domingo, 6 de marzo de 2011

MENSAJE DEL GENERAL RETIRADO DR. RAFAEL PERCIVAL PEÑA

A MIS HERMANOS MILITARES Y AL PUEBLO DOMINICANO

QUERIDOS HERMANOS Y APRECIADOS CONCIUDADANOS:

El Tribunal Contencioso Administrativo, sometido a fuertes presiones del Poder Ejecutivo y de la cúpula militar que le sirve a su política de perversión institucional, corrupción política, empobrecimiento de la inmensa mayoría de los integrantes de los cuerpos castrenses y del pueblo todo, negó finalmente por sentencia injusta, mercenaria y genuflexa el “derecho de amparo”, a un derecho fundamental conculcado que me asiste por las violaciones a mis derechos constitucionales y legales en ocasión de mi “puesta en retiro” como general de la República.

Voy a apelar esa sentencia y además ya canalicé el caso ante la Corte Interamericana. Llevando el caso más allá de la frontera dominicana. Esta pelea sigue y no desistiré, no me rendiré de librarla con tesón, no solo por mi caso, sino por tantos otros atropellos ilegales cometidos contra muchos de mis colegas y hermanos militares.

Ahora no quiero extenderme en este tema, sobre el cual ofreceré pronto más informaciones. En este mensaje quiero concentrarme en la manera bochornosa cómo están mal conduciendo y maltratando las altas jerarquías políticas y militares de la Nación -enriquecidas a través de múltiples prácticas de corrupción- a nuestros deteriorados cuerpos castrenses y a gran parte de sus respectivas membresías; preteridas, usadas y discriminadas por los “jefes” favorecidos por el primer magistrado de la Nación.

Tengo la información certera de que el malestar ya fue expresado con valentía en una carta por alrededor de medio centenar de oficiales superiores, en la que denuncian internamente la corrupción, la desinstitucionalización, las precariedades, los atropellos en los ascensos a destiempo a los amiguitos militares de los pasillos áulicos, y la fuerte gravitación del narcotráfico y las constantes discriminaciones políticas que corroen nuestros cuerpos castrenses.

Nos enteramos que esos oficiales se quejaron, a la vez que se apenan profundamente, de que nuestras FFAA están podridas pareciendo cada vez más a las totalmente desacreditadas Policía Nacional y a la Dirección Nacional Anti-droga, entidades plagadas de grupos corruptos y criminales, enredados también hasta el tuétano en el negocio de la droga, el chantaje y el sicariato.

Me enteré que la carta en referencia le fue entregada al Ministro de las Fuerzas Armadas Dominicanas, y éste a su vez se la llevó al presidente Fernández, quien recomendó ABSOLUTO SILENCIO sobre el caso. Y que la prensa no se enterara de ella.

El temor a una ola de represalias contra estos valientes oficiales superiores y porque entiendo que el silencio solo beneficia a los que se han lucrado de esa situación, doy a conocer el hecho y demando que la referida carta sea cuanto antes del dominio público.

Nada se gana con ocultar la realidad, más cuando el proceso de descomposición es creciente. En estos casos, el silencio de la denuncia de los males y de sus responsables solo sirve de manto protector a la delincuencia uniformada y no uniformada que manipula esas delicadas instituciones y las usa para sus mezquinos y minoritarios intereses en detrimento de las mayorías militares.

La situación de nuestras FFAA debe ser debatida de cara al sol, y de espalda al olvido, precisamente para que puedan ser renovadas, reformadas y profesionalizadas, recuperando cuanto antes su maltrecha credibilidad. Nadie se preocupa de sus necesidades y sueldos de miseria en contra posición de los altos estrafalarios sueldos de los funcionarios de este gobierno.

Sé lo riesgoso de mi actitud y conozco las entrañas del monstruo de la corrupción militar. Pero sencillamente sería irresponsable e imperdonable de mi parte guardar silencio frente a esta crisis en expansión que se agiganta como un alud de nieve. Precisamente por conocerla, ser consciente de su gravedad y de la importancia de rectificar a tiempo, me siento en el deber de darla a conocer y alertar sobre ella.

Mi suerte en ese plano está echada. Crucé el Rubicón, tracé la raya de Pizarro y quemé las naves de Hernán Cortés hace tiempo, escogí el camino de la honestidad, de la justicia y los intereses patrios.

Como militar por vocación y convicción estoy a mil leguas de los Santana, Báez, Trujillo, Balaguer y Leonel; y siempre he abrazado al ejemplo de Mella, Luperón, Manolo, Caamaño y Fernández Domínguez. A defender la patria. Esa Patria que no se ve, que no se huele, que no se toca, que está clavada en el pecho como un fogón encendido inmenso. Y que por más agua que los traidores, y los cobardes le echen no se apaga nunca. La cobardía y la deshonestidad no entrarán a mi corazón. Y ¡Cuando el llanto de la madre patria llama, el llanto de la madre calla!

Con mucho sentimiento, y respetuosamente
¡Todo por la patria!
¡Todo por el pueblo!

Dr. Rafael Percival Peña
General de Brigada Piloto (r)

2 comentarios:

  1. Por lo que dice esta carta, podriamos deducir, que no estamos lejos del sendero transitado en Egipto, tunez y Libia. Cuando los militares(hombres de disciplina y apego a lo que dicte la jerarquia) se pronuncian mediante cartas, es evidente que algo huele mal en Dinarmaca.La propuesta de modificación a la ley orgánica de las Fuerzas Armadas podría ser una acción forzada. Mon

    ResponderEliminar
  2. Hay razones suficiente para que ha usted lo hayan puesto en retiro. Se lo merecia. El tiempo ha demostrado que usted es un zombi comunista infiltrado en nuestra Fuerza Armada. Me alegro que lo sacaron. No necesitamos comunistas en las filas de nuestra Fuerza Armada.

    ResponderEliminar

galley472@yahoo.com