domingo, 13 de mayo de 2012

ENTRE USTED Y YO...

HIPÓLITO HABLA MALO ¿Y…?
Rafael Calderón

Es preferible un campesino veiboso, que un habla bonito tramposo...

Detrás de la comunicación coloquial de Hipólito Mejía sus rivales políticos buscan afanosos esconder los éxitos que el trabajador, alegre y carismático campesino de Gurabo ha alcanzado como profesional y como político.

Su manera directa de hablar, sin esconder lo que siente y sin sujetarse a la conveniencia política del momento es el único punto “débil” de Hipólito que los asesores extranjeros y criollos de Leonel Fernández y su pupilo Danilo Medina recomiendan atacar. Hipólito no pinta con las palabras pajaritos en el aire.

Y en política los pajaritos en el aire tienen su atractivo, son muy útiles, eso es innegable. Los políticos duchos en el manejo de la perversidad son excelentes pintores de pajaritos en el aire.

No sé Usted, pero yo, antes que a un pintor de pajaritos en el aire, 80 veces prefiero ver en la presidencia de la República Dominicana a un hombre que con sus expresiones pueblerinas, pregonando sus verdades a lo “pelao” a la única que le “hace daño” es a su propia imagen política.

Que Hipólito habla malo es todo un cuco con el que el PLD quiere asustar a los votantes jartos de sus desmanes. Sí, Hipólito habla malo, ¡y…? Los dominicanos en general nos distinguimos porque hablamos malo, pero con eso no hacemos daño a nadie. No pasamos de lacerar a uno que otro oído culto. En cambio, hablando bueno -es lo primero que se fuerzan a aprender los políticos profesionales- resulta fácil engañar, entretener, adormecer a todo un pueblo para intentar robarle hasta la palabra cambio en esta campaña.

Miremos asuntos que se han logrado hablando bueno: Leonel Fernández en una reunión en el Palacio Nacional le sacó las castañas del fuego a Félix Bautista y desapareció los $130 millones de dólares del préstamo de la Sun Land de la vista de sus directores de medios favoritos, quienes tras salir del encuentro no sufrieron empacho explicándole a la población que el préstamo no era un préstamo, pero al poco tiempo la mentada cifra se empezó a pagar religiosamente con dinero de las arcas nacionales, mientras Félix quedó bien para’o, y hoy está podrido en cuartos, para alegría de Danilo Medina.

¿Con el galimatías empleado por el presidente frente a los veteranos periodistas no se le hizo más daño al pueblo que tuvo que pagar esa cuenta que todo el que le pueda hacer Hipólito con su lenguaje coloquial? Dígame Usted.

Haciendo uso de buenas palabras el lechuguino Leonel nos dejará, después del 16 de agosto, un estado cuasi quebrado, con sus finanzas comprometidas al máximo, pues triplicó la deuda con la banca internacional. Además, en el país no quedará piedra sobre piedra de la columna que da sostén a los escrúpulos y los valores morales. Frente a eso, ¡qué nos debe importá que Hipólito hable malo!

Cierto es que convirtió a cientos de periodistas en millonarios, pero es innegable que poco le faltó para comprometer, corromper y arruinar por completo la credibilidad de la prensa, sin la cual no hay democracia que valga. Frente a eso, ¡qué nos debe importá que Hipólito hable malo!

Hablando bueno Leonel permitió que el narcotráfico alcanzara un desarrollo impensado en el país, que la criminalidad y la inseguridad estén en niveles alucinantes, que los militares y policías formen parte activa del bandolerismo callejero. Frente a eso, ¡qué nos debe importá que Hipólito hable malo!

Hablando bueno Leonel lleva ocho años negándole lo que le corresponde a la educación y viola la constitución. Frente a eso, ¡qué nos debe importá que Hipólito hable malo!

Hablando bonito fue que Leonel “donó” una universidad a Haití, que sirvió de cabeza de playa para que su máster de la corrupción en la construcción, el mismo Félix Bautista, tuviera acceso a los cientos de millones de dólares donados por otras naciones para la reconstrucción de la hermana nación. La presencia de Félix en Haití será o lo es ya funesta para los haitianos, y al pueblo dominicano, sin duda, le tocará cargar con el pago del fardo de los desmanes que allá cristalice.

Porque, dígame Usted, ¿quién le va a decir a los haitianos que no le sigan el rastro a los millones cargados por Félix de Haití hacia Quisqueya? ¿Y si por culpa de la intromisión del hijo putativo de Leonel en el vecino país las naciones que sustentan la reconstrucción de Haití echan para atrás su propósito, y lo dejan en ruinas, ¿no tendríamos que ver todos los dominicanos como muy normal que la presencia de los haitianos en el territorio nuestro se multiplique varias veces? Frente a eso, ¡qué nos debe importá que Hipólito hable malo!

El que Hipólito hable malo nunca será una afrenta internacional tan grande para los dominicanos, dondequiera que estemos, como lo es que el gobierno del PLD está a la cabeza de los más corruptos del mundo y de que en materia de educación los escolares nuestros están muy por debajo de sus pares de los países de la región en lenguaje y matemáticas.

Por hoy, me voy. Qué Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana.

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