miércoles, 29 de agosto de 2012

LA OPINIÓN DE MELVIN

46 BALAZOS
Melvin Mañon
FINES.ORG.DO


La barbarie no es una posibilidad que nos amenace en el futuro cercano, es ya una realidad que nos abarca en todas partes. La legitimidad es asunto del pasado. Nos sumimos, antes de lo que Huntington estimara y con mayor gravedad de lo que él temiera en una nueva época de oscuridad y terror. La barbarie no es el futuro, sino el presente. No viene hacia nosotros, ya está aquí.

El jueves 24 de agosto 2012, CNN difundió las imágenes que fueron grabadas desde un celular por un transeúnte. Milton Hall, negro, 49 años, desempleado, semi-mendigo y algo desequilibrado, pero no loco de atar emerge de una disputa en una pequeña tienda armado de un cuchillo. Seis policías, armas desenfundadas lo conminan a rendirse y entregar el cuchillo. Hall les dice su nombre, el de su vecindario y les grita que está cabreado. Eso es todo, está cabreado. La policía insiste y Hall vuelve a repetir que está cabreado, pero no hace nada, solamente está paralizado, incapaz de obedecer. Dicen que giró sobre sí mismo para ver algo. No importa, solamente se movió.
La policía dispara y los forenses cuentan 46 impactos de bala.

Antes de este hecho, el periódico “El País”, publicó el siguiente resumen:

"El tiroteo en la Universidad de Texas A&M se produce una semana después de que un hombre protagonizara una matanza en un templo Sij de Milwaukee (Wisconsin) acabando con la vida de seis personas e hiriendo a otras tres antes de quitarse la vida.

Quince días antes, James Holmes disfrazado de personaje de la película Batman irrumpió en un cine de Colorado disparando contra los espectadores. El joven de 24 años, que se enfrenta a 142 cargos por la masacre, mató a 12 personas e hirió a 59.

En octubre del 2011 en Seal Beach, California, un hombre enfurecido por los reglamentos de custodia de menores abrió fuego en la peluquería donde trabajaba su ex esposa y la mató junto con otras siete personas.

En agosto del 2010 en Manchester, Connecticut, un hombre que se quejaba del racismo en una cervecería donde trabajaba disparó y mató a ocho personas en las instalaciones, luego de lo cual se suicida.
Se recuerda también el caso registrado en Fort Hood, Texas, en noviembre del 2009, donde un psicólogo de la armada de EEUU, el mayor Nidal Hasan, abrió fuego en su base militar matando a 13 personas e hiriendo a otras 42.

En abril del 2009, en Binghamton, Nueva York, una persona armada disparó a diestra y siniestra matando a 13 personas en un centro cívico para inmigrantes.

Investigan a policías que mataron de doce disparos a hombre en NY

El Departamento de Policía de Nueva York está investigando la actuación de unos agentes que el pasado fin de semana abatieron a un hombre al que le dispararon hasta en doce ocasiones en la céntrica plaza de Times Square.

Al menos siete de los doce disparos impactaron en el cuerpo de la víctima, de los cuales tres fueron a parar en el pecho del hombre y le causaron la muerte, según la versión de la policía, que ha defendido como "apropiada" la actuación de los agentes en un incidente en el que nadie resultó herido."


¿Eran homicidas los policías?

¿Es este un caso aislado?

¿Hay relación entre este caso y los demás ataques suicidas de hombres cabreados, desesperados, frustrados, atrapados?

¿Qué está sucediendo en Estados Unidos?

¿Qué acontece en otras partes de Europa?

No creo que los policías que acribillaron a Hall fueran asesinos uniformados, ni que este haya sido un caso aislado y entiendo que existe una relación vital entre estos hechos que los conecta entre si.

Cuando aumenta la riqueza de los unos y se ahonda la pobreza de los otros; cuando es imposible resignarse a la miseria material porque la publicidad te abruma con imágenes y sueños y cuando no es posible encontrar solidaridad ni lealtad alguna entre los seres humanos del entorno de cada cual la gente no encuentra donde ni como desahogar su ira.

Sin una gran organización, movimiento, partido o institución en la cual la gente se viera y sintiera representada, la sensación de desamparo es total, la desesperanza avasalladora y la tentación de la muerte propia y ajena apetecible. Ninguna de las personas que ha perpetrado una de estas matanzas ha tratado de escapar ni de evadir su culpa. Es obvio que tras el hecho aceptaban su suerte y cuando me he preguntado ¿por qué, debían asesinar a otras personas, desconocidas contra ninguna de las cuales tenían querella en particular? Creo que por la siguiente razón: cuando mi suerte no le importa a nadie, los demás dejan de ser inocentes.

Los policías que acribillaron a Milton Hall no eran asesinos, pero en términos reales asesinaron y su crimen no es distinto del que cometen los que manejan a control remoto los drones que destrozan bodas y matan, lo mismo a un talibán que a 30 inocentes. Vivimos una duplicidad insostenible a largo plazo. Los británicos que le niegan el salvoconducto a Julian Assange por presión de EEUU ya antes protegieron a Pinochet negando la extradición que ahora aprueban al vapor cuando España lo reclamó para ser juzgado por sus crímenes de acuerdo a las leyes internacionales. En Siria Occidente actúa con inaudito descaro y lanza una campaña que demoniza la dictadura de Assad que, si bien carece de méritos, no por ello otorga legitimidad a quienes intentan derrocarla con fines aun más espurios que los que defiende la dictadura.

Desde el Polo Norte donde la NOAA informa que el deshielo este año ha alcanzado niveles jamás presenciados, hasta Sudáfrica donde han asesinado 44 mineros sin que la empresa británica, ni el gobierno británico haya al menos mostrado indignación y horror ante semejante masacre. Por el contrario, la empresa amenaza con despedir a los trabajadores que no acudan a las minas en el plazo fijado que ya fue extendido cuando en realidad, de pura vergüenza, esa empresa debería tratar de hacerse invisible a la opinión pública y uno no sabe dónde está Mandela, para qué carajo sirvió su sacrificio y qué ha hecho el Consejo Nacional Africano con tanta sangre derramada para que, una vez más, la dilapide una policía que por su pasado no debería ni siquiera existir. No hablamos de Breivik en Noruega que asesinó a 77 ni de las Maras y las Zetas que además de asesinar, decapitan ni de los especialistas colombianos que descuartizaban gente como si fueran pollos.

La barbarie no es una posibilidad que nos amenace en el futuro cercano, es ya una realidad que nos abarca en todas partes. La legitimidad es asunto del pasado. Nos sumimos, antes de lo que Huntington estimara y con mayor gravedad de lo que él temiera en una nueva época de oscuridad y terror. La barbarie no es el futuro, sino el presente. No viene hacia nosotros, ya está aquí.

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