Por Fernando Ferreira Azcona
Camacho era un capataz que conocí en mi época de agrónomo, por allá por 1972-73, en el Central Romana Corporation, La Romana, Rep. Dom. Cada vez que pasaba por su humilde casita a buscarle para ir a realizar las labores del campo, sin importar la hora, llevaba sus tres hijitos a la sala y los contaba: uno, dos, tres. Luego, los dejaba ir.
Una madrugada le pregunté: "¿por qué despierta usted a esas criaturas de Dios a esta hora, sólo para contarlos y mandarlos a acostar de nuevo?" Me respondió: "Doctor (que así siempre me decía), yo tengo que actuar y trabajar consciente de que tengo tres hijos. No puedo darme el lujo de fallar y que me echen del trabajo, y entonces, ese día, darme cuenta de que tengo tres hijos".
Completo.- Sin papeles desclasificados, se conoce a los autores del
asesinato de John. F. Kennedy
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La doble cara de Occidente no es fortuita; cada país de los que integran la
OTAN se come diariamente un pedazo del pastel que significa el yugo
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Hace 4 días
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