viernes, 27 de noviembre de 2015

DISCURSO DEL EMBAJADOR DE ESTADOS UNIDOS ANTE LA CÁMARA DE COMERCIO AMERICANA

Buenas tardes. Cuánto me alegro de estar aquí hoy y dirigirme de nuevo a este distinguido público. Este almuerzo anual del Día de Acción de Gracias constituye toda una tradición aquí en Santo Domingo, y quisiera agradecerles a Gustavo, a Bill y a los miembros del Consejo por brindarme la oportunidad una vez más de dirigirme a Ustedes. Mañana, Bob y yo estaremos celebrando el segundo aniversario de nuestra llegada a este país. Ha sido una gran experiencia. Como ustedes saben, le solicitamos al Presidente Obama designarnos en República Dominicana por la cantidad de años y lazos afectivos que nos unían a este país.

Cuando llegamos por primera vez, teníamos a muchos amigos personales, pero fueron Máximo, Bill y muchos otros miembros de la Cámara Americana de Comercio en este salón que, desde el principio se nos acercaron y, nos dieron la bienvenida a la comunidad empresarial. Ahora muchos de Ustedes son nuestros amigos también. Sólo quisiera expresarles nuestro sincero agradecimiento.

El Día de Acción de Gracias es un día feriado muy especial en los Estados Unidos; en la escuela se nos enseña que fue celebrado por primera vez cuando los indígenas norteamericanos les dieron la bienvenida a los peregrinos, quienes compartieron su cosecha en el Nuevo Mundo. Bueno, Bob y yo no sembramos cultivos, y los Peregrinos que conocemos son los jugadores de béisbol que vienen de los Estados Unidos para jugar pelota invernal para el Escogido. Así que, para Bob y para mí, el Día de Acción de Gracias es un momento en el que las familias y los amigos, incluyendo esos jugadores de los Estados Unidos, se reúnan y reflexionen sobre los logros del año que acaba de pasar, para contemplar lo que falta por hacer, y ponderar las oportunidades que nos puedan brindar el próximo año.

Antes de entrar en detalles me gustaría hablar sobre competitividad global. Como ustedes saben, mi experiencia profesional giraba en torno a ofrecer consultorías a grandes multinacionales en el desarrollo de sus estrategias corporativas, donde evaluamos el comportamiento del consumidor alrededor del mundo. Siempre he dicho que una empresa robusta cuenta de ocho elementos básicos.

Primero, un equipo con un liderazgo fuerte y visionario, que sea transparente, apoye la innovación y creativo; con un plan estratégico basado en estudios de mercado pero que no depende únicamente de ellos. Es necesario un equipo gerencial que sea tan diverso como sus clientes.

Segundo, una fuerza laboral inclusiva y capacitada que es motivada por sus supervisores a ser productivos.

Tercero, tecnología inteligente, innovadora y moderna.

Cuarto, ser eficiente en el manejo de flujo financiero, lo cual no significa recortar esquinas y ser mezquino. No permitan que su Director Financiero sea su asesor estratégico.

Quinto, tener el mejor producto que pueda competir en cualquier mercado.

Sexto, estándares y políticas corporativas sólidas.

Séptimo, protección de parte del gobierno a la propiedad intelectual y derechos de autor.

Finalmente, programas robustos de responsabilidad social corporativa. Bob es un experto en esto y participa en conferencias sobre este tema alrededor del mundo. Nuestra generación moderna de consumidores exige responsabilidad social de las empresas para las cuales laboran o compran algún servicio. Es por eso que me alegra ver a la Cámara Americana de Comercio reconociendo estas grandes empresas por sus esfuerzos en sus programas de Responsabilidad Social Corporativa. Les pido que se unan en felicitarlos.

Sé que muchos de ustedes están diciendo “estoy haciendo todo esto de manera exitosa” pero les pregunto, ¿están ustedes listos para competir fuera de la Republica Dominicana?

Estamos viendo como las ventas por internet a nivel global siguen incrementando, el mercado de Cuba está abriendo, mientras surgen nuevos mercados emergentes. El acuerdo transpacífico y otros tratados de libre comercio establecerán igualdad de condiciones para muchos otros países. No piensen que otros países temerán llegar a República Dominicana y competir contra sus empresas. Somos ahora, más que nunca, un mercado global y para ser exitosos debemos ser los mejores. Si lo son, serán indetenibles. La República Dominicana y las empresas dominicanas representadas aquí hoy tienen que desarrollarse con miras a un mercado global competitivo.

Las economías crean los mejores productos, las fuerzas laborales más educadas y capacitadas, y las naciones más ricas. Nuestro objetivo como socios es ayudar a que las empresas dominicanas, las organizaciones sin fines de lucro, y agencias gubernamentales dominicanas implementen políticas y mecanismos que promuevan estas metas. Esto ayudará a mejorar la calidad de vida del pueblo dominicano al mismo tiempo que mejora la competitividad comercial.

Estaré revisitando el tema de competitividad global más tarde. Primero, deseo conversar sobre los avances alcanzados de nuestras dos grandes naciones durante el pasado año para continuar siendo competitivos. Hablemos de la educación, la piedra angular de toda economía. A mi juicio, la mayor ventaja comparativa de este país es el pueblo dominicano. Durante mis visitas por todo el país he visto una y otra vez que los jóvenes dominicanos son increíblemente prometedores. El Presidente Medina también reconoce esto, y nos sentimos orgullosos de poder trabajar con su gobierno para enfocarnos en el sistema educativo en este país. Hemos estado colaborando estrechamente con el gobierno dominicano, ONGs y líderes empresariales para apoyar a la juventud y la educación. En colaboración con la PUCMM y ahora con UNIBE, estaremos colaborando para mejorar la calidad de educación para más de 380,000 alumnos en 1,000 escuelas de educación básica.

También trabajamos con jóvenes en situaciones de riesgo, para incentivarles a terminar sus estudios, lograr acceso a la capitación laboral, y obtener un empleo productivo. Las estadísticas indican que la mayoría de los crímenes cometidos en la República Dominicana son cometidos por jóvenes que no cuentan con oportunidades de un empleo digno ni acceso a la educación. A ningún niño se le debe negar el acceso a la educación….. y punto! Esas condiciones constituyen una receta para el fracaso.

Una economía competitiva es aquella que prepara a su juventud, mediante la escuela, la capacitación, y las oportunidades de empleo, para que puedan lograr el éxito. A través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), nuestros programas ayudan a 86,000 jóvenes en situaciones de riesgo entre las edades de 11 y 24 años en casi 750 barrios en todo el país. En lo que va de año hemos encontrado empleos fijos para casi 2,000 jóvenes, y hemos financiado unas 169 nuevas microempresas administradas por jóvenes.

Además de colaborar con el gobierno dominicano en la educación básica, la Embajada de los Estados Unidos mantiene una estrecha relación con el Instituto Cultural Domínico-Americano en Santo Domingo y con el Centro Cultural Domínico-Americano en Santiago, apoyando los programas de enseñanza del idioma inglés con la asistencia de más de 15,000 alumnos por año. El dominio del idioma inglés abre una puerta al mundo y a mejores empleos. Estos centros también apoyan el emprendedurismo, como yo mismo pude atestiguar en una presentación celebrada en el Instituto Cultural la semana pasada. Una joven empresaria dominicana de nombre Estefany Marte se unió a una red de mujeres empresarias latinas apoyada por el Departamento de Estado de nombre We Americas. Me quedé tan impresionado por sus ideas, su dedición y su pasión.

Muchas veces los jóvenes son los más adecuados para realizar innovaciones, aprovechar las nuevas tecnologías y capitalizar el dinámico mercado que representan los jóvenes, pero lamentablemente no tienen acceso al crédito, ni otro apoyo, para convertir sus sueños en realidad. Un buen ejemplo de liderazgo en este sentido por el sector privado lo demuestra el Grupo Corripio, con su premio a la innovación, que ellos utilizan para incentivar a los jóvenes a asumir riesgos y aprovechar su creatividad. Les exhorto a cada empresa representada aquí que desarrollen un programa destinado a apoyar la juventud, que premie la innovación, proporcionando pasantías y apoyo financiero a grandes ideas. ¿Podrían imaginar el crecimiento que tendría su economía si cada empresa en el país hiciera esto?

Al igual que la educación y el emprendedurismo, así mismo la seguridad ayuda a construir una economía competitiva. Así que echemos un vistazo a nuestros avances en el área de seguridad ciudadana. Sabemos que la criminalidad sigue siendo un problema que nos confronta a todos de manera diaria. Aquellos países que cuentan con bajas tasas de criminalidad atraen más inversión nacional y extranjera. Por tanto, nuestra Embajada ha estado trabajando con el gobierno para mejorar la seguridad ciudadana y el acceso a la justicia.

A nivel nacional, estamos trabajando en colaboración con nuestras contrapartes dominicanas para mejorar la efectividad del gobierno en la prevención y persecución del crimen. Hemos trabajado estrechamente con el Procurador General Domínguez Brito- como todos saben sostenemos reuniones privadas que según muchos duran hasta varios días. Hemos trabajado con el Procurador General y la policía para implementar reformas sistémicas, reducir los retrasos en el procesamiento de los expedientes, mejorar las investigaciones, y aumentar la tasa de condenas. A nivel local, nosotros ayudamos a que las ONGs abran centros de asistencia judicial; solamente en este año hemos posibilitado el acceso a la justicia para unos 48,000 que viven en comunidades marginadas de altas tasas de criminalidad.

Uno de nuestros logros más importantes ha sido la creación y el mantenimiento del centro de llamadas 911. Desde que se inauguró el centro el año pasado, ha respondido a unas 400,000 emergencias, y cuenta con una tasa de aprobación de un 90%. El Presidente Medina nos ha solicitado que continuemos apoyando este programa, y nosotros tenemos planes para brindar los mismos servicios en Santiago el año que viene. Debo reconocer el trabajo que ha realizado el Ministro Gustavo Montalvo y su equipo en la presidencia, al igual que la labor realizada por Mario Fernandez de la Oficina Internacional de Narcóticos y Asuntos de Aplicación de la Ley por su liderazgo en este proyecto.

Además del Sistema 911, los gobiernos de Estados Unidos y República Dominicana han trabajado en estrecha colaboración de otras maneras para mejorar la seguridad ciudadana. Recientemente renovamos el Centro de Capacitación de la Policía Nacional, y firmamos acuerdos para capacitar a unos 600 oficiales de la policía por tercer año consecutivo. A petición del Presidente Medina, hemos suministrado dispositivos de escaneo biométrico para ayudar a implementar el Plan de Regularización, garantizando que se lleve a cabo de la manera más justa posible.

Para ayudar a frenar el flujo de narcóticos, hemos construido y equipado unas nuevas facilidades nacionales de entrenamiento canino para la Dirección Nacional de Control de Drogas, y para el fin de año habremos donado unos sesenta perros adiestrados en la detección de narcóticos. Los perros comenzaron a trabajar de una vez; en abril de este año uno de estos perros detectó uno punto dos (1.2) toneladas métricas de cocaína en uno de los principales puertos del país!

Además de nuestro trabajo con la policía, nuestras dos fuerzas armadas cooperan de manera más estrecha que nunca en la interdicción de narcóticos y otros asuntos. Para finales de año habremos llegado a 93 millones de dólares en asistencia militar directa en entrenamiento y capacitación, infraestructura de comunicaciones, y la donación de botes, helicópteros y otros equipos. Todo esto ha producido resultados positivos; se han interceptado más de 7,000 kilos de cocaína mientras transitaban por República Dominicana.

Lamentablemente los narcóticos no representan la única amenaza internacional que confronta la República Dominicana. La tragedia de París hace apenas unas semanas nos recuerda que el terrorismo y la amenaza del grupo terrorista Estado Islámico (ISIL) no es un problema solamente del Medio Oriente, sino del mundo entero. Quiero hacer eco de lo que dijo el Presidente Obama acerca de nuestro compromiso contra el extremismo internacional: “aquellas personas que persiguen, amenazan y aterrorizan a otros por sus creencias religiosas nunca tendrán un lugar en una sociedad democrática”.

Cada país tiene que mantenerse en alerta, es por eso que hemos ayudado a que la República Dominicana se prepare entrenando a más de 1,000 miembros del personal militar durante los últimos cinco años. Este año hemos hecho énfasis en el entrenamiento de las fuerzas especiales y el rescate de rehenes.

Muchas personas creen que nuestras relaciones militares se limitan solamente al entrenamiento y la interdicción de narcóticos, pero también colaboramos en trabajos de tipo humanitario. Unos 35,000 pacientes dominicanos fueron tratados este año por médicos militares estadounidenses, la mayoría durante la visita del barco U.S.S. Comfort, el más grande buque hospital flotante del mundo. En marzo esperamos otra misión de médicos militares para atender alrededor de 1,000 pacientes que necesitan pero no pueden pagar dichos servicios, o que requieren de un tratamiento especializado.

Yo quisiera recordarles al pueblo dominicano, a los políticos, y a la comunidad empresarial de que esta es la clase de iniciativa que podemos implementar por la vía rápida con acuerdos sólidos entre nuestros gobiernos y militares.

Además, estamos ayudando a que miles de agricultores aprendan a sembrar nuevos cultivos sostenibles, a través de un programa de USAID de unos 21 millones de dólares. Tenemos a voluntarios del Cuerpo de Paz en todo el país trabajando con las comunidades para resolver sus requerimientos básicos de agua y la producción de alimentos. Hemos hecho importantes inversiones en expertos y apoyo técnico para eliminar la plaga de la mosca del mediterráneo y para lograr que los mercados se abran de nuevo.

Todo esto representa solamente una parte de los importantes logros que el gobierno de Estados Unidos y el pueblo dominicano han alcanzado juntos durante este último año. Sin embargo, todavía falta mucho por hacer. La competitividad, un componente clave del éxito continuo de la República Dominicana, depende de un ambiente comercial robusto. Me alegró mucho ver que en el “Doing Business Report” para el 2015 del Banco Mundial, se indica que la República Dominicana ha mejorado su clasificación en el comercio transfronterizo.

Cuando los representantes del Banco Mundial visitaron la República Dominicana durante sus evaluaciones, Bob y yo personalmente pasamos todo el tiempo posible con ellos para garantizar que se les diera toda oportunidad para ver lo que puede ofrecer la comunidad empresarial dominicana. La industria dominicana debe seguir el ejemplo de líderes empresariales como los que han trabajo en el proyecto Quisqueya: un ejemplo del desarrollo trans-fronterizo que aprovecha incentivos y zonas francas comerciales para crear modelos comerciales inteligentes, factibles, y que apoyan a la comunidad.

A pesar de que el crecimiento económico de la República Dominicana ha sido fenomenal, esconde elevados niveles de desigualdad que permean la sociedad dominicana. Los pobres, las personas discapacitadas, las personas que viven con VIH/SIDA, los indocumentados de ascendencia haitiana y los miembros de la comunidad GLBTI sufren una amplia y profunda discriminación y exclusión de la sociedad dominicana. Por ejemplo, de los veinte y tres países más pobres del mundo, veintiuno criminalizan la condición de GLBTI o no brindan protecciones adecuadas en el empleo, vivienda, acceso a salud o reconocimiento cultural en comparación con democracias de alto rendimiento. Esto no es una coincidencia. El hecho de no aprovechar al máximo el talento colectivo de todos los dominicanos constituye una estrategia incompleta. Los líderes empresariales inteligentes saben que los negocios más competitivos son los que aprovechan al máximo los talentos de todos, no de unos pocos solamente.

Las mujeres en este país siguen recibiendo un trato de desigualdad. Además de un menor énfasis en la educación y en la desigualdad de salarios, la violencia contra mujeres y niñas sigue siendo un problema muy serio. Según un estudio de ENDESA, el treinta y cinco por ciento de las mujeres entre las edades de quince y cuarenta y nueve años reportaron haber sufrido violencia a manos de su pareja. Nuestra Embajada ha apoyado los esfuerzos del Procurador General de la República para crear la primera Unidad de Asistencia a Víctimas de la Violencia de Género en República Dominicana.

En cuanto a la trata de personas, otro problema relacionado e igualmente grave, nuestro equipo de Investigaciones del departamento de Seguridad Nacional ha estado trabajando incansablemente para apoyar a la policía nacional, pero todavía falta mucho más por hacer. Nosotros llevamos el problema a la atención del público durante el lanzamiento en Santo Domingo de la película “8 Days,” sobre el tráfico sexual.

Yo sé que es difícil hablar acerca de casos de violación, abuso, incesto y trata de personas. Es por eso que me sentí conmovido cuando líderes empresariales y comunitarios dominicanos se comunicaron con nosotros para coordinar la presentación de la película en Santiago. Ellos reconocen que esto constituye un problema para la República Dominicana, y querían enviar un mensaje en ese sentido. Debo darles las gracias a Mercedes Capellán por su apoyo incansable y su iniciativa para convertir esto en realidad a principios del año que viene. Esto constituye un verdadero ejemplo de liderazgo. Las mujeres y niñas ya no deben ser tratadas aquí ni en otro lugar de manera desigual en público ni en privado.

Las escuelas deben comenzar a enseñar esto, y es por eso que promoveremos la enseñanza sexual y anti-bullying en las escuelas. Sus empresas también deben decir presentes dando el ejemplo. Ustedes deben fijar políticas que protejan y traten a todos con el mismo respeto. Ustedes deben llamarles la atención a los amigos que demuestran una falta de respeto hacia las mujeres.

Qué pasaría si fuera su hija de la cual ellos estuvieran hablando o su hijo fuera acosado por internet, o su hija fuera una de las veintidós jóvenes dominicanas encontradas hace unas semanas atadas y forzadas a ser esclavas sexuales en Trinidad y Tobago. Las empresas y la sociedad deben decir presente porque se trata de seres humanos que merecen protección y ser rescatadas.

Hemos trabajado estrechamente con el gobierno dominicano y la sociedad civil para promover programas de educación y justicia para ayudar a estas mujeres, pero el cambio social que se requiere tiene que venir de parte de la sociedad dominicana. Es especialmente relevante que yo tenga la oportunidad de dirigirme a ustedes acerca de este tema, ya que hoy, 25 de Noviembre, es el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

La Organización de las Naciones Unidas seleccionó esta fecha porque este mismo día del año 1960 tres mujeres increíblemente valientes fueron asesinadas en su propio país por expresarse en contra de la injusticia. Esas mujeres fueron Patria, Minerva, y María Teresa Mirabal, y ese país fue la República Dominicana.

Queda claro que estos problemas sistémicos deben ser corregidos. Todo país que ignora el valor de la mujer y de las minorías no puede aspirar a competir a nivel global. Nosotros necesitamos de políticos que hagan énfasis en este problema apoyando a las ONGs que trabajan con poblaciones vulnerables. ¿Sabían Ustedes que existen solamente dos albergues para mujeres abusadas en este país? La ley dispone que debe haber un albergue en cada provincia.

Ayúdennos a presionar al gobierno a que cumpla la ley y condene a aquellas personas que golpean a sus novias o esposas, o que abusen de sus hijas o a miembros de sus familias. Los líderes empresariales dominicanos deben promover programas para la contratación y entrenamiento de minorías. Los esfuerzos de colaboración entre la Embajada de los Estados Unidos y el Ministerio de Turismo para promover el turismo amigable a Personas GLBTI y personas con discapacidades le demuestran al viajero que la República Dominicana es un país abierto y progresista, listo para hacer negocios.

Un aumento en la cooperación entre los sectores público y privado en estos temas puede seguir enviándole al resto del mundo un mensaje positivo. Nosotros en la Embajada nos encantaría ayudarles a formar relaciones con empresas en Estados Unidos que han logrado precisamente eso. También traeremos el índice de Igualdad este año a empresas locales que sean sucursales o franquicias de empresas estadounidenses. Este índice clasifica el cumplimiento de estas empresas con los estándares en derechos humanos de la compañía matriz estadounidense. Yo espero que se inicie el mismo proceso aquí para empresas con sede en la República Dominicana.

Ahora hablemos del tema del año pasado acerca de la corrupción. Yo me siento orgulloso de la Cámara Americana y la comunidad empresarial por haber seguido presionando públicamente acerca de este tema. Cada empresario que conozco, ya sea estadounidense o dominicano, menciona la corrupción como el mayor problema en este país. La corrupción es un cáncer; retrasa el crecimiento, afecta negativamente el comercio, e impide la aplicación justa de la ley.

Como promotor del comercio bilateral, muchas veces escucho el temor auténtico de potenciales inversionistas estadounidenses en el sentido de que recibirían un trato injusto, que se les exigiría pagar sobornos, o que serían marginados injustamente del mercado. Los líderes empresariales que se encuentran en este salón saben que esta percepción sigue socavando la competitividad de la República Dominicana, y yo quisiera exhortarle a cada uno de ustedes a seguir presentando la corrupción como problema a los más altos niveles de su gobierno.

Permítanme compartir con ustedes una historia verdadera. Bob y yo, conjuntamente con YPO y otros líderes empresariales dominicanos, organizamos la visita de unos inversionistas a la República Dominicana a principios de este año. Se trata de hombres y mujeres con quienes tengo una relación personal, y yo hice todo lo que pude para garantizar que su visita fuera perfecta. Imagínense el horror que yo sentí cuando recibí una llamada esa noche de uno de ellos, diciéndome que habían sido parados por un policía uniformado, que se les había apuntado con una pistola, y que se les había obligado a entregarles sus carteras. Permítanme preguntarles a Ustedes, después de una experiencia como esa, ¿Ustedes traerían su negocio a la República Dominicana?

En este caso se trata de la policía, pero la corrupción permea todos los estamentos de la sociedad. ¿De los que estamos aquí a quién le han pedido un soborno? ¿Quiénes entre nosotros conoce a alguien que haya recibido un contrato sin haber agotado el proceso debido de licitación? ¿Cuáles de nosotros conoce a un político que haya sustraído fondos públicos? ¿Quiénes aquí conocen a algún juez que haya recibido un soborno para soltar a algún preso antes de tiempo? Y la pregunta final: ¿qué hemos hecho al respecto? No basta con quejarse. Tenemos que hacer más que eso.

Así que pasamos al tema de las elecciones. Verdaderamente esta es una época electoral insólita. Estoy seguro de que la palabra que utilizo aquí en inglés, “doozy,” no se presta fácilmente a la traducción, pero es la mejor palabra que se me ocurre. Nuestros dos países están iniciando una temporada electoral muy emocionante; para los políticos, yo quisiera reiterar un mensaje que menciono con frecuencia: no existe dinero limpio proveniente de personas sucias. Ustedes deben apoyar al pueblo de este país alineándose solamente con personas de credibilidad y confiables que compartan sus valores.

Los Estados Unidos, conjuntamente con otros países socios y organizaciones internacionales como por ejemplo la Unión Europea y la Organización de Naciones Unidas, seguirán hablando de estos temas a todos los niveles del gobierno y con el sector privado.

Además de las elecciones, otro tema importante que ha recibido mucha cobertura de los medios de comunicación es el proceso de naturalización en la República Dominicana. Los ciudadanos dominicanos deben tener garantizados algunos de sus derechos más fundamentales – el derecho a casarse, a declarar a sus hijos como ciudadanos dominicanos, el derecho a abrir una cuenta bancaria, obtener cuidados de salud, tener acceso a la educación superior, y el derecho a votar.

Vamos a estar claros: este no es un asunto técnico, sino un asunto de derechos humanos. Todo hombre, mujer y niño que vive en la República Dominicana debe contar con documentación, status, y seguridad. Todo el mundo merece tener un lugar que puede llamar su patria.

Pero debo reconocer la labor realizada por el Presidente Medina, el Ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, el General Paulino Sem y todos aquellos que han estado trabajando para facilitar un proceso justo, abierto y transparente de las deportaciones.

Los desafíos que les he mencionado no fueron impulsados por la presidencia sino por individuos que tienen la oportunidad de resolver esa situación. La Embajada de los Estados Unidos junto a la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas seguiremos conversando sobre el tema con el gobierno dominicano para garantizar que todos los dominicanos puedan disfrutar de sus derechos inherentes. Las acciones de unos pocos no deben afectar negativamente una nación.

A pesar de los desafíos que confrontan el gobierno dominicano y su pueblo, yo quiero dejar claro que las relaciones entre la República Dominicana y los Estados Unidos nunca han sido tan fuertes y estrechas como ahora. El ejemplo más claro de esto es la gente. Casi 1.5 millones de estadounidenses son de ascendencia dominicana. Nuestra Sección Consular sigue rompiendo récords, con un aumento de casi un 50% en solicitudes en República Dominicana de visas de no-inmigrante en comparación con el año pasado.

Unos 250,000 ciudadanos estadounidenses viven en la República Dominicana, y casi 2 millones más habrán visitado el país para fines de este año. Esa cifra aumentará con apertura del puerto de Amber Cove de la Carnival Cruise Lines, en Puerto Plata, una inversión significativa que les brinda a los estadounidenses la oportunidad de visitar la bella Costa Norte.

Mientras el turismo sigue siendo una piedra angular importante de la economía dominicana, este país tendrá que demostrar que constituye un destino seguro para el visitante extranjero. A pesar de los avances logrados hasta el momento, nuestra sección de Servicios Ciudadanos sigue recibiendo noticias de fraudes, abusos de precios, soborno, prostitución, y robos que lamentablemente pueden presentar una imagen negativa de este bello país.

Para mí, las historias más difíciles de escuchar son las de los turistas que llegan a República Dominicana y se convierten en víctimas del asalto sexual. Es imprescindible que los hoteles depuren adecuadamente a su personal, que se comuniquen con la policía cuando los huéspedes reportan un crimen, y que les brinden a los huéspedes información suficiente para que éstos puedan perseguir a sus victimarios. A los líderes de la industria de la hospitalidad, de los cuales muchos se encuentran aquí hoy con nosotros, yo les exhorto a que sean proactivos protegiendo su reputación y el sustento de la industria del turismo.

Desde hace muchos años, los hoteleros dominicanos han disfrutado de una fuerte ventaja competitiva sobre otros países con turistas estadounidenses, en base a varios factores, incluyendo la experiencia, la proximidad a los Estados Unidos, sus playas prístinas, la calidez de su gente, y una excelente infraestructura. Yo he conversado con muchos líderes empresariales dominicanos que se sienten preocupados por la posibilidad de perder frente a Cuba en el negocio del turismo y relacionados.

Como mencioné antes, Cuba será competencia, pero tienen décadas de atraso. Ustedes deben aprovechar la oportunidad para impulsar a que sus negocios sean más competitivos, más agiles y más profesionales. Si ustedes están convencidos, como yo lo estoy, de que la República Dominicana cuenta con la mejor infraestructura, los mejores atractivos, y la mejor gente que trabaja en el sector turismo, la competencia hará que su negocio se haga más fuerte, y Ustedes saldrán adelante.

Igualmente, he escuchado las preocupaciones acerca del recién firmado Acuerdo Trans-Pacífico de Cooperación Económica (TPP). Permítanme reiterarles que durante la negociación el gobierno de los Estados Unidos tomó en cuenta a la República Dominicana como importante socio comercial, escuchando las inquietudes de empresarios y oficiales del gobierno, incluyendo a algunos de los miembros de AMCHAM aquí presentes. Para los productos que son importantes para la República Dominicana, como por ejemplo los textiles, los aranceles serán desmontados gradualmente a través de muchos años, y fuertes requisitos en cuanto a las reglas de origen que constituyen parte de este acuerdo. De manera que yo les exhorto a los empresarios dominicanos a que se tomen el tiempo para invertir, agilizar, y hacer sus negocios más competitivos. El acceso preferencial bajo el DR-CAFTA va a continuar. Yo tengo plena confianza en que la fuerte relación de comercio bilateral seguirá sin interrupción durante muchos años. No nos quedemos obsesionados con lo que podría suceder, sino unirnos y enfocarnos con lo que sí va a suceder, a través de nuestro esfuerzo colectivo y el éxito ya cosechado con nuestro acuerdo DR-CAFTA.

Hablando de DR-CAFTA, ya tenemos un comercio bilateral que supera los $14 mil millones de dólares y continúa en aumento. Yo entiendo algunas de las inquietudes acerca de lo que algunos perciben como un desbalance comercial entre nuestros dos países. Pero el aumento en el comercio muchas veces constituye la clave para la generación de oportunidades en el país importador, también. Por ejemplo, de los 1.4 mil millones de dólares en importaciones agrícolas de Estados Unidos a República Dominicana, recuerden que más del 60% son insumos para el creciente sector agro-industrial y la construcción de la República Dominicana, como el trigo destinado a molinos, madera para la construcción, y hasta tabaco estadounidense para cigarros dominicanos.

Con dos países tan interconectados como los nuestros, un acuerdo como DR-CAFTA ayuda a mejorar ambas economías, y no puede ser visualizado como unilateral. En el ánimo de hacer que la República Dominicana sea más competitiva en la región, hemos comprometido más de 40 millones de dólares en programas de asistencia en los próximos cuatro años para mejorar las prácticas en seguridad alimentaria y ayudar a que los productores dominicanos logren el éxito como exportadores.

Este año también marcó la conclusión exitosa del programa Caminos hacia la Prosperidad, el cual incluía intercambios públicos y privados, la agilización del proceso de Ventanilla Única para los inversionistas estadounidenses, y el entrenamiento a funcionarios dominicanos de comercio, con la intención de hacer que la República Dominicana se convierta en un mercado aún más competitivo. Hemos organizado misiones comerciales para más de 200 hombres y mujeres empresarios dominicanos hacia los Estados Unidos, y hemos traído a representantes de varios estados de los Estados Unidos para demostrarles que este es un lugar magnífico para hacer negocios.

Una última área de oportunidad donde los negocios dominicanos pueden florecer se refiere a la sostenibilidad ambiental. La República Dominicana es el país número ocho del mundo vulnerable ante el cambio climático. Las inversiones económicas y empleos asociados por la zona costera se ven amenazados como consecuencia de la subida en el nivel del mar, tormentas, destrucción de arrecifes, y cambios meteorológicos que amenazan la producción agrícola y el turismo, y aumenta la probabilidad de inundaciones y deslizamientos.

A principios de este mes yo me reuní con productores de café en Jarabacoa y Moca, quienes me informaron que la amenaza del cambio climático es real e inmediata. Sin embargo, a raíz de esta amenaza el país tiene la oportunidad de convertirse en líder mundial y modelo del desarrollo sostenible ante el cambio climático. Apenas la semana pasada yo firmé un memorándum de entendimiento con los síndicos de Santo Domingo, Las Terrenas, Santiago, y San Pedro de Macorís para suministrar 21 millones de dólares en financiamiento para combatir el cambio climático.

Yo les exhorto a Ustedes a que inviertan desde temprano en negocios sostenibles y amigables al ambiente, a convertirse en líderes de la región, y a aprovechar industrias emergentes a la vez de ayudar simultáneamente a salvar nuestro planeta. Y también les invito a trabajar juntos a medida que exploren estas nuevas oportunidades en la energía verde, que aprendan de sus colegas comerciales y que compartan información y conocimientos. Esto no trata solamente de ustedes y de sus cuentas bancarias, se trata de darles a sus hijos y nietos un planeta en que vivir!

Hoy, más que nunca, los Estados Unidos tienen fuertes inversiones en la República Dominicana, en su gente y en su futuro. Algunos pocos políticos han estado criticando a la Embajada y a mí por estar demasiado involucrados en asuntos dominicanos. Ellos dicen que cuando yo hablo, cuando abogo por alguna acción, cuando hablo a favor de alguna reforma, estoy violando la soberanía de la República Dominicana. ¿Qué me da ese derecho? Nuestros dos países están entrelazados de manera tan cercana que a veces es imposible distinguir entre los dos. Yo he hablado mucho hoy acerca de nuestros programas y negocios, pero la República Dominicana tiene influencia sobre los Estados Unidos también. Lo que sucede en este país tiene un gran efecto sobre los Estados Unidos en lo económico, político y cultural.

Toda persona que haya visitado Washington Heights en Nueva York, o que haya asistido a un juego de los Medias Rojas cuando Big Papi llega al bate, o haya visto cantar a Romeo Santos en San Antonio, en mi estado natal de Texas, sabe de lo que estoy hablando. Nuestros dos países cuentan con una relación tan estrecha que no puedo sino valorar nuestros éxitos, reflexionar sobre nuestros fracasos, y exhortarnos a logar un futuro mejor.

Mi trabajo es representar al Presidente Obama ante la República Dominicana con plena autoridad para proteger y defender los intereses de los Estados Unidos, sus negocios, y su gente, a la vez de proteger los derechos humanos, hacer cumplir el derecho internacional, y promover nuestras relaciones bilaterales. Casi todos los asuntos aquí están relacionados de alguna manera con los intereses de los Estados Unidos, y declaro que el Presidente Medina ha sido un socio firme en estos esfuerzos.

En última instancia serán los líderes dominicanos, tanto los funcionarios, empresarios y empresarias importantes como ustedes mismos, que lograrán el cambio. Para citar el gran empresario Benjamin Franklin, “debemos sentirnos bien haciendo el bien.” La inversión en la educación, la seguridad y reglas justas para mujeres y minorías, no solamente son lo que se debe hacer, sino que hacen buen sentido comercialmente.

Yo quisiera enfatizar de nuevo el tema de la competitividad. Yo les exhorto a todos, damas y caballeros, líderes empresariales dominicanos, a que miren a los acuerdos comerciales y las interconexiones globales como oportunidades, y no como amenazas. Comencé esta presentación hablando del primer Día de Acción de Gracias celebrado entre los indígenas Norteamericanos y los Peregrinos.

Consideren la historia de Santo Domingo. Esta ciudad fue fundada en el año mil cuatrocientos noventa y tres por hombres que tenían la visión para darse cuenta de que su destino era realizar sus sueños lejos de Europa, de su patria. Santo Domingo no existiría hoy si no hubiera sido por el sentido de competencia que llevaba a hombres como Cristóbal Colón a ver más allá de sus fronteras.

En el espíritu de esos hombres, y el espíritu del Día de Acción de Gracias, yo les pido a todos Ustedes a contemplar los asombrosos logros que hemos alcanzado juntos este año, que miren el trabajo que falta por hacer, y que aprovechen las oportunidades de crecimiento, expansión y competitividad que el mundo interconectado ofrece a nuestros dos países.

Muchas gracias, y ahora tenemos tiempo para algunas preguntas. Estoy seguro de que tendrán varias preguntas.
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miércoles, 18 de noviembre de 2015

DISCURSO DE MARGARITA CORDERO AL RECIBIR EL PREMIO NACIONAL DE PERIODISMO 2015

Excelentísimo presidente Danilo Medina

Excelentísima vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández

Señor ministro de Educación Carlos Amarante Baret

Presidente del Colegio Dominicano de Periodistas, Olivo de León

Apreciados amigos

Apreciadas amigas

Cuando has dedicado toda tu vida adulta al periodismo y anidado en todas sus vertientes, desde la radiofónica en tus inicios a la digital en tus postrimerías, recibir el Premio Nacional de Periodismo produce un sentimiento que mezcla satisfacción y extrañeza. Es lo que me sucedió el pasado 4 de abril cuando recibí la llamada que me anunció el premio. Es lo que me sucede ahora, cuando el premio se oficializa.

Satisfacción, digámoslo sin falsas modestias, porque el empeño que ha consumido una parte importante de mi energía vital e intelectual es merecedor de reconocimiento público. Extrañeza, porque he creído siempre en que, como dijera un autor español leído hace ya muchos años, nadie merece nada por cumplir con el destino elegido por propia voluntad y a propio riesgo. Yo elegí ser periodista, con todas sus implicaciones para mi vida, en esos tiempos ya lejanos en que este país irredento se asomaba por primera vez en más tres décadas a la posibilidad de la palabra dicha sin miedo. A la palabra que florecía las calles.

Aquellos tiempos no son el paraíso perdido, pero son mi marca de identidad personal y profesional. He dicho en otras ocasiones, y lo repito cada vez con mayor convencimiento, que los hombres y mujeres que poblamos las redacciones de periódicos y radioemisoras en esos años turbulentos estábamos imbuidos de una vocación misional que hizo posible un periodismo comprometido con la democracia. Sus deslices, que siempre los ha habido, eran pequeñas manchas en el Sol.

Así que yo hoy, frente a ustedes y con todos mis recuerdos y experiencias a cuestas, me encuentro en la paradójica situación de estar contenta, muy contenta y satisfecha, pero también, y al mismo tiempo, de sentirme como pez fuera del agua.

Pero hablemos de periodismo. No teman que me aferre a la nostalgia para hacer comparaciones, siempre odiosas y con altísima frecuencia, inválidas. Me sitúo voluntariamente en el hoy y el ahora de la profesión, a la que miro con ojos inquietos y por momentos apesadumbrados.

En un libro que todavía me escuece, el sociólogo español Félix Ortega radiografía el periodismo que se ha impuesto en Occidente: aquel que tiene lo efímero como norma. Un periodismo atenido a “la dramaturgia de las declaraciones (frente a las explicaciones), la primacía del acontecimiento (frente a la perspectiva de largo plazo) y como corolario el olvido frente a la memoria histórica”.

El periodismo dominicano está incluso en ese descarnado resumen de déficits profesionales y éticos. Nos hemos acostumbrado, con mareante rapidez, al periodismo sin información, a la banalización de la realidad, a confundir nuestro ejercicio con la vocería de las autoridades asumida, sino por vínculos non sanctos, por una holgazanería profesional que nos asegura una cotidianidad descomplicada. Nos convertimos en publicistas de quienes mueven los hilos del poder cuando, con la grabadora sustituyendo el cerebro, damos categoría de explicación a las declaraciones interesadas de funcionarios, políticos, empresarios y dirigentes sociales; cuando nos conformamos con el hecho en sí mismo, sin intentar establecer antecedentes y consecuentes; cuando preferimos olvidar para no molestar.

En la complicidad unánime que se pretende, por comisión u omisión, resuena la frase de Jean Baptiste Clamence, el camusiano juez penitente de La caída, para quien “cuando seamos todos culpables tendremos la democracia (…) Los otros también tienen sus cuentas y al mismo tiempo que nosotros; eso es lo importante. Todos reunidos, por fin, pero de rodillas y con la cabeza gacha”.

No pretendo echar agua al vino de unas críticas de las que no me excluyo, pero debo decir que en esta búsqueda de la igualación en la culpabilidad colectiva, los periodistas no somos los únicos actores. Por encima de nosotros, induciéndonos a la grisura y al cenagal, están los propios empresarios de la comunicación, el Estado, la empresa privada y los políticos.

En esta poética Arcadia en que el periodismo dominicano, con algunas excepciones, ha convertido al país, la pregunta inquisitiva pierde valor, el deseo de saber se convierte en necedad, y quienes preguntan y hurgan, además de escasos, son diagnosticados de frustrados por una miríada de censuradores. La disidencia está proscrita

En abril de 2014, durante un panel en el que me complació participar, el colega Adalberto Grullón presentó los resultados de un estudio sobre el régimen salarial en televisoras y periódicos impresos. Los datos exponen con crudeza la inducción empresarial, sospecho que calculada, al pluriempleo, y en ocasiones la corrupción, de los y las periodistas. “Hay un canal que paga a los periodistas treinta y cinco mil pesos al mes, pero hay otros que pagan diez mil y les dan a los periodistas permiso para que puedan buscársela”, dijo Adalberto en la ocasión.

En la mayoría de los medios escritos, los salarios son igualmente deprimidos. Los hay que todavía pagan a los periodistas la mísera suma de doce mil pesos. Es decir, poco menos del cincuenta por ciento del costo de la canasta básica establecido por el Banco Central. También en los periódicos las normas son laxas y los periodistas tienen vía libre para complementar sus salarios. Si esta complementariedad compromete la línea informativa o editorial del medio, no es cosa que parezca preocupar a nadie. En definitiva, los medios no son vistos por la generalidad de sus propietarios como empresas de servicio público, sino como instrumentos de utilidad estratégica variada en su propio beneficio.

De ahí que esa licencia que se concede a los periodistas no tenga a estos como únicos beneficiarios. A quienes hacen uso de ella les tocan las humillantes migajas de un pastel que se reparte en otras mesas. El gran favorecido del periodismo anodino, acrítico y que “se la busca”, es el empresario que, en este inédito escenario de concentración de medios en manos de reducidos capitales, salvaguarda sus intereses y los de sus socios en la navegación hacia el seguro puerto de la rentabilidad de sus negocios y de la influencia elegantemente coactiva. Ellos, y no otros, han convertido la información en mercancía.

Y está el Estado, y más concretamente el Gobierno, como empleador de periodistas por debajo de la cuerda. Periodistas que sin abandonar sus puestos de trabajo en las empresas, son empleados por las instituciones públicas para servir de cajas de resonancia, como relacionistas públicos, de sus políticas e intereses coyunturales. O para que guarden oportuno silencio.

Y está la empresa privada, que salta, desnuda o camuflada, según la circunstancias, al ruedo de la compra de opiniones. Que emplea todas las artes de la seducción para lograr sus objetivos. O que cede gustosa al chantaje sin que una sola fibra de su entrecomillada ética se estremezca cuando la apuesta es salvaguardar sus negocios o la imagen personal. ¿Cuántos empresarios han enfrentado el chantaje? ¿Cuántos han actuado contra los chantajistas? Sobran los dedos de la mano para contarlos, porque la norma es hacer el juego a esta perversión del oficio. Y todos contentos.

Y están los políticos, tan reacios como los anteriores al cuestionamiento, a la pregunta incómoda, al periodista, hombre o mujer, que no les sonríe. Los que convierten la supuesta “confidencia” en vínculo cómplice. Los que ofrecen pagos generosos por la zalamería de la nota de prensa destacada. Los que conforman verdaderas empresas conjuntas con opinadores a su servicio.

Refiriéndose a esta relación endogámica entre políticos y opinadores, Ignacio Ramonet les atribuye conformar “una especie de corte frívola y mundana, donde se hacen la pelota los unos a los otros con conmovedora atención en la esperanza de obtener a cambio algún favor”. Y que conste: los políticos que así actúan son parte –con honrosísimas excepciones— de todo el espectro político.

El resultado más visible de esta deriva es el progresivo silencio frente a cuestiones cardinales para la salud de la democracia. El periodismo aspiró siempre, y el bueno sigue haciéndolo, a ser valladar de los abusos de los poderes constituidos contra los ciudadanos. Esto ha implicado históricamente la denuncia de la violación de los derechos humanos, la toma de posición frente a decisiones lesivas al interés general, la acérrima defensa de las libertades y la tolerancia, y la conversión en espacio de los sin voz. Abandonados progresivamente estos papeles, el periodismo pierde la confianza ciudadana.

Más tras esta repartición de culpas, que no pretende ser salomónica, son necesarias las precisiones. Y, para mí, la primera de todas nos remite a la imposibilidad de avanzar en la democracia con un poder –público y privado— que se lucra de la falta de contrapesos, como sería un periodismo independiente y crítico que saque a la luz pública, con seriedad y sin aspavientos, el mucho daño que hacen a la institucionalidad la falta de transparencia, las prácticas corruptas, las opacidades. En ausencia de una opinión pública informada y crítica, la democracia se vacía de contenido y se reduce a meros rituales y a simple retórica.

No pocos dirán, encandilados por las redes sociales, que nuestras esperanzas ciudadanas de recibir una información menos mediada por los intereses corporativos y políticos, están en las vías cada vez más numerosas de acceder y compartir información, casi en tiempo real, que ofrecen las nuevas tecnologías. El pasivo receptor de antaño es hoy, gracias a esas tecnologías, un creador de contenidos con los materiales de lo inmediato. La Red ha venido a cambiar nuestros hábitos de consumo cultural, a situarnos en el epicentro de un proceso de intercambio que no tiene límite ni fronteras. Pero del mismo modo que el periodismo tradicional está plagado de falencias, la comunicación que se produce a través de las redes, y gracias a los teléfonos inteligentes y toda suerte de equipos, adolece de tamices que permitan contextualizar el hecho, conferirle profundidad mediante el dato comprobado y, sí ha lugar, analizarlo.

Faltaría a mi propio convencimiento si dijera que veo en el buen periodismo la panacea de todos los males que asuelan a la sociedad dominicana. Nuestros problemas estructurales, nuestras injusticias e iniquidades sociales, políticas y económicas necesitan de algo más que una prensa crítica para ser resueltos: necesitan de una voluntad política que aún nos falta y de una ciudadanía empoderada propugnando una sociedad distinta. Pero creo también, y decididamente, que una prensa capaz de hundir su escarpelo en las tumoraciones de nuestro sistema socioeconómico y político, prestaría un servicio inestimable a una mejor República Dominicana. Es esa prensa la que el país echa en falta.

Pese a tanta circunstancia adversa, esa prensa y ese periodismo comprometido con la justicia y la democracia son todavía posibles. Toca a las escuelas de Comunicación y a las organizaciones de periodistas, a cuya cabeza está el Colegio Nacional de Periodistas, emprender el esfuerzo de reencauzar nuestras prácticas profesionales elevando la conciencia ética del oficio y logrando el adecentamiento de las condiciones en las que este oficio se ejerce.

No puedo concluir sin expresar mi profundo agradecimiento a quienes promovieron que este premio me fuera concedido. Nunca me consultaron su propósito, quizá para prevenir que los disuadiera, rosca izquierda como dicen que soy. Agradezco de todo corazón a quienes defendieron mis méritos y a esa defensa añadieron como argumento un principio cardinal de la democracia: el respeto a las diferencias y a la pluralidad de las ideas. Agradezco al jurado haber convenido en otorgármelo.

Tampoco puedo dejar de mencionar a respetados colegas por los que siento un entrañable cariño: Aníbal de Castro, Bienvenido Álvarez Vega, Juan Bolívar Díaz, Osvaldo Santana y Eulalio Almonte Rubiera, el recientemente fallecido Radhamés Gómez Pepín. Todos ellos alimentaron mi crecimiento profesional, me retaron a ser cada día mejor, a luchar a brazo partido contra mis limitaciones. Sus críticas a mi trabajo, nunca complacientes, son la argamasa de este premio.

Y están también como artífices de la periodista que soy mis hijas Laura y Virginia y mi hijo Nassef, a quienes robé tantas horas en edades en que necesitaban de mi calor y mi atención. Me conforta que los daños colaterales provocados por mi ausencia hayan sido menores: los tres –íntegros, comprometidos con su país, solidarios y críticos– han sido siempre y lo serán hasta mi último día mi razón fundamental de vivir.

Y está mi amado nieto Juan Martín, de quien espero que, cuando yo falte, me recuerde siempre con amor y respeto.

Muchas gracias.

Margarita Cordero

Fuente: Blog de Margarita Cordero, Perdonen la molestia
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martes, 3 de noviembre de 2015

FUGA DE PILOTOS E IMAGEN DEL PAÍS

POR FERNANDO RODRÍGUEZ CÉSPEDES

La salida ilegal del país de los pilotos franceses, Pascal Fauret y Bruno Odos y el pavoneo de estos en París, es un acontecimiento que, además de lesionar nuestra imagen como nación, pone en evidencia la vulnerabilidad de nuestra seguridad nacional e ineficacia de la justicia.

Lo primero que hay que preguntar es: ¿Dónde estaban los altos funcionarios de la justicia, como el Procurador General de la República y el Presidente de la Suprema Corte, cuando la jueza, Elka Reyes Olivo varió la medida de coerción de los convictos por una libertad condicional?

¿Por qué no se apeló la decisión de una jueza con antecedentes de “manos suaves” con los expedientes de narcotráfico, como fue el caso de la línea aérea Caribair, donde ordenó la libertad de 10 implicados en un grueso expediente de drogas a cambio de una garantía económica de 30 mil pesos?

La decisión de liberar a los condenados en lo que se conocía la apelación de la sentencia, debió mover a sospecha por la condición de extranjeros, la falta de arraigo en el país y la naturaleza de la profesión y recursos de los mismos, dado el volumen de la operación abortada.

Ahora vienen los lamentos, los golpes en el pecho y el anuncio sobre lo que piensan hacer nuestras autoridades burladas, frente a un gobierno que no tiene tradición de entregar a sus ciudadanos en extradición y cuyo vocero, Stephane Lie Foull, ya anticipó que los pilotos no serán extraditados al país.

Ante este panorama, poco se puede esperar y lo más deplorable es el mensaje negativo que se envía a la sociedad y al mundo. Esperamos que por lo menos los cómplices dominicanos de esta maniobra mafiosa sean llevados a la justicia y que el hecho sirva para extremar la vigilancia a los delincuentes favorecidos con libertad condicional.

Aunque a decir verdad, no nos hacemos muchas ilusiones.
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PORQUÉ DANILO NO HABLA NI DICE NADA

Por Melvin Mañón

La represión de las protestas contra la corrupción en la OISOE y las instrucciones del jefe del grupo policial ordenando que le den fuetazos a los manifestantes. El ingreso de dos oficiales de la PN a un acto en el centro Juan Montalvo para “averiguar y conocer asistentes”. El asesinato a mansalva de un joven en Santiago y la fuga de uno de los policías que lo asesinó. La fuga autorizada de dos pilotos franceses convictos de narcotráfico. La sentencia absolutoria de la suprema a favor de Félix Bautista y el retiro subsiguiente del visado de EE.UU. a ese mismo señor. El rechazo del gobierno del PLD y del señor Danilo Medina a responder preguntas de periodistas no pagados o dar explicaciones sobre los hechos arriba enumerados son manifestaciones de algo.

¿Están relacionados todos estos hechos? ¿Son reveladores de una tendencia o expresan una coyuntura momentánea?

¿Por qué la policía viola la ley y una disposición del mismo gobierno admitiendo el derecho y la legalidad de la protesta? ¿A qué carajo entran dos oficiales a averiguar contenido y asistencia a un encuentro privado, de protesta y bajo techo?

¿Por qué asesinan a Sarita en Santiago y por qué se “fuga” de la custodia uno de los policías asesinos? ¿Por y a través de quienes se fugan los dos franceses? ¿Por qué los americanos retiran la visa a Félix Bautista tras este ser “absuelto”?

Usted, apreciado lector, ¿tiene una respuesta o ensayo de respuesta verosímil a estas preguntas que no lastime, desacredite y hunda a Danilo Medina?

Si usted le suma a estas preguntas solamente una parte de todo lo que está mal en este país desde los precios de la comida, el dengue que anda por su cuenta y por ahí hasta las “visitas que no son sorpresa” podrá darse cuenta sin necesidad de asesores que todo esto anda muy mal y que el proyecto reeleccionista hace agua.

Entonces dos cosas quedan claras.

A Danilo Medina las cosas no le están saliendo como él quería y creía. Eso lo ha puesto de mal humor pero ya es muy tarde para ablandar habichuelas. Él cree que tiene que seguir adelante y al hacerlo se despoja de todas aquellas “amabilidades y humildades” que confundieron a muchos y se va tornando intolerante, despótico y peligroso. Su locura nos empuja a resistir o a sucumbir a su ambición.

Danilo Medina sufría una dermatitis facial cuando pasaba con algunos miedos y reservas a ser el nuevo protagonista de la ilegalidad y la corrupción.

Traspasado ese umbral, ya con todo claro y al desnudo, el tipo va soltando formas, vestuario, modales y amarras; va mostrándose como lo que es y como lo que fue siempre: un fraude, un impostor y un canalla.

¿Ahora entienden por qué Danilo Medina no habla ni quiere que le pregunten?
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