sábado, 18 de agosto de 2012

ROSENTHAL Y LOS MEDIAS ROJAS

LOS PROBLEMAS DE LOS MEDIAS ROJAS VAN MUCHO MÁS ALLÁ DE BOBBY V
Por Ken Rosenthal

Por supuesto, Bobby Valentine debe ser despedido. Algunos ejecutivos rivales dicen que los Medias Rojas debieron haberlo hecho hace dos semanas, cuando tenían mayor oportunidad de salvar la temporada.

Con todas las quejas recientes de los Medias Rojas sobre filtraciones a la prensa, Valentine ha sido el peor enemigo de su propia causa, al no mantener la boca cerrada, irritando sus jugadores, perdiendo su respeto. Mientras que los jugadores en algunos casos han sido culpables de reacción exagerada, Valentine debía haber sabido que su reputación lo precedía. La que fuera. En este punto, incluso con los Medias Rojas comprometidos con él por el resto de la temporada, Bobby V no es más que un espectáculo que distrae, una nota al pie de un período horrible en la historia de los Medias Rojas.

Los Medias Rojas —12 partidos y medio detrás en el Este de la Liga Americana y 6 1/2 juegos detrás en la carrera por el segundo comodín— no simplemente bordean la irrelevancia en su visita a Yankee Stadium este fin de semana. Son un fracaso colectivo, y cuanto antes sus propietarios y los jugadores lo reconozcan, más rápido podrán seguir adelante.

En la actualidad, ambos grupos permanecen en estado de negación, los jugadores trataron de negar la rebelión en contra de Valentine, según informara Jeff Passan, de Yahoo! Sports, y el presidente del club, Larry Lucchino, dijo a los periodistas la noche del jueves en Baltimore, "Los sarcásticos y cansados medios de comunicación no reflejan necesariamente la voz de la fanaticada".

¿En serio? Lucchino debería abrir el Fenway Park para una reunión de cabildo abierto y escuchar lo que los fanáticos (¿muchos? ¿La mayoría? ¿Todos?) piensan de los Medias Rojas de 2012. Y, ya que a los Medias Rojas les encanta las discusiones de grupo, los propietarios deben exigir a los jugadores que asistan y se enteren cómo han alienado la Nación de los Medias Rojas, tanto como Valentine los ha alienado a ellos. A continuación, la gerencia puede hacer algo completamente diferente, y reconocer su propio papel en ayudar a crear este caos.

Los hechos son estos: Valentine se convirtió en piloto esta temporada. Los Medias Rojas no han ganado un partido de eliminatorias desde el 2008, y no han llegado a la postemporada desde el 2009. Actualmente están tres juegos por debajo de .500 con una nómina de $180 millones, la tercera más alta en las Grandes Ligas.

Pocos culpan a Ben Cherington, en su primer año como gerente general, y pocos deben hacerlo. Los jugadores a menudo se distraen con los problemas secundarios, en vez de enfocar su energía en ganar. Los propietarios —y en concreto, Lucchino— deben reconocer su error en hacer caso omiso a Cherington, ungiendo a Valentine y efectivamente tirando la temporada de 2012 al contratar la persona equivocada en el momento equivocado.

Hace menos de un año —¿se acuerdan?— esta franquicia mostró los más pequeños signos de disfunción. Los Medias Rojas tenían el mejor récord en la Liga Americana el 1 de septiembre. Aunque algunos directivos del club en privado expresaron su preocupación por entonces de que algunos jugadores estaban demostrando un sentido exagerado de derecho, aparecer en la tercera Serie Mundial en ocho años era posible.

Entonces vino el ataque de nervios.

El colapso histórico y no llegar a la postemporada. La purga reflexiva por los propietarios que incluyó despedir al piloto Terry Francona, y la salida de Theo Epstein, el gerente general. La revelación de que los lanzadores abridores habían consumido pollo frito y cerveza en la casa club durante los partidos y el enlodamiento a Francona por fuentes anónimas en un artículo de The Boston Globe.

Los Bravos de Atlanta se derrumbaron tan dramáticamente como los Medias Rojas en septiembre pasado, pero lo único que hicieron fue despedir a su entrenador de bateo. Los Yanquis de Nueva York juegan en un mercado que, por lo menos, es tan exigente como Boston, sin embargo, sus jugadores se comporten con tanta profesionalidad, que el contraste debería resultar vergonzoso para los Medias Rojas.

El trío de propietarios de los Medias Rojas John Henry, Tom Werner y Lucchino no tiene por qué imitar al estoico Hal Steinbrenner de los Yanquis —el grupo de los Medias Rojas, que nadie lo olvide, ayudó a terminar la "Maldición del Bambino", presidiendo los ganadores de las Series Mundiales en el 2004 y el 2007. Pero si no van a permitir que Cherington escoja el piloto, entonces no debe ser gerente general—y los dueños no pueden alegar que Cherington no se ha ganado su confianza; no cuando él ha estado en la organización por 14 años.

Ah, pero no nos detengamos ahí.

La próxima vez que los jugadores empiecen a quejarse —y habrá una próxima vez, incluso después que Valentine se haya ido— los propietarios deben decirles que se callen y dejen de actuar como niños mimados. Niños mimados, pagados en exceso, produciendo por debajo de lo requerido, que deben ser vistos pero no oídos.

Hace un año, nadie pensó que el primera base Adrián González y el segunda base Dustin Pedroia fueran problemáticos y tal vez aún no lo sean. Sin embargo, González y Pedroia lideraron el levantamiento en contra de Valentine, de acuerdo con Yahoo! Independientemente de que hasta el último detalle del informe Passan, fuera preciso, nadie va a confundir ninguno de los veteranos por un soldado de infantería de Valentine.

Los jugadores, se den cuenta o no, todos se ven disminuidos con las luchas internas del equipo. Los equipos de los Medias Rojas que ganaron campeonatos sólo se preocupaban por ganar. Este equipo al parecer se preocupa por todo menos por ganar.

Obviamente, los líderes como Derek Jeter son raros, pero ¿quién en los Medias Rojas se acerca siquiera al establecimiento del tipo de tono que él establece?

González nunca ha sido conocido como un líder. Pedroia fue el preferido de Francona (por buena razón), pero no está bateando como lo ha hecho en el pasado, quizás debido a persistentes problemas físicos. El bateador designado David Ortiz, a veces, es una fuerza unificadora. Otras veces, prefiere quejarse de su contrato.

Sin embargo, prácticamente cada uno de los jugadores de los Medias Rojas ha ganado y ha sido un buen compañero de equipo en el pasado. Tal vez la contratación de un piloto más respetado rápidamente podría restaurar la dinámica adecuada en la casa club. Pero, por lo menos hasta cierto grado, se requiere un cambio de cultura. La agenda del equipo debe ser ganar, y ganar solamente.

El más desafiante, el lanzador derecho Josh Beckett, debería ser el primer jugador en ser canjeado, aunque los Medias Rojas podrían haber desperdiciado su mejor oportunidad para moverlo cuando los Rangers de Texas mostraron interés antes del plazo de cambio. Beckett está ganando $15.75 millones hasta el 2014 y como jugador con 10 años de servicio y los últimos cinco años con el mismo equipo él puede vetar cualquier acuerdo.

El jardinero central Jacoby Ellsbury también tiene que irse, idealmente por un lanzador abridor, aunque sólo sea a causa de su situación contractual y el potencial de los Medias Rojas para sustituirlo con el prospecto Jackie Bradley. Ellsbury entrará en el último año de su contrato en 2013, y su agente, Scott Boras, por lo general prefiere que sus clientes determinen su valor en el mercado abierto.

Después de eso, las cosas se ponen más difíciles.

Epstein dejó a Cherington dos jugadores cuyo jugoso contrato y frágiles condiciones físicas los hacen extremadamente difícil para negociar, el jardinero izquierdo Carl Crawford y el lanzador derecho John Lackey.

Los Medias Rojas discutieron cambiar a Gonzalez con los Dodgers de Los Angeles antes de la fecha límite de cambios, según el Boston Globe, pero solo lo moverían en un acuerdo "transformativo", dijo una fuente de Grandes Ligas. Pedroia está bajo el control del club hasta el año 2015 con un salario razonable, pero sería contraproducente canjearlo cuando su valor se ha reducido.

Cherington, con pocas opciones, probablemente deberá tomarse sus riesgos con el mismo núcleo. Pedroia, el zurdo Jon Lester y el lanzador derecho Clay Buchholz todos son menores de 30 años, y González sólo alcanzó esa edad en mayo.

Los Medias Rojas, basándose en un aspecto más favorable de la herencia de Epstein, también están desarrollando una nueva ola de jóvenes talentos: El zurdo Félix Doubront y el tercera base Will Middlebrooks hicieron impacto esta temporada, el catcher Ryan Lavarnway está de vuelta en las Grandes Ligas y Bradley y los torpederos José Iglesias y Xander Bogaerts se están acercando.

Si sólo el futuro inmediato fuera tan brillante.

No hay dudas de que los Medias Rojas metieron la pata con Valentine. Ellos tendrán que despedirlo si quieren conservar los entrenadores que quedan —el entrenador de la banca Tim Bogar, el entrenador de bateo Dave Magadan y el entrenador del bullpen Gary Tuck. Pero si despiden a Valentine después del primer año de su contrato de dos años, es probable que renuncien a cualquier posibilidad de contratar a su ex entrenador de picheo John Farrell como su próximo piloto. El contrato de Farrell como piloto de los Azulejos de Toronto no expira sino hasta después de la próxima temporada.

Un tremendo lío, ¿no?

Valentine debe irse; Valentine se irá.

Pero Valentine, en cierto modo, es el menor de los problemas de los Medias Rojas.

Tomado de Fox Sports. Traducción de Isaías Medina de Metransol Services (metransol@yahoo.com)

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