martes, 25 de agosto de 2009

Falacias, mitos, leyendas urbanas y otros fastidios en la Internet

Por Isaías Medina Ferreira

No hace mucho escribí un artículo bajo el título “No crea todo lo que lea en la Internet”, en el que alertaba al lector acerca de los peligros de aceptar como fidedigna información encontrada en la Internet, sin antes someterla a una evaluación rigurosa, de acuerdo a 6 puntos instituidos por Elizabeth Kirk, de The Johns Hopkins University. En esta ocasión me referiré a uno de los fastidios que más abundan en la Internet: los mitos, cadenas, bromas, burlas y leyendas urbanas con que los autores toman el pelo a sus lectores. Una tercera entrega de esta serie tratará acerca de otros fastidios tales como los virus, el spam (junk mail o correo basura), los pop-ups (pantallas o ventanas flotantes) y el spyware (espía husmeador) que tanto nos cuestan en tiempo y dinero.

La Internet contiene la más abundante colección de información escrita y en formato audio-visual en el planeta, convenientemente accesible e instantánea. La Net puede lo mismo traer a nuestros hogares o lugares de trabajo una universidad, un templo, un clásico y entretenimiento, como puede ser fuente de propagación de las más increíbles y dañinas imágenes y escritos. Así también puede distribuir basura escrita (junk mail), medias verdades, historias repetidas y cursilería irrelevante; o divulgar los más convincentes disparates. De esto último, quienes estamos activos día a día en la Net o Red, recibimos dosis en cantidades industriales, en forma de cadenas, de peticiones caritativas y supuestamente humanitarias, en forma de banderas de alerta para que nos protejamos de algún “nuevo” virus o fenómeno de la naturaleza, o simplemente como alarmas que nos invitan a propagarlas por el bien de la humanidad o para salvaguardar éste o aquel elemento humano o de nuestros hermanos menores, los animales. A esto le llaman en inglés un “hoax” y su propósito es tomarnos el pelo y enlistar a los incautos a repetir como cotorras algo que no es cierto.

Ahí radica el gran peligro y la vulnerabilidad de esta poderosa herramienta llamada Internet: su naturaleza eminentemente democrática, su alcance global y su facilidad para propagar información a la que damos credibilidad sin antes comprobar su veracidad. Muchas veces, sin mala intención, nos convertimos en vehículos propagadores de cadenas, rumores y falacias a las que sin prestar mucha atención enviamos a nuestros conocidos y amigos, cayendo así en las garras de un juego que en su expresión más inofensiva nos hace perder el tiempo, atiborra nuestros buzones de información inútil, y en el peor de los casos podría hasta conducirnos a borrar archivos vitales para el funcionamiento correcto de nuestros sistemas. Por supuesto, la culpa no es de la Net.

¿Cómo podemos reconocer, en la amalgama de información que recibimos, la que es fidedigna?
Los creadores de hoaxes regularmente citan fuentes impresionantes tales como AOL, Microsoft o agencias gubernamentales, para hacernos creer que su procedencia es legítima. Sin embargo, si una fuente de reputación enviara un correo-e tratando de prevenir una catástrofe o algo por el estilo, aconsejaría que visitáramos su sitio de Web para más detalles, lo cual no pueden hacer los creadores de hoaxes. Otra de las tácticas que utilizan los creadores de hoaxes es el uso de frases incendiarias y apocalípticas tales como “envíe esto a todas las personas en su lista de correo-e inmediatamente”, o “éste es el peor virus identificado hasta ahora, para el cual dice McAfee (o Norton) que no hay cura”, o “envíe ésta a por lo menos cinco personas dentro de las próximas horas, o prepárese a tener mala suerte por el resto de su vida”.

Las presuntas ofertas de grandes sumas de dinero, dizque provenientes de compañías como AOL y Microsoft por el solo hecho de que reenviemos un mensaje, le ha tomado el pelo a más de un ingenuo, incluido quien esto escribe. Por último, las cadenas, casi tan viejas como la existencia del correo comercial, son un vehículo muy popular utilizado por los bromistas profesionales. Desde pedir ayuda para un niño o niña con leucemia, satisfacer un último deseo de una criaturita inocente o la petición de plegarias para alejar el mal de ojo en Tuba o Cochinchina, hasta solicitudes para erradicar el “no-se-qué” en las regiones del “más-allá”, todo ha sido abordado y es muy probable que haya llegado a vuestros buzones en más de una ocasión. Debo confesar que el corazón se me ha desgarrado más de una vez al leer el argumento convincente de algunas de esas cadenas.

Uno de los hoaxes de mayor impacto entre los hispanohablantes fue el que atribuía a García Márquez el poema “La Marioneta”, con el que Gabo dizque se despedía de la vida pública debido a una enfermedad incurable y que luego resultó ser una broma escrita por un ventrílocuo mejicano de apellido Welch para su muñeco el “mofles”. García Márquez en 1999 lo desmintió, pero es increíble la cantidad de gente que todavía hoy lo reenvía a amistades como algo auténtico del Gabo. Otra de esas leyendas fue la circulación de una "Carta a Bush, de Gabriel García Márquez,” o "Gabriel García Márquez’ Letter to Bush", una diatriba de repudio a los Estados Unidos post 9-11, la cual el propio Gabo repudió en La Jornada de Méjico, al considerarla de mal gusto y muy mal escrita. Algo similar pasa con un poema que se atribuye a Jorge Luís Borges.

Es bueno hacer notar que la mayoría de hoaxes no pasan de ser una broma inofensiva, sin mayores consecuencias. Si descontamos que son una soberana pérdida de tiempo, que nos hacen cómplices de una falacia sin fundamento que nuestros amigos pueden o no tomar en cuenta cuando sin consultarlos los incluimos a ellos en la cadena, y que con el tiempo diluyen la verdad y nos confunden, para muchos de nosotros los hoaxes son tolerables. Hay casos en que los hoaxes pueden ser perjudiciales, como decíamos más atrás, y casos en que la información que recibimos, aunque lo aparente, no es un hoax y pregona una verdad cuya distribución podría evitarnos dolores de cabeza futuros y que es importante reenviar.

Y aquí precisamente yace el gran dilema, ¿podemos dar fe al mensaje que tenemos frente a nosotros como cierto o se trata simplemente de una broma? Por ello, la mejor cura es mantenernos informados, ser cautelosos y consultar sitios en la Net con autoridad para dar carta de autenticidad o desmentir cierta información. Más abajo señalo algunos de esos sitios. Lamentablemente, sólo encontré un par en español dedicado a identificar hoaxes. Tenga en cuenta que aunque pueden asistirnos, estos sitios no son infalibles, y a veces no tienen respuesta. En este caso, lo mejor es recurrir al sentido común.

Es posible que hasta ahora a usted no le moleste mandar o recibir hoaxes, pero podría molestarse un amigo o amiga suya. Y que conste, este problema empeorará conforme aumente el número de usuarios de la Net, lo cual requiere que estemos en pie de alerta. Pero quizás eso tampoco sea de consecuencia. Donde radica el gran problema es que al ser la Net un vehículo tan permeable, esto podría a la larga convertirla en una enorme villa en la que los rumores y los chismes sean el pan nuestro de cada día, con la consecuente pérdida de credibilidad, y el peligro de que lo chabacano y superficial paseen por sus fueros con aire de respetabilidad, lo cual nos aislaría intelectualmente.

Esa situación va en vía contraria del gran poder educativo y recurso gigantesco de investigación que es la Internet, y sería horroroso que a pesar de estar disponible para todos sin distinción, sólo un porcentaje reducido de la población lo aprovechara al máximo y usara como es debido. En este sentido sería sólo una extensión de otro instrumento de masas, la televisión, también con gran potencial educativo, pero utilizado preponderantemente como instrumento de diversión y para vendernos cosas. Sería un caso muy lamentable si al hacernos eco solamente de los rumores que se propagan por la Net como ciertos, de los chistes y las circulares sensibleras, no aprovechásemos el potencial y poder educativo de lo que bien manejado podría ser un gran balanceador social.

¿Cómo saber si éste o aquel mensaje es un hoax? He aquí algunos sitios en la Web donde se pueden desenmascarar los hoaxes (todos, excepto los tres al final, en inglés, lamentablemente):

1) http://urbanlegends.com/
2) http://www.nonprofit.net/hoax
3) http://www.hoaxkill.com/

Aquí podrá confirmar la validez de un virus:
1) http://www.symantec.com/avcenter
2) http://vil.mcafee.com/hoax.asp?

En español:
1) http://leyendasurbanasymitos.blogspot.com/
2) http://www.rompecadenas.com.ar/marquez.htm
3) http://leyendasbypolis.blogspot.com/

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