domingo, 13 de mayo de 2012

¿DICTADURA EN REPÚBLICA DOMINICANA?

MIGUEL GUERRERO, REVEL Y EL DESPOTISMO MODERNO
José F. Ramírez
josefr77@gmail.com

... cuando Usted ejerza el sufragio en las venideras elecciones, asegúrese de que su voto sirva para frenar, en seco los planes totalitarios de la corporación PLDista, única garantía de que más tarde no tengamos que pagar un más alto precio de sangre y lágrimas para liberarnos de ellos.

Cuando se denuncia que estamos inmersos en una dictadura, que busca -desesperadamente- su consolidación, tal vez bastaría con sólo citar los ejemplos de asalto rastrero a un conjunto de libertades básicas que son indispensables para el desarrollo pacífico de una sociedad democrática.

Un botón de muestra es el mensaje que se envía, a través de "comunicadores" (que hace tiempo cruzaron la tenue línea que divide la investigación periodística del "caliesaje" vulgar) de que el ejercicio de los derechos de reunión y privacidad es considerado hoy, por el gobierno, como una actividad subversiva o, cuando menos, sospechosa.

El caso de la violación a esos derechos del periodista Miguel Guerrero es más que elocuente.

Pero como la primera monarquía dominicana, y sus alabarderos, insisten en cubrir su cesarismo de hecho con su ya rasgado disfraz de democracia, vamos a tratar, dentro de las limitaciones de un artículo de opinión, de revelar su verdadera faz opresiva utilizando las síntesis que hace el filosofo francés Jean-François Revel, en su prefacio al libro de su compatriota Maurice Joly, Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu. Refiere sobre la teoría de lo que llama "Despotismo moderno".

En esta proposición "se trata de definir un 'modelo' político que difiera de la verdadera democracia y de la dictadura brutal". *1

Así, sostiene que "el Despotismo moderno se propone no tanto violentar a los hombres como desarmarlos, no tanto combatir sus pasiones políticas como borrarlas, menos combatir sus instintos que burlarlos, no simplemente proscribir sus ideas sino trastocarlas, apropiándose de ellas”.

El primer cuidado que debe tener un régimen de derecha aggiornato es, en efecto, envolver la confiscación del poder en un ropaje de fraseología liberal. Joly percibe con clarividencia el papel que un régimen semejante asigna a la técnica de manipulación de la opinión pública.

A esta opinión – y de paso ¿cómo no reconocer también aquí tantos procederes familiares?- “es preciso aturdirla, sumirla en la incertidumbre mediante asombrosas contradicciones, obrar en ella incesantes distorsiones, desconcertarla mediante toda suerte de movimientos diversos...”

¿Cómo no identificar también una táctica clásica en nuestros tiempos cuando Joly hace que Maquiavelo aconseje al déspota moderno que multiplique las declaraciones izquierdizantes sobre política exterior con el objeto de ejercer más fácilmente la opresión en lo interno?

Fingirse progresista platónico en el exterior, mientras en el país explota el terror a la anarquía, el miedo al desorden, cada vez que un movimiento reivindicativo traduce alguna aspiración de cambio...

Teórico avant la lettre de los mass media, nuestro Maquiavelo Segundo Imperio subraya con fuerza “el importante papel que, en materia de política moderna, está llamado a desempeñar el arte de la palabra”.

Indica cómo se debe diseñar la fisonomía – “la imagen”, diríamos nosotros – del príncipe: insistir en la impenetrabilidad de sus designios, en su poder de simulación, en el misterio de su “verdadero” pensamiento.

De este modo, la versatilidad del jefe, al amparo de su mutismo, parece profundidad, y su oportunismo enigmático sabiduría; se olvidan los mediocres resultados de su accionar por medio de palabras pomposas, pues se termina por no distinguir una cosa de otra" *2

En cuanto a las relaciones entre el poder y la prensa, Revel apunta que: "Joly percibe que el Déspota Moderno no debe de ninguna manera suprimir la libertad de prensa, lo cual sería una torpeza, sino canalizarla, guiarla a la distancia, empleando mil estratagemas", "la más inocente de las cuales es hacerse criticar por uno de los periódicos a sueldo a fin de mostrar hasta qué punto se respeta la libertad de expresión". "Conviene al déspota moderno dejar en libertad a un sector de la prensa (suscitando, empero, una saludable propensión a la auto-censura por medio de un depurado arte de intimidación) y, en otro sector, el Estado mismo debe hacerse periodista".- *3

Las diferentes controversias acerca de la dictadura, el “fascismo” etc., son vanas y aproximativas si se reduce la esencia del régimen autoritario únicamente a ciertas formas de su encarnación histórica.

Pretender que un detentador del poder no es un dictador porque no se asemeja a Hitler equivale a decir que la única forma de robo es el asalto, o que la única forma de violencia es el asesinato. Lo que caracteriza a la dictadura es la confusión y concentración de poderes, el triunfo de la arbitrariedad sobre el respeto a las instituciones, sea cual fuere la magnitud de tal usurpación; lo que la caracteriza es que el individuo no está jamás al abrigo de la injusticia cuando sólo la ley lo ampara". *4

Otra de las tretas que Revel señala son usadas por el déspota moderno son "transformar el acto legislativo en una homologación pura y simple", "politizar el papel económico y financiero del Estado", "cercenar la independencia de la magistratura", "fabricar diputados incondicionales", "promover una civilización policial" y "desquiciar las instituciones liberales sin abrogarlas expresamente".

En síntesis, lo que plantea Joly, traducido al idioma dominicano, es que el déspota moderno procura metérselo frío al pueblo, aunque manteniendo la represión brutal como una opción permanente y de uso circunstancial, tal cual Pinocho Fernández y su jauría pretenden hacer con nosotros.

La persona que no se convence de que estas consideraciones, más la colusión financiera de la corporación PLDista con la jerarquía eclesiástica para asegurar el apoyo de la Iglesia Católica como institución, son una radiografía exacta del accionar y las intenciones de Leonel Primero y su séquito de maleantes, se está condenando a sí misma a despertar un día bajo la férula de la mordaza, el balazo artero y la macana usada con alevosía.

Por eso, cuando Usted ejerza el sufragio en las venideras elecciones, asegúrese de que su voto sirva para frenar, en seco los planes totalitarios de la corporación PLDista, única garantía de que más tarde no tengamos que pagar un más alto precio de sangre y lágrimas para liberarnos de ellos.

No queda más que coincidir con Maurice Joly en que "unos años de anarquía son a veces menos funestos que varios años de silencioso despotismo".

(Todas las citas entre comillas son de J. F. Revel)

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