viernes, 31 de octubre de 2014

LABIA DE CONGRESISTA

Por DUNIA DE WINDT
El Día

A raíz de los últimos sucesos los diputados y senadores que según ellos nos representan han copado los titulares de prensa y medios online por su variopinta manera de encarar esos hechos.

Prometieron “donar” ciertos fondos del erario a la Salud Pública, otros se levantaron en armas en la férrea defensa del flamante senador Félix Bautista, que carga un glosario de acusaciones de corrupción, quejas e insultos a la prensa por haber revelado los millones en comidas y bebidas que degustan esos magnates de la política y que lo tienen publicado en su web, y por supuesto más ofensas por la eliminación del famoso “barrilito” que a muchos los ha convertido, a juicio de ellos, en personajes millonarios y populares para sus comunidades y seguidores en un país donde se fomenta el nefasto clientelismo que practican sin descanso.

Muchos en este país no creen ni una palabra a estos personajes que llevan décadas festinando el dinero de todos en disparates y lo justifican de una manera tan alegre que si el gobierno de este país fuera más firme en sus ejecuciones les quitará esos millones de pesos que manejan opacamente sin control y los invertiría en resolver los eternos problemas que atañen a los servicios públicos de esta media isla. Seguro que sería más aprovechable y llegaría a todos por igual, sin distinción.

Dentro de esta situación harto conocida, lo peor no es solo escuchar sus improperios como papagayos en los medios de comunicación y ver fotos de algunos alzando los brazos pidiendo que no se juzgue a un compañerito o defendiendo la venta de varias exoneraciones a fantoches de poca monta, la gravedad del asunto es que hemos visto la cara a diputados y senadores que jamás uno se imaginaría que ocupan un curul porque no los conoce ni su madre.

O como ha ocurrido en estos días, la ciudadanía ha refrescado la memoria observando la cara tan fresca de aquellos que llevan largos años sentados y ganándoselo bien por inercia en sus asientos y de buenas a primeras se han dejado sentir.

Éstos tampoco han hecho nada por sus comunidades salvo en los tiempos previos a procesos electorales.

En ese sentido, cualquiera ocupa un curul sin el más mínimo decoro y preparación. No hay un control serio de gastos, de la cantidad de millones que manejan, exoneraciones que reciben, de sus ocupaciones “privadas” fuera del Congreso y que este pueblo debe conocer porque ellos viven del dinero de los ciudadanos.

En realidad, ¿por qué permitimos tanta corrupción y mantenemos a diputados y senadores que no representan a este pueblo?

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