viernes, 5 de febrero de 2016

LA TRAMPA ES MÁS GRANDE DE LO QUE DIJE

Por Melvin Mañón

“El fraude en la JCE es crear una percepción que confirme la victoria (justo como dice la encuesta) y he señalado antes. Posteriormente, después de creada esa percepción el PLD refina sus números para que al final, los resultados de las elecciones se parezcan a lo pronosticado por la encuesta”. Naturalmente, la credibilidad del fraude y el abatimiento de la oposición convergen alrededor de los resultados que habían dado una o varias encuestas.

A raíz de mi artículo anterior recibí una comunicación con una queja y un elogio de un lector avezado que vive en Estados Unidos. Todo lo que está entre comillas son sus palabras y me he limitado a editarlas, alterando el orden en algunos casos pero dejando su contenido e intención intactos. “El fraude en la JCE es crear una percepción que confirme la victoria (justo como dice la encuesta) y he señalado antes. Posteriormente, después de creada esa percepción el PLD refina sus números para que al final, los resultados de las elecciones se parezcan a lo pronosticado por la encuesta”. Naturalmente, la credibilidad del fraude y el abatimiento de la oposición convergen alrededor de los resultados que habían dado una o varias encuestas.

“Melvin, te decía que al igual que en 2012, esa encuesta (se refiere a la que dio a Danilo un 57%) es la señal a la JCE para la diferencia en la victoria. La idea es, crear la percepción de victoria (justo como dice la encuesta). Esa vez, en el año 2012 dijeron que ganarían con el 52%, y contrario a todos las normas, reglas de la naturaleza, ciencias y estadísticas, cada boletín de la JCE reflejó esa tendencia. El vocero del PLD repetía: ¿lo ven? Justo como dice la encuesta. Y como gran parte del pueblo es ignorante, al tercer boletín muchos se fueron a acostar ya seguros de la victoria de Danilo. Pero no se había contado ni el 10% de los votos”. Es decir, el PLD y sus gobiernos utilizan las encuestas no solamente para crear la percepción de una victoria segura, sino que organizan el fraude vía la compra de abstenciones y votos positivos para que la realidad, según esta es presentada por la JCE, se adecúe a lo pronosticado. De este modo, añaden credibilidad a las encuestas futuras y convencen a todo el mundo de que, los resultados de la votación son los mismos que las encuestas habían predicho.

“Solo hay que comprar unos 15 votos por mesa y con el fraude del conteo, ya todo queda establecido. En las elecciones del 2012, el programa de la Junta fue alterado para que contara primero los votos de las mesas donde ganaba Danilo. Así salieron los primeros 3 boletines del día de las elecciones en una proporción de 52-48. Luego de eso, la gente se convence, baja la guardia, empieza la resignación y todo está preparado para legitimar los resultados de la votación por los pronósticos de la encuesta. Luego de esta etapa en el conteo y la emisión de boletines ya se puede continuar normalmente y hacer lo que se quiera hacer pues la gente está mentalmente preparada para aceptarlo. Se requiere muy poco cambio para eso, se puede ejecutar en poco tiempo y no se necesita un experto en computadora como yo para poder detectarlo”.

Mi mayor preocupación en el proceso electoral que se avecina es la creencia de que el poder ha hecho su tasación de los adversarios y llegado a la conclusión de que pueden hacerle fraude porque ni los dirigentes ni los candidatos opositores se la van a jugar a tirar un pueblo a las calles para reclamar de hecho lo que se ha demandado en justicia y de palabra. Si el PLD de Danilo Medina se atrevió a sobornar al congreso entero y a plena luz del día, sospecho y temo que hayan llegado a la conclusión de que, con nuestros dirigentes y nosotros como pueblo, pueden hacer cualquier cosa. Esa es una conclusión posible pero doblemente peligrosa: una, porque en verdad no creo que se vayan a detener ni a inhibirse. El PLD y Medina han estructurado su fraude y seguirán adelante. Otra, porque mas que evidencias de sumisión colectiva estamos viendo brotar la insubordinación, el desorden y también el desconcierto.

Para lograr que haya consecuencias debemos cambiar el enfoque. Es verdad que el repudio a Medina nos une pero necesitamos mas que eso. Una visión de destino, un curso de acción, una secuencia de pasos. Dejar de verlo a él y vernos a nosotros mismos.
Necesitamos concebir batallas que podamos echar y ganar. Contiendas donde la suma de todas nuestras fuerzas y posibilidades pueda ser invertida a fondo y hasta las últimas consecuencias.

Necesitamos una jefatura y un estado mayor pues de lo contrario quedamos a merced de la brisa y las corrientes y como en la analogía del barco ya usada estamos al garete, en medio de una tormenta y sin timón. Hay que saber hacerse cargo del mando, atreverse a desafiar y evitar el naufragio. No desaprovechar las oportunidades de un adversario dividido coyunturalmente. Como aquel que conduce a ciegas por carretera mala caerá en todos los hoyos. No dejar que nos descarrilen; no perder tiempo y oportunidades, no extraviar la ruta y fracasar.

Pero todo ese accionar está precedido por un necesario cambio de actitud que nos afecta a todos. Para pasar de la queja a la acción, de la denuncia a la protesta, de la sumisión al desafío hace falta que se opere un cambio dentro de nosotros mismos.

A fuerza de tantos años sin luchar, hemos olvidado cómo se hace.

El poder duerme tranquilo mientras denunciamos.

Pero, ayy si dejamos de comprar, ayy si dejamos de ser consumidores, ayy si rehusamos la publicidad que endiosa el dinero, la violencia y el sexo. . . . ayy si renunciamos al ruido y exigimos silencio para reflexionar ayy si nos atrevemos a ser diferentes, ayy si aprovechamos la oportunidad, ayy si apagamos la radio, la TV, la música basura, el discurso basura.

Sé a lo que nos enfrentamos pero no puedo ni debo convertirme en portavoz del pesimismo dominicano. Los actores de hoy no son necesariamente los mismos de mañana.

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