sábado, 25 de mayo de 2013

MATEO A LA CARGA

RESPONDO AL MINISTRO
Andrés L. Mateo


Responderé sólo ésta parte de la segunda carta privada que usted me envía: “Tú sabes, Andrés, que la historia es terca e impredecible, Leonel te puede parecer atrapado ahora, pero es un gran estratega y el 2016 todavía está lejos”.

Pero, ¿es Leonel Fernández un gran estratega? ¿Los resultados de los procesos electorales en los cuales ha “triunfado” son la medida de su ingenio, la cúspide subliminal del héroe, la luz sobrenatural que lo aspira?

¿El cemento invisible que une sus “estrategias” no es el uso demencial del presupuesto, la venalidad del transfuguismo, la corrupción, la inequidad en la competencia electoral, y el ventajismo estatal?

¿Más de 120 mil millones gastados en apenas tres meses durante la transición, preparando su regreso en el 2016, no es expresión concreta del “gran estratega“?

¿Dos mil millones gastados sin sustentación documental, según la cámara de cuentas, no es una “estrategia”?

¿No se tejió el contrato de la Barrick Gold atendiendo a la “estrategia” de que lo poco que se dejaba para el país comenzara a entrar al fisco a partir del 2016, fecha en que el “gran estratega” regresaría?

¿Elección por elección no ha usado Leonel Fernández el dinero público en beneficio propio, amparándose en sus potestades?

¿En su reelección del 2008 no remontó el déficit en poco más de 55 mil millones?

¿No costó la elección de Danilo Medina un déficit de cerca de 200 mil millones?

¿No triplicó la deuda en siete años llevándola a más de 30 mil millones de dólares, nos impuso cinco reformas fiscales, y dejó expandir la corrupción hasta consumir del 8% al 10% del PIB?

¿Quién paga ahora, con el paquetazo de Danilo, las grandes “estrategias” del “genio” de Leonel Fernández?

No, amigo Ministro, no se trata de nada personal. Lo que ocurre es que en éste país hay como una suspensión del juicio moral, y cualquier gobernante se emperra con el poder, y ese devastador desvarío de grandeza terminamos pagándolo todos.

Estratega era Juan Bosch. Fundó los dos partidos de mayor significación popular en la actualidad, y todo el liderazgo trascendente de nuestros días tiene su marca. Protagonizó grandes batallas, pero no amó el poder sin medidas, lo condicionó siempre a la libertad real de las conductas, a la magistratura de la conciencia. Sus estrategias no eran el despliegue de su ambición, y no se empinaba sobre el dinero, o sobre la degradación de la sociedad en su conjunto.

Estratega era José Francisco Peña Gómez, sin un chele en los bolsillos, enfrentado al aparato político de Joaquín Balaguer, un Rey Midas que se movía con un saco de dinero y con todo el poder del Estado a su disposición; moviéndose como un lince para sobrevivir al odio racial y a la intolerancia, mientras levantaba una opción democrática que desmontara el autoritarismo, esa fiesta maldita de nuestra historia.

La República Dominicana es un país que vive en la anomia social, y es de esto que se aprovecha Leonel Fernández. Nuestra historia es un pasillo circular que nos lleva a las mismas puertas, y siempre estamos, como nación, fatalmente atados a la manipulación de políticos inescrupulosos que instrumentalizan la ignorancia del pueblo y domestican su hambre.

¿No está ocurriendo ahora que ese grupo económico que desfalcó el país en los gobiernos de Leonel Fernández, está comprando plantas televisoras, armando sus “estrategias” de regreso para el 2016 contando con la impunidad que les ha proporcionado el gobierno de Danilo Medina y el inmovilismo social?

Cuando usted y yo estábamos en la UASD la honestidad era un valor. Pero, ahora, ¿no está organizado este país de tal manera que la corrupción actúa como el atractivo fundamental que une todas las piezas del tablero? ¿No son las “estrategias” de éste hombre “providencial” la reiteración de esa fría historia circular en la que todo se repite, como si no pudiera hacerse política de otra manera?

Agradezco sus elogios y el interés porque yo regrese a lo que usted llama “literatura pura”. No es nada personal, soy un cronista, recorriendo ya el siglo XXI, todo el atraso social de los dominicanos me concierne. Soy un cronista…

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