viernes, 7 de agosto de 2009

A ti, joven, que encarnas la esperanza… (I)

Por Isaías Medina Ferreira

A veces, cuando estudias ciertas asignaturas, es muy posible que te hayas preguntado, ¿para qué sirve esta “basura”? ¿Es necesario estudiar todas esas “cosas”? Las preguntas son naturales; te apostaría a que 9 de cada grupo de 10 personas a través de la humanidad se ha hecho las mismas preguntas repetidas veces. ¿Yo?, ¡por supuesto que las he hecho!… sólo para concluir que todo lo que me ayuda a ver y a comprender el mundo en todas sus dimensiones es valioso. Aunque, debo confesarte, no siempre tuve esa visión… los años me la han inculcado. Ahora bien, aunque dicen que uno no aprende en cabeza ajena, si me hubiera llevado de consejos, hoy fuera todo “un sabio”.

Por eso, basado en mi experiencia, me atrevo a decirte: Estudia todo con entusiasmo, hasta lo que no te gusta, aun tengas que fingir esto último. Nada es perdido.

¿Por qué estudiar todas esas “COSAS”?, podrías preguntarte. Tomemos dos favoritas de nuestras críticas: la geografía y la historia, por ejemplo. ¿Para qué estudiar dos asignaturas tan “pesadas” y “aburridas”? Sucede que la geografía, en medio del espacio inmenso que nos circunda, nos ayuda a ubicarnos; y la historia hace lo mismo en el tiempo. Ambas nos dan perspectiva y nos revelan mundos distintos al que conocemos y nos muestran cómo el ser humano se ha adaptado a su entorno tanto en el espacio como en el tiempo.

Otras “favoritas” de nuestras críticas son las matemáticas, principalmente el Algebra y la Geometría, y su híbrido, la Trigonometría. No hay en nuestras vidas nada en que los números no estén presente. Y no es que la mayoría de nosotros esté resolviendo problemas de la vida diaria con Algebra, por ejemplo. La realidad es que el reto de resolver problemas matemáticos en la escuela, por un lado expande nuestras mentes, y por otro sienta las bases para entender conceptos futuros que si no es con matemáticas serían prácticamente imposibles de entender en el tiempo limitado que tenemos.

Quizás el éxito mismo de las ciencias deba culparse por lo poco prácticas que parecen ser las matemáticas.

Debido a la gran cantidad de material que se ha ido acumulando en el tiempo, los profesores se ven obligados a simplemente ir sobre la manipulación mecánica de fórmulas sin tocar la parte intuitiva y práctica de esas asignaturas, pero si miramos a nuestro derredor, veremos muestras de su uso por doquier: puentes en que domina el triángulo o el semicírculo; datos estadísticos, los cuales se derivan con modelos matemáticos. Los fenómenos físicos y los químicos, explicados en términos matemáticos, son una constante en el ciclo de la vida, comenzando con algo tan cotidiano y fundamental como el efecto energético de los rayos solares o el efecto de la luna y los gases que nos rodean en la vida de nuestro planeta. Hay física en la evaporación de un charco de agua y química en la fermentación de un “güarapo” de piña. El mundo es un laboratorio gigantesco al que debemos descifrar.

Por supuesto, no debemos olvidar lo fascinante del cuerpo humano. ¿Existirá acaso algo más complejo que ese vehículo que nos mueve y la computadora que lo dirige, el cerebro? Los ríos de sangre (arterias, venas y vasos capilares) llevando nutrientes a todas las partes donde es necesario, impulsados por esa bomba maravillosa que es el corazón, la cual al mismo tiempo recicla y purifica. La versatilidad de nuestras extremidades, ¿has pensado en la complejidad y utilidad de ese artefacto mecánico maravilloso que llamamos mano y su sostén el brazo; o a la que llamamos pierna y su asiento el pie? ¿Y qué decir de la funcionalidad de los intestinos, el hígado, el páncreas, los órganos reproductivos y todo lo que nos permite ser lo que somos?

Tampoco podemos olvidarnos del reino animal y del vegetal, sus misterios y su función en nuestras vidas y la del planeta.

¿Qué te parece el lenguaje, esa maravilla de las comunicaciones que nos hace reyes y reinas del planeta? He aquí un aspecto de nuestros estudios que a veces tenemos la tendencia a descuidar: el lenguaje y las leyes de la gramática que lo organiza. Y te puedo asegurar que no hay nada más equivocado que desdeñar el lenguaje: nos guste o no, escribir bien, o por lo menos que se entienda, es básico en cada aspecto de la vida y condición necesaria para avanzar en cualquier campo. No importa si es uno médico, ingeniero, abogado o contable, si es incapaz de escribir y describir lo que piensa con cierto nivel de claridad, manda una señal de que es indisciplinado, descuidado o simplemente "dumb", bruto.

Como ves, joven amigo, todo, absolutamente todo, es necesario aprenderlo lo más profundamente que podamos, principalmente cuando es presentado en la escuela, pues a medida que avanzamos, la vida se hace más compleja y exige que atendamos otras necesidades más apremiantes. Debes aprender lo presentado ¡ahora! Aunque no importa la etapa de la vida que estemos viviendo, debemos siempre aprender y nunca perder la curiosidad intelectual. A lo largo de nuestras vidas, debemos leer siempre, escudriñar y sacar conclusiones.

Es cierto, no todo merece la misma atención, principalmente con tanta información como la que nos bombardea a diario, pero todo lo que nos permita comprender más las complejidades del mundo en que vivimos, merece nuestra atención. Dicen por ahí que el conocimiento no ocupa espacio. Eso podríamos ampliarlo y agregar que lo aprendido es nuestro, y nadie nos lo puede quitar. Ahora bien, aprender no es simplemente memorizar; es cuestionar lo aprendido, es comparar lo que se nos presenta, asociar conceptos y sacar conclusiones que obedezcan al sentido común. Aprender es esforzarse por sacar la mente de la zona de confort en que generalmente está y “estericarla” lo mayormente posible, lo mismo que se ejercita un músculo para que se desarrolle.

Amigos, no desdeñemos la importancia de las asignaturas “aburridas”; la razón de su existencia en un plan de estudios es darnos conocimiento global y prepararnos para comprender otros aspectos de la vida. Y la vida debemos tratar de comprenderla si no queremos ser simples habitantes pasivos del planeta como las vacas, las plantas o las piedras y por siempre ser testigos mudos e impotentes de los acontecimientos que forjan nuestro mundo. Nuestra misión es ser arquitectos de nuestros destinos. El conocimiento es la mejor herramienta para ayudarnos a lograrlo. Sólo el que investiga tiene derecho a opinar; y mientras más investigues mayor autoridad tendrán tus opiniones y mayor será el respeto que atesorarás.

No hay satisfacción más rica, ni placer más duradero que aprender. Pero recuerda: aprender nunca termina. Cuando te recibes profesionalmente, comienza el estudio verdadero, para aplicar lo aprendido, para mantenerte al día en los avances. Sólo ser un profesional mediocre, uno más del montón, es casi tan triste como no graduarse.

Al no tener todos los conocimientos grabados cuando nacemos, sólo los instintos que necesitamos para sobrevivir, la naturaleza, sabia como es, nos da a través del aprendizaje, una gran oportunidad de crecer y con ello el poder de moldear nuestro entorno. Aquí cabe decir que el aprendizaje y el conocimiento te permitirán ser lo que quieras ser.

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