domingo, 28 de noviembre de 2010

DESENTERREMOS A DUARTE DE SU TUMBA PARA ASUMIR LA DIRECCIÓN POLÍTICA E IDEOLÓGICA DE ESTE MOVIMIENTO

PARA REFUNDAR LA NACIÓN
Por Henry Leandro López

En su artículo “Duartistas consecuentes”, el compañero Luís Ulloa Morel ha dicho una verdad hasta ahora incontestable; en nuestro país “el duartismo no es una ideología, sino un referente histórico”. ¿Qué impide sin embargo que de referente histórico, más bien retórico, pase Duarte a ser el guía político, espiritual e ideológico y con fuerza material de todo un movimiento, no solo de Alianza País? ¿Es culpa de Duarte o es fruto del retraso y atraso del movimiento alternativo? Lo calamitoso del pensamiento crítico y revolucionario en nuestra patria, es su enorme incapacidad de aprehender de nuestra realidad y la de un continente que fluye en un torrente de cambio inspirado por las fortalezas revividas de sus figuras históricas cuyos verdaderos sueños de (re)fundación, soberanía plena, liberación y justicia social están hoy más vivos y son más viables que nunca.

Duarte es una referencia histórica, como también los son Sandino, Bolívar, Zapata, Alfaro, Martí, entre otros revolucionarios y visionarios de sus épocas. Entonces la pregunta de lugar es, ¿Por qué dejaron ellos de ser referencia histórica, de tipo ceremonial y retórica o académica para encarnarse en ideologías inspiradoras, estremecedoras y transformadoras de sus pueblos? La respuesta está en esos mismos pueblos. En forma profética la dio en 1781 el líder indígena boliviano Túpac Katari asesinado en una plaza pública por los invasores españoles. Dijo antes de morir descuartizado por cuatros caballos dirigidos en cuatro direcciones contrarias: "me matan, pero volveré y seré millones". O se puede intuir de los versos de Pablo Neruda, cuando dijo que "Bolívar despierta cada cien años cuando despierta el pueblo".

Hace un tiempo que esa distinción y distancia entre héroes e ideología en la América Latina contemporánea dejó ser parte de un debate para ser una norma. La orden del momento es la de héroes rescatados por los pueblos de sus tumbas y de ceremonias socialmente desconectadas y frívolas. Se convirtieron en figuras claves en el esfuerzo por moldear una nueva plataforma política e ideológica al unísono de movimientos políticos de nuevo tipo.

Fue Simón Rodríguez, el maestro del Libertador Simón Bolívar, que les sugirió a las fuerzas libertadoras de trillar caminos propios, al advertirles que “o inventamos o erramos”. Eso fue precisamente lo que ocurrió con el surgimiento de nuevos movimientos políticos reinventados a raíz del fracaso del socialismo real y la burocracia soviética, bajo el impulso de poderosos movimientos sociales resurgidos o crecidos como fuerzas materiales incontenibles tras el fin de la guerra fría. Y son ellos los responsables de haber parido la nueva correlación de fuerzas y el Cambio de Época del continente. Otro de sus mayores aportes es haber contribuido a romper el control que sobre las fuerzas militares y su efectivo adoctrinamiento anticomunista logró alcanzar el poder imperial durante la guerra fría. Rescatar a Duarte de su tumba y ponerlo al frente de nuestro movimiento como figura histórica, política e ideológica viviente es no sólo un deber patriótico central, sino un acierto político de enorme importancia estratégica.

Es la hora del duartismo. Permitamos que Duarte dé el salto político cualitativo definitivo, que regrese a la patria de su exilio forzoso, que termine su larga misión diplomática y reaparezca entre la gente, reasuma su rol histórico, y como fuerza viviente e inspiradora se convierta en el guía político, espiritual e ideólogo de nuestro movimiento. Esa es la responsabilidad de esta generación, y de nuestro movimiento su misión. Estoy convencido que no habrá refundación sin Duarte como guía e ideólogo. Esa es la exigencia de los nuevos tiempos. Cuando así se comprenda y ocurra, entonces nos habremos puesto a la altura del momento histórico que estamos viviendo. Y estaremos listos para librar exitosamente las nuevas batallas y completar una obra.

Tomado de En Movimiento, Boletín No. 28, de Alianza País de Guillermo Moreno.
Siga Leyendo...

4 RAZONES PARA NO INVERTIR EN EDUCACIÓN

Jorge Ulloa Cáceres

1. Mantenerlos en la oscuridad
Esta ha sido muy mencionada, y es en efecto la razón que más busca conservar el sistema como tal. Se resume así, el conocimiento es luz, sin luz es imposible ver las cosas, y los que controlan este mundo simplemente no quieren que la gente vea las cosas como son. Por eso la importancia de mantener a los saqueados en la oscuridad, donde no puedan darse cuenta de la forma en que se les explota y se les roba. Esa es la gran función de la ignorancia en este orden de cosas, mantener cegados a los que no deben estar conformes. ¿Cómo puede un analfabeta conocer sus derechos?

2. La educación es para las élites
La filosofía en la antigua Grecia no era para los esclavos ni para los ciudadanos comunes sino para los provenientes de familias aristocráticas. Este patrón se ha venido repitiendo en todas las sociedades clasistas hasta la época. Haciendo de los conocimientos un asunto de la clase más o menos dominante se garantiza la diferencia cultural entre los pobres y los no pobres. Y aunque se ha dicho por ahí que a mayores niveles de educación mayores ingresos, yo diría lo contrario, a mayores niveles de ingresos mejor calidad en la educación pero los individuos que acceden a mejor formación se crean así mejores expectativas económicas que los que no. Esto salta a la vista y tampoco requiere de un análisis. Es imposible imaginarse al hijo de un funcionario de gobierno tomando clases en una escuela pública, igual el hijo de un empresario. La enseñanza dominicana es mala en cualquier sitio, pero no es lo mismo tomar clases bajo aire acondicionado que tomarlas en una escuela sin butacas.

3. El pobre trabaja para el rico
Esa es la causa estrictamente económica. ¿Para qué tiene una persona que saber leer y escribir si va a limpiar pisos? ¿Para qué necesita un ebanista aprender a resolver ecuaciones de segundo grado? ¿Para qué una cajera tiene que conocer la historia de la Primera Intervención Norteamericana? ¿Para qué un delivery debe saber cómo se realiza la fotosíntesis o cómo se forma un rayo? La verdad es que para hacer esos trabajos no se requiere más conocimientos que los cotidianos, y ya, es eso. El que los emplea no tiene que ver con más nada, solo con que ellos puedan hacer lo que deben hacer. En ese punto el resto de los saberes está demás. Tal es la división social del trabajo, a algunos les toca aprender ciertas cosas a otros no. La formación de la mano de obra está en función de la demanda del capital. Recuerden que ya no existen humanos sino recursos humanos.

4. No es la mejor propaganda
Es esta, a mi juicio, la razón que mejor responde a la negativa de los gobiernos que nos han tocado a aumentar el presupuesto dedicado a resolver los problemas educativos del país. Esta se engloba en una tradición, sinceramente estúpida, de los gobernantes de países subdesarrollados en preferir los gastos apreciables a simple vista con los que sí se puede hacer publicidad. Es más fácil de exhibir la construcción de un metro que las de mil escuelas.

Por otro lado el desarrollo de un sistema educativo necesita de continuación, es un proyecto a largo plazo que requiere el seguimiento de los siguientes gobiernos. Es decir que los frutos de una inversión en capacitación de docentes se ven en 5 o 6 años, y si algo nos caracteriza es el inmediatismo.

Después es fácil entender que para los que controlan el Estado y para el sistema en sí el gasto en educación puede ser negativo e incluso pone en riesgo sus intereses.

Tomado de En Movimiento, Boletín No. 28, de Alianza País de Guillermo Moreno.

 
Siga Leyendo...

martes, 16 de noviembre de 2010

LA NEGACIÓN DE LA EDUCACIÓN Y EL ROBO

Y eso, que el amigo Calderón solo se circunscribe a la zona metropolitana de la capital... y en el interior, ¿se podría saber cuándo se hizo la última escuela pública? Da pena...

Por Rafael Calderón

NEW YORK. ¿Cuánto tiempo hace que en la capital dominicana no se construye un plantel escolar público con los requerimientos mínimos para la educación integral? ¿Cuánto habrá crecido la población de Santo Domingo desde que se levantó el último edificio para alojar una escuela pública en la zona metropolitana?

Las preguntas vienen a cuento por lo mucho que se habla de la importancia de la educación, por los reclamos que se hacen para que se cumpla con la ley de entregar lo que le corresponde a la educación en el presupuesto nacional. Y las cosas siguen… empeorando.

En mi cabeza han estado dando vueltas esas interrogantes desde que me las disparó a quemarropa un buen amigo en una conversación acerca de la situación del país, de la delincuencia, el narcotráfico y todos esos males que son temas inevitables en cualquier reunión entre quienes vivimos por estos predios y no terminamos de ajustar la mente en el aquí y el ahora, porque nunca despejaremos el allá de nuestras raíces familiares y valiosas amistades.

Mi respuesta al amigo fue que no sabía. Honestamente no recuerdo la última ocasión en que se abrió un nuevo plantel público en la capital. Insisto en la palabra público porque planteles privados sí que se han levantado en los últimos tiempos y no paran de crecer. Los colegios se han alimentado extraordinariamente bien de la irresponsabilidad de los gobernantes que hemos tenido, que no sólo no han construido más escuelas sino que han permitido el deterioro casi absoluto y la desaparición de otras que teníamos y que fueron modelos de buenas escuelas.

Pienso en mi antigua barriada de Villa Juana y sectores aledaños, donde el aumento de la población no cesa. No puedo precisar cuándo se levantó por “Villajú” y sus entornos el último plantel escolar hecho por algún gobierno para responder a la población en aumento. No recuerdo que se haya hecho nada significativo desde la década del 70 para acá.

Y se va mi pensamiento hasta la escuela República Dominicana, donde tanta carpeta di jugando voleibol y baloncesto, a principio de los 60, cuando la misma, lamentablemente, empezó a perder sus encantos originales poco a poco.

¡Qué escuela! Hablaré de sus instalaciones porque no tuve la suerte de ser alumno en la misma. Enclavada a dos cuadras de mi casa, ocupaba la manzana demarcada por las calles Peña Batlle, Francisco Villaespesa, Seibo y Marcos Adón, donde estaba el frente de la misma, detrás de un exuberante jardín.

Tenía esa escuela primaria, construida en la década del 50, auditorio, biblioteca, aula taller, gimnasio, dos canchas, una de ellas con luces -dije con luces, allí jugábamos en la noche-, y hasta una piscina, sí una piscina. La última vez que pasé cerca de esa escuela se me encogió el corazón: su jardín de antaño devino en conuco. La vi mutilada, me provocó horror.

Ahora pienso que su mutilación se corresponde exactamente con la mutilación que cada gobierno en su momento le ha hecho a la educación, porque si hay algo que en los gobernantes dominicanos han estado claros, si hay una política de estado -aparte de la del robo- a la que se le ha dado continuación in crescendo al pie de la letra gobierno tras gobierno es a la de negarle la educación pública de calidad a la población.

Por eso ahora que miro hacia atrás recuerdo con mayor facilidad planteles que desaparecieron en la capital, tales como la escuela Cuba y el liceo Argentina, y otras que la última vez que las vi eran feas caricaturas de lo que en principio fueron, como mi liceo Juan Pablo Duarte, las escuelas España, Chile, Perú, Fidel Ferrer, la Estados Unidos y otras.

Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones y se apiade de la República Dominicana.
Siga Leyendo...

martes, 9 de noviembre de 2010

LA PROSTITUCIÓN COMO OFICIO

Por Venecia Joaquín

El término prostituta se utiliza de forma despectiva para referirse a una mujer que por dinero tiene relación carnal con los hombres. También le llaman ramera y meretriz. Normas sociales, enseñan a rechazarlas sin cuestionamiento, sin piedad. Sin embargo, la mayoría son humildes, nobles pero con poca formación, sin oportunidad de empleo y falta de recursos económicos. Se ven precisadas a utilizar los medios a su alcance para salir adelante y resolver problemas familiares.

Cuando pienso en ellas y las veo de noche por esas calles de Dios, una profunda tristeza se apodera de mi corazón. No son malas. Horrible es su oficio. Ser meretriz es uno de los trabajos mas duro, asqueante y peligroso que persona alguna puede ejercer. Pone en juego su vida y dignidad. Tienen que aceptar clientes de todo tipo, sucios, repugnantes, pelafustanes y entregarse a ellos, aceptándole sus condiciones para ganar el dinero de ese día.

De seguro que si encontraran otra cosa que hacer no se arriesgaría a contraer enfermedades, a que un maniático la golpee, a complacer personas que le dan asco. Lo hacen porque necesitan el dinero, no por placer. En cierto sentido son heroínas. Dignas de lastima, comprensión y ayuda. No se puede decir lo mismo de la mujer lasciva, que actúa por placer, a espalda de sus flamantes, millonarios y ocupados maridos.

Cabe recordar que hay otras formas de hacer de la prostitución un oficio abarcando otras áreas o mercados. Me refiero a los que desde altas posiciones gubernamentales hacen uso deshonroso del empleo, cargo o posición, aprovechándolos para fines ilícitos y mezquinos. Prostituyen hasta inteligencias, poniéndolas a su servicio a cambio de dinero. Esas prostitutas si son malas y peligrosas. Han penetrado en todos los niveles sociales, deformando la juventud.

Son muchos los que utilizan la posición y poder para beneficio familiar sin ningún pudor ni control. He visto que muchas veces hacen redadas policiales para recoger las meretrices quienes trabajan sin robar al pueblo, sin revolcarse en las calles con sus clientes ni exhibir lo adquirido. Son respetuosas. Sus acciones solo la perjudican a ellas. Las avergüenza pero no tienen otra alternativa.

Sin embargo, la fuerza policial, judicial, gubernamental, no sale a buscar los que verdaderamente corrompen, saquean la nación en su afán de ser cada día más ricos, exhiben mansiones construida con dinero del pueblo y envían lluvias de mensajes negativos a la población. Esos ambiciosos y sus proxenetas, alcahuetes, fomentan rameras porque impiden la inversión en áreas productivas que generen empleo.

No sé como lo haremos, pero a este tipo de prostituta que despoja al pueblo de sus bienes, debemos cerrarle el paso sin contemplaciones, expulsándolos de sus cargos, en lugar de concentrarnos en indefensas meretrices.
Siga Leyendo...