viernes, 7 de febrero de 2014

MUERTE DIGNA

La vida, si carece de calidad, nos convierte en estorbo y lastre para los demás. Cuando afrontamos una situación en que somos esclavos del dolor, no tenemos esperanzas y convertimos la vida de los que nos rodean en un martirio, ¿qué hacemos vivos? Si llegáramos a tal encrucijada, por compasión y por respeto a nuestra dignidad, todos debiéramos tener el derecho a decidir si queremos seguir viviendo o no, sin ser condenados por ello, y con la asistencia de un médico forzar nuestro viaje de ida tranquilo y en paz hacia el más allá.

Sí, estamos de acuerdo con la Eutanasia.

Todos morimos tarde o temprano, ¿por qué complicamos tanto la vida ante una realidad inexorable y en el proceso sufrir y hacer sufrir a otros innecesariamente, solo obedeciendo a supersticiones y a creencias de las que no tenemos veracidad?

En última instancia, el derecho a morir con dignidad debe ser incumbencia del individuo y los que él/ella elija dentro de su círculo de confianza; de nadie más. Quien no crea en ello, que simplemente ejerza su derecho a hacer lo que crea correcto, actúe a su antojo y no interfiera con los derechos de los demás.

1 comentario:

  1. La Eutanasia resulta evidente y en múltiples casos, mandatoria; aunque sea una decisión propia. A mi parecer, en caso determinante, la persona en inminencia o sus familiares más cercanos, deben tomar la dolorosa decisión de apoyar su morir con dignidad, dejando de por medio el "egoísmo triste" de acabar con este decadente martirologio, dejando de ser un pesado lastre para sus emotivos condolientes.

    Cuqui Rodríguez Martínez

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