viernes, 4 de mayo de 2012

CHISMOSOS ENFERMIZOS Y PERVERSOS

LOS CASTILLO Y LA HERENCIA MALDITA
Por Miguel Guerrero

Hasta la verdad en boca del jablador se vuelve dudosa...

El doctor Marino Vinicio Castillo (Vincho) se ha ganado, con sobradas razones, el título de Rey de las Campañas Sucias en el devenir político dominicano.

Su accionar en ese sentido en tiempos electorales viene de lejos e incluso lo ha extendido a etapas fuera de estas lides políticas.

Fruto de esa actividad se ha ganado innumerables motes, siendo el más socorrido el de “fabulador”. Con ello ha ganado bastante notoriedad.

Lo que resulta extraño es que este ideólogo consumado en esos bajos afanes presente a sus hijos como sus sucesores. Permitir que sus descendientes extiendan tan nefasta forma de actuar resulta insólito, toda vez que es una norma generalizada que los padres impidan que sus hijos continúen lo que ellos saben son conductas inapropiadas.

Se toma como un axioma que un porcentaje abrumador de padres aspiran a que sus hijos los superen; que tomen sus virtudes y desechen sus defectos.

Son raros los casos en que los padres acogen que sus hijos sigan sus rutas cuestionadas. Y no solo eso, que presenten sus faltas como virtudes, sus errores como ejemplo.

Estimo que aún quienes se benefician de tal perversidad deben sentir repugnacia ante una situación tan lamentable. Soy periodista, no psicólogo, y por más que intento buscarle una explicación lógica, racional, a lo que tildo de adefesio, no la encuentro.

Extender al ámbito familiar tan cuestionados procedimientos del padre conlleva a un análisis mayor que aquello de que ‘de tal palo tal astilla’.

Estamos ante un hecho tan irracional que sería difícil no predecir que se extienda a una tercera generación a no ser que se produzca una sublevación en los próximos descendientes y que adjuren y maldigan a sus antecesores.

Vincho Castillo proyecta una mente enfermiza al involucrar o permitir que sus hijos se conviertan en sus reemplazos en el juego sucio que desde hace décadas lleva a cabo.

Esa herencia maldita podría llenarle de orgullo pero es injusto traspasarle a sus hijos los odios acumulados en su cuestionable accionar.

Admito que el tema es mucho más profundo, digno de estudio por los discípulos de Freud. Se que en el futuro alguno (s) se animará (n) y que las conclusiones serán catastróficas.

Por el momento se puede concluir que estamos ante un caso bochornoso, que muestra un perfil enfermizo, una patología demencial. Pena de quienes se valen de un cuadro así para tratar de afectar al conglomerado nacional.

NOTICIA LIBRE

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