miércoles, 14 de marzo de 2012

PROPUESTAS ALTERNATIVAS

SOBRE GUILLERMO MORENO
Por Melvin Mañon

El mérito de atreverse, o al menos, de haberse atrevido cuando fue fiscal a disentir del poder y desafiarlo podría ser el activo principal de Guillermo Moreno. Ahora, y de frente a la realidad actual, cabe, es más, hay que preguntarse: ¿atreverse a qué?

Me ha intrigado, y no poco, que a Guillermo Moreno en 2008 candidato de la Convergencia y ahora en 2012 de Alianza País lo auspiciaran fuerzas de izquierda cuando él mismo no procedía de este litoral ni tampoco enarbolaba una plataforma que reivindicara esos postulados históricos. Debe haber mediado, en su caso, algún tipo de valoración personal. Gente que lo conoce y que decidió confiar en él, por ejemplo. El origen de esa confianza se me escapa pero del hecho en sí no tengo dudas y como quienes decidieron confiar en él me merecen credibilidad y respeto concluyo que sus razones habrán tenido.

Guillermo Moreno, aunque cifras minúsculas, pero ha crecido, en comparación con los demás proyectos y candidatos analizados en esta serie a pesar de no contar ahora con una parte de las fuerzas que en el 2008 lo apoyaron y que ahora sustentan a Julián Serulle en el llamado Frente Amplio.

Ha crecido a pesar de que, y al decir de muchos allegados, tiene serias dificultades para conectarse con la gente real, en los escenarios reales y no virtuales de la vida política cotidiana. Se le atribuye una atención desmedida por el trabajo de escritorio y algunos lo ven más como un pensador o teórico que como un político.

Ha crecido a pesar de las críticas bien y mal intencionadas a su forma de hacer política tanto por quienes lo acusan de personalista y ególatra como por los que lamentan su ausentismo de escenarios donde se entiende que su presencia era importante. Ha crecido, y esto es lo más importante, cuando su situación específica indicaba que debió haber disminuido y este es un hecho que merece nuestra atención. Esta afirmación, en sí misma, es disputada, porque el crecimiento recogido en encuestas coincide con la deserción de una parte de sus colaboradores.

Alianza País, es la continuación de varios esfuerzos cuyas etapas iniciales podrían situarse alrededor de “Atrevernos” de “Iniciativa Ciudadanos Independientes” y el “Voluntariado”. Ahora, de manera singular, salió mejor parada que los demás grupos que intentaron formar una coalición que no logró sobrevivir la primera ronda de desacuerdos entre sus integrantes.

Podría pensarse, no sin fundamento, que el apoyo de dirigentes históricos de izquierda suplió a Guillermo Moreno una cierta infraestructura de cuadros alrededor de la cual se nucleara el proyecto. Sin embargo, tampoco esto explica su crecimiento. Este hecho es tanto más inexplicable por cuanto Guillermo Moreno no se caracteriza por ser un gran conocedor del país real. Sus destrezas conocidas, como las de muchos otros candidatos, pertenecen al ámbito del derecho y su propia experiencia pública previa fue la fiscalía en la cual exhibió carácter y determinación. Puede que hayan sido estas mismas cualidades las que, extrapoladas al ejercicio actual, le inspiren confianza a esa parte del electorado que se decanta por su candidatura.

El mérito de atreverse, o al menos, de haberse atrevido cuando fue fiscal a disentir del poder y desafiarlo podría ser el activo principal de Guillermo Moreno. Ahora, y de frente a la realidad actual, cabe, es más, hay que preguntarse: ¿atreverse a qué?

Tras hacer un recorrido por las publicaciones de Alianza País creo que puedo identificar los elementos que podría sindicar como diferenciadores, innovadores o especialmente creativos en el discurso de Guillermo Moreno. Tengo noticias de que su práctica política no es esencialmente distinta a la de los demás, pero su discurso, o al menos el sentimiento de este lo es.

Guillermo Moreno es el único candidato de los alternativos que habla abierta y claramente de su condición y de la necesidad de romper el bipartidismo. Pero Moreno, al condenar el gobierno y los partidos tradicionales introduce una nota de indignación personal no de desencanto resignado. Moreno tiene un látigo en la voz y lo usa implacable contra los culpables pero, al hacerlo, se pone en sintonía con una parte del electorado que se siente y está legítimamente indignada. La denuncia de Moreno, no es igual a la de Estrella ni a la de Max ni a la de Serulle las cuales sin dejar de ser sinceras, se sienten retóricas, formales, oportunas. La denuncia de Moreno tiene un olor y un sabor personal de alguien que está “quillado a nivel”. Esto lo diferencia de aquellos; lo sintoniza con esa población indignada y justamente por eso ha sido capaz de traer a su lado gente que comparte este sentimiento. Este sentimiento, ese estar en sintonía es tan fuerte que ha sido capaz de compensar por los otros defectos mencionados en su quehacer político cotidiano.

Los que apoyan a Guillermo Moreno ahora no están pensando en su pasado como fiscal ni en su trayectoria política previa a Alianza País aunque sus credenciales de honestidad e integridad personal nunca han sido cuestionadas. El apoyo a Guillermo Moreno actual, procede, a mi juicio, de la sintonía que su denuncia intensa, emotiva y resuelta encuentra con una parte de la población que la sufre sin resignarse. Aunque sepan que él no gana hay una fibra que vibra porque no es lo mismo denunciar y gritar con pique que hacerlo de una manera políticamente correcta. Si Guillermo Moreno se atreviera a ir más lejos, creo que le iría mejor porque mas diferente será, más espacio habrá para él, más cerca estará de la ruptura.

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