jueves, 7 de agosto de 2014

DANILO MEDINA ES EL VERDADERO GENIO POLÍTICO

POR MARGARITA CORDERO

En este país de persistentes claroscuros, hay ocasionales chispazos que develan, aun sin proponérselo, los espurios manejos políticos del poder. El más reciente es el comunicado publicado este miércoles por el Ministerio de Hacienda y las direcciones generales de Aduanas e Impuestos Internos sobre el controvertido gravamen a las compras menores por internet.

Hace dos años, cuando la clase media urbana abandonó su modorra y se lanzó al ruedo a gritar su descontento por el déficit fiscal que Leonel Fernández le heredara al país, el gobierno repitió, como si fuera un mantra, la dolorosa obligación de nuevos parches fiscales, mal llamados reforma. La culpa no era suya, sino ajena.

Pero no en balde a Medina se le atribuye una astucia política zorruna. En medio de la barahúnda, quitó una banderilla al toro cuando se opuso, mediante proyecto de ley, a exacerbar la irritación de la clase media cerrándole la espita del consumo por internet, más barato y de mayor calidad que el local. Un consumo que, además, tiene un poder simbólico: crea la ilusión de una modernidad que inserta en el mundo.

Ahora, gracias al comunicado de marras, esa decisión de Medina puede ser leída en la clave en que fue escrita: observado el artículo 49 de la Ley 253-12 que derogó el decreto 402-05 sobre importaciones de bajo valor, el presidente se escabullía de las críticas que le hubieran sobrevenido, logrando que en la pira solo Fernández continuara ardiendo.

¿Por qué, si no, haber afirmado en su carta al Senado que el artículo derogatorio “podría generar una situación de grave desigualdad en perjuicio de los consumidores que utilizan para su compra dicho instrumento (…)”? ¿Cuáles argumentos lo convencieron ahora de que estaba entonces equivocado?

Comprensivo, justiciero, sensible a los reclamos de una parte de los consumidores que, además, crea opinión pública. No un gobernante autista, sino uno que ausculta por vocación el corazón del pueblo. Fue esa la imagen que la mercadología política proyectó de Medina. El plazo de caducidad lo determinaría la conveniencia.

La moraleja ahonda el desestimulo, aunque no asombre: para los políticos, la población y sus intereses son meros peones en el opaco ajedrez del poder. Medina acaba de reiterarlo.

http://www.7dias.com.do/editorial/2014/08/06/i169669_danilo-medina-verdadero-genio-politico.html#.U-O2UfldVyV

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