paciente con Esplenectomía Previa: Estudio Sonografico
y Elastografico
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Femenina de 42 años de edad con historia de esplenectomía previa hace unos
años y 4 cesáreas. Consulta con su gastroenterólogo por estreñimiento
severo y...
Hace 3 días
MAS OBJETIVO EL ESCRITO NO PUEDE SER. HACE UN ANALISIS EXACTO DE LA PERSONALIDAD DE MITT RONNEY Y DE SUS CARACTERISTICAS PERSONALES QUE HICIERON QUE EL PUEBLO NO CONFIARA EN EL.
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