martes, 2 de agosto de 2016

TARDÍO, BIENVENIDO E INEVITABLE

El choque entre el empresariado dominicano y el gobierno

Por Melvin Mañón


Para los tantos que me han preguntado cómo responderá Danilo Medina a los empresarios. Para los que temen la persecución fiscal, la rescisión de contratos, el ostracismo político les he dicho, que Medina es mucho más inteligente que eso, que ya empezó de hecho a responder y que es necesario valorar el contexto de un enfrentamiento que ha de tener lugar a pesar de los actores, por encima de voluntades individuales. Aunque esos mismos actores no quisieran, el enfrentamiento entre el empresariado dominicano y el PLD de Danilo Medina, como las peleas de boxeo y las de gallos, está casado. No es por el enojo ante la insolencia del gasto, la arrogancia del comportamiento, la exhibición de riquezas mal habidas, las locuras del endeudamiento, la ausencia de profesionales y técnicos capaces porque aquí, todo el que puede, emigra. Es un poco de todo esto pero, sobre todo, el enfrentamiento va, porque ya los empresarios están obligados a enfrentar al PLD o aceptar el suicidio y la obsolescencia como futuro y ninguna clase social se suicida.

Este conflicto viene incubándose desde hace algún tiempo. Cuando Franklin Báez Brugal como presidente de la Fundación Brugal pronunció su muy valeroso y posicionante discurso en un almuerzo de la AIRD, el empresariado en general y el CONEP en particular se hicieron eco y lo respaldaron con entusiasmo. Publicado el 13 de noviembre de 2015 ese discurso recoge la primera gran crítica de fondo y de forma a la gestión del PLD. Sin embargo, ninguna acción sectorial, planteamiento ni confrontación siguió a ese discurso. Posiblemente, los empresarios querían evitar verse mezclados en la campaña electoral que ya estaba en marcha. Pero no estaban cruzados de brazos.

El 16 de marzo de 2016, Milagros Ortiz Bosch y Juan Vicini acudieron a la JCE a registrar la inscripción de la candidatura de David Collado a la sindicatura del Distrito Nacional por el PRM y aliados. A raíz de esa noticia escribí: “Vicini, Collado y una Hipótesis” argumentando que: “Vistas las consideraciones anteriores parece lógico y puede haber sido acordado así que Vicini y Medina coincidan en una negociación mediante la cual, Vicini reitera su apoyo a Medina dando por descontado que Medina tenía los medios para imponerse y recibe a cambio la sindicatura del Distrito Nacional en condiciones tales que el triunfo de Collado no perjudicara el voto por el nivel presidencial ni pudiera reflejarse en un incremento neto importante del PRM como entidad política. Esto explicaría ese aspecto tan notorio de la campaña de Colllado de ignorar por completo la entidad que lo postula y la candidatura presidencial que enarbola.

Juan Vicini, con todo lo rico que es y con todo lo arrogante que se dice que es, de tonto no tiene un pelo. Su apoyo a Collado más que contener un desafío a Medina sería, en el tema de la sindicatura, un negocio pactado con este que además dejaría posicionado al síndico propuesto para futuras empresas. Vicini recogería además beneficios colaterales tales como, el agradecimiento de las clases medias de la capital hastiadas y asqueadas de tanta vergüenza municipal; impactaría el establecimiento político con una demostración exitosa de arrojo y se pondría a la delantera del empresariado o si todo sale mal, pagaría a ese mismo establecimiento las consecuencias de su atrevimiento. Vicini tiene dinero para eso pero debemos recordar que como empresario, no apuesta para perder.

Los próximos días confirmarán o no esta sospecha”
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Los resultados están a la vista. Collado, en dos meses, sin campaña, sin partido, ganó holgadamente la sindicatura con la ayuda del gobierno y el gobierno “ganó holgadamente” en todo lo demás.

Sin embargo, mi lectura de esos hechos, tenía defectos. La visión de Vicini contenía, pero no estaba limitada a sus intereses en la ciudad capital. Era mucho más que eso. Fue una iniciativa de vanguardia que perseguía empujar al empresariado a procurar poder político en sus propias manos desligándose y deshaciéndose de la intermediación del PLD. Los empresarios dominicanos que todavía durante la pasada campaña rellenaron las arcas de la reelección con cenas millonarias y que durante años dejaron que el PLD hiciera y deshiciera han venido a darse cuenta del monstruo que incubaron. Es verdad que fueron los primeros en comparecer al Palacio Nacional a legitimar el fraude del 15 de mayo pero tenían sus buenas razones para ello: evitar ser sindicados como autores posibles del caos que rondaba el país y además, necesitaban tiempo para poner en marcha su propio plan estratégico de recuperar influencia, poder, autoridad moral y poner el futuro en sus propias manos.

El discurso del señor Papo Blanco el 29 de junio no fue un hecho aislado y lo confirma el encuentro de empresarios, periodistas y religiosos celebrado por iniciativa de ellos en “El Vesuvio” el día 11 de julio.

Que el señor Campos de Moya por la AIRD y los presidentes y dirigentes de casi todas las asociaciones empresariales antes y después del encuentro con el CONEP hayan ratificado y ampliado el reclamo no deja dudas de que pasamos del debate a la confrontación no sin que antes y como deriva de su situación y conducta los empresarios agoten todas las vías y medios para la negociación y el compromiso. El problema es que el PLD ha acumulado demasiado poder, no tiene vocación de compromiso y muchos peledeistas creen que ya no necesitan del respaldo del empresariado porque ellos encarnan el presente y el futuro, de ellos es el reino de los cielos y también el de la tierra. No tienen intención, y creen que necesidad tampoco, de compartir semejante paraíso con nadie.

Que la preocupación y/o el malestar empresarial ante el desorden, la quiebra institucional y la próxima crisis de deuda están definiendo un curso de acción es evidente. Para mejor entender el asunto debemos regresar a ciertos párrafos del discurso principal del señor Papo Blanco:

“En nuestra sociedad- afirmó- hay un malestar de desconfianza en las instituciones a las que hemos entregado la función de representarnos, producto de la falta de orden y de la inexistencia de un adecuado régimen de consecuencias que ofrezca a la población la seguridad de que vive en un verdadero Estado de Derecho, en el que todos estamos obligados a cumplir la ley y en el que, quien violenta la misma, tendrá que enfrentarse a sus ineludibles consecuencias”. Quiérase o no, este párrafo contiene una acusación clara y un reclamo ante “quienes hemos entregado la función de representarnos”.

El señor Blanco prosigue: “Lamentablemente, todo esto tiene un mismo origen, un problema que acompaña como música de fondo todas aquellas áreas donde hay problemas de institucionalidad o donde el Estado no ejerce su autoridad para aplicar las leyes, pues lo que está causando todo esto es: la erosión del régimen político-institucional del país".

Para llamar la atención a una sociedad entregada al espectáculo, la chercha, la banalidad y el vicio advierte: “Señoras y señores, este es un tema serio, cuyas repercusiones nos conciernen a todos. Debemos darnos cuenta del peligro que se posa sobre el horizonte de la vida nacional si no ponemos atención a los graves síntomas de deterioro de la institucionalidad política que afecta hoy en día nuestro país”. Bueno, me permito agregar, no son síntomas, en realidad, es deterioro amplio, completo y generalizado.

Considerando la urgencia del tema Papo Blanco, insiste, a la vez que aporta otros elementos de juicio: “Esta nueva generación ha comenzado a dar muestras de que no está́ dispuesta a aceptar las prácticas del pasado y cada día exige con mayor énfasis un cambio en la forma de tomar las decisiones en el país. Óiganme bien, (las negritas son mías) si el sistema político no es capaz de entender este fenómeno y transformarse a un ritmo similar al de la sociedad, las frustraciones acumuladas por una parte de la misma junto al ímpetu natural de una nueva generación, van a procurar un cambio, ante el que podrían abrirse las puertas a todo tipo de aventurismo populista y se pondría en riesgo todo lo que se ha construido hasta hoy”.

Finalmente, al pasar de la crítica a la propuesta sustenta cuatro reclamos a los que llama pilares: El primer pilar es la aprobación de una nueva Ley Electoral que marque las reglas de los procesos electorales de manera clara, haciéndolos cada vez más organizados, transparentes y evitando el uso y abuso de los recursos del Estado. El segundo pilar es la aprobación de una Ley de Partidos. El tercer pilar es la aprobación de una Ley de Responsabilidad Fiscal, que establezca un mayor rigor en el uso del Presupuesto Público y en el cumplimiento de los topes presupuestarios, los déficits y la deuda pública. El cuarto pilar es la plena independencia y fortalecimiento de las instituciones llamadas a implementar y regular todo lo relativo al proceso electoral y a garantizar el cumplimiento de las leyes, pues las normas por si solas no bastan”.

El discurso del CONEP tuvo lugar el 29 de junio. Seis días después el Comité Político del PLD decidió que Yomaira Medina, hermana del señor Danilo Medina presida la Cámara de Diputados y que Reinaldo Pared Pérez, uno de los mas sectarios y odiosos personajes de la cúpula peledeista presida el Senado.

El 14 de Julio. El delegado del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ante la Junta Central Electoral, César Pina Toribio afirmó que es “imposible” pensar que las altas cortes no tengan representación del sector político”. Ahí está la respuesta del PLD y del señor Medina a todos los empresarios, pero también a la oposición, al país y a toda la opinión pública.

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