lunes, 30 de julio de 2012

CLIENTELISMO Y CRIMINALIDAD NOMÁS

LEONEL FERNÁNDEZ Y SU GENERACIÓN
Por Rosario Espinal

Leonel Fernández pertenece a la generación del 70, aquella que llegó a la adultez juvenil durante los 12 años de gobierno de Joaquín Balaguer.

Es la primera generación que podría llamarse post-trujillista, aunque parte de la infancia la viviera bajo la dictadura. Encarnó la democracia como derecho, idea que provenía de las luchas heroicas anti-trujillistas.

Es una generación de capas medias formadas en las aulas universitarias, conocedora de la derecha balaguerista, la izquierda marxista y las terceras vías; del capitalismo y del comunismo; de la reforma y la revolución.

Fue la primera generación con rasgos marcados de laicismo político, con grandes expectativas de movilidad social, y con la firme creencia de que la transformación era posible mediante la lucha democrática.

Si en la historia dominicana ha existido una generación con el ideal y el camino allanado para impulsar grandes cambios democráticos, es ésta.

Leonel Fernández fue el primero de su generación en llegar a la Presidencia de la Republica. Eso generó expectativas de cambio cuando en la campaña de 1996 prometió un “nuevo camino.”

Pero el gobierno de Fernández nació infestado en 1996. El triunfo sobre José Francisco Peña Gómez se produjo con la ayuda de Balaguer. Así lo reconoció el mismo Fernández cuando declaró que si los peledeístas no entendían la derrota del 2000, tampoco entendían la victoria de 1996.

Llegar a la Presidencia de la mano de Balaguer castró la promesa boschista de liberación nacional. No obstante, en 1996-2000, Fernández encabezó un gobierno que intentó algunas reformas institucionales, sobre todo en el mejoramiento de algunos servicios públicos. Balaguer, por su lado, mantuvo las huestes reformistas contenidas para que siguieran apoyándolo en futuras repostulaciones, aún a la esquina de la tumba.

La fallida administración del PRD en el 2000-2004 y la muerte de Balaguer en 2002, abrieron la compuerta nuevamente a Leonel Fernández. Regresó a la presidencia con el PRD y el PRSC en declive. Sin embargo, Fernández no aprovechó ese vacío de poder para impulsar reformas que contribuyeran a gestar una sociedad más justa, más igualitaria, más solidaria, menos corrupta y menos clientelar.

Por el contrario, se empleó a fondo en el 2004-2012 para mantener vivos los sectores más conservadores y clientelistas de la sociedad dominicana, que en el post-trujillismo se articularon en torno a Balaguer.

La masa votante balaguerista era vital para el PLD convertirse en un partido electoralmente competitivo, y para lograr ese apoyo, Fernández reintegró muchos dirigentes reformistas al sistema clientelar. El PLD, por su parte, abandonó la mística de servicio y se convirtió en un partido arribista y oportunista.

Durante su gestión, Fernández impulsó una política de estabilidad macroeconómica con inflación y devaluación moderadas, y un amplio proyecto de construcción de obras sobre todo en el Gran Santo Domingo. Esto se erigió con grandes empréstitos, poca transparencia en las concesiones, y en desmedro de la inversión pública social.

La economía dominicana volvió a crecer, pero la riqueza generada se concentró arriba porque los salarios de la mayoría se mantuvieron deprimidos y los servicios públicos de baja calidad.

Con esta ecuación económica, el terreno siguió siendo fértil para el clientelismo, la corrupción y el personalismo, coordenadas históricas de la política dominicana que Fernández no tuvo voluntad para cambiar en 12 años de gobierno.

Con gran habilidad política, Leonel Fernández extendió y afianzó una democracia clientelar que cortocircuita la posibilidad de un real avance democrático en República Dominicana.

Las pinceladas de modernidad urbana de su Nueva York chiquito se asientan en una sociedad de bajo nivel educativo, poca competitividad económica, alto desempleo y subempleo, y mucha criminalidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

galley472@yahoo.com