domingo, 6 de septiembre de 2009

¿Por qué soñamos?

Por Michael J. Weiss

Los sueños son una forma de comunicación entre el subconsciente y la mente consciente. Soñar acerca de algo que nos preocupa, dicen los investigadores, es la forma del cerebro ayudarnos a ensayar para un posible desastre. Soñar con un reto, por ejemplo, como el de hacer una presentación en nuestro lugar de trabajo o jugar deportes, pueden mejorar nuestra actuación. Los neurocientíficos cognitivos han descubierto que los sueños y el movimiento rápido de los ojos (*), lo que sucede mientras soñamos, está conectado a nuestra habilidad para aprender y recordar.

Soñar es un “sistema regulador del estado de ánimo”, dice Rosalind Cartwright, PhD, presidenta del departamento de psicología de Rush University Medical Center en Chicago. Según sus hallazgos, los sueños ayudan a las personas a maniobrar a través de los dilemas emocionales de cada día. “Es como si tuviésemos un terapeuta dentro de nosotros”, dice Cartwright. Mientras dormimos, los sueños comparan las nuevas emociones con las viejas memorias, creando patrones semejantes a un tablero de viejas imágenes encima de las nuevas. Expresa la Dra. Cartwright, “puede uno despertar y pensar, ¿qué hacía el tío Harry en mi sueño? No lo he visto en 50 años. Pero la vieja y la nueva imagen están emocionalmente relacionadas”. Corresponde a la mente consciente descifrar la relación.

En efecto, las emociones del sueño pueden ayudar a los terapeutas reales a tratar pacientes que estén pasando a través de eventos traumáticos en su vida. En un estudio de 30 adultos recién divorciados, Cartwright dio seguimiento a sus sueños por un período de 5 meses, midiendo los sentimientos de los divorciados hacia el antiguo cónyuge. Ella descubrió que aquellos que estaban más enojados con su cónyuge, mientras más soñaban, mayor era la oportunidad de sobrellevar el estrés del divorcio. “Si los sueños de los sujetos eran sosos”, dice Cartwright, “no habían comenzado a confrontar sus emociones y a ocuparse del divorcio”. Este hallazgo podría ayudar a los terapeutas a determinar si los hombres o mujeres recién divorciados necesitan orientación psicopedagógica o si ya han consumido sus problemas en los sueños.

(*) Movimiento rápido de los ojos: REM (Rapid Eye Movement)

(Título original del artículo completo, Dare to Dream (Atrévase a soñar) de Reader’s Digest; el pasaje presentado aquí es Why do we dream?; traducido por Isaías Medina-Ferreira)

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