viernes, 13 de abril de 2012

SOCIEDAD Y POLITIQUERÍA

OTRO “SOÑADOR”
Por Miguel Ceara-Hatton
Economista

No es nuevo hablar de sueños en la política Dominicana y cada vez que los Presidentes o aspirantes han hablado de sueños se convierten en terribles pesadillas para la gran mayoría de la ciudadanía.

El doctor Balaguer habló de que haría el Gobierno que “soñó de niño” el cual se convirtió en una pesadilla para la gran mayoría de la población que estuvo marginada del crecimiento económico y vivió en una merma permanente de los derechos humanos. El mismo doctor Balaguer en la preparación del V Centenario llegó a afirmar: “Nuestra aspiración (...) es hacer sencillamente esta ciudad más hermosa, ya que no es posible hacerla más rica”. La gran herencia de ese “sueño de niño” fueron calles, avenidas, edificios, cosas y más cosas, pero al mismo tiempo fue la desinstitucionalización del país, la pobreza generalizada, el abandono de la educación y la salud, la corrupción que se paraba en la “puerta de su despacho”, la violación de los derechos ciudadanos, el despilfarro de recursos y hacer invisible a las personas.

Su heredero, también nos habló de un sueño, hacer el “Nueva York chiquito” nos contó historias de conceptualizaciones, pretendió una isla artificial, hizo su negocio privado desde el gobierno, digo su fundación, e impulsó una concentración del poder para comprar impunidad. A la larga, tuvo que subirse en un helicóptero para no ver a las personas y evaluar su éxito por la cantidad de edificios de la ciudad de Santo Domingo mucho de ellos financiado con recursos espurios.

Su herencia es la concentración del poder, un partido convertido en una corporación, la corrupción, la impunidad, un retroceso relativo en los indicadores de calidad de vida de la población y lo peor creó una mayor segregación social: la gente de primera y los de segunda. Los de primera, son los miembros del partido oficial y sus allegados, que tiene un “patente de corso” para enriquecerse y tiene derechos, mientras los de segunda, somos el resto de la ciudadanía de a pie y los “infelices” que sólo tenemos derecho a las “migajas” del clientelismo.
Ahora aparece otro aspirante a mesías, que no está en campaña electoral, sino “construyendo un sueño” con el mismo equipo del partido que se convirtió en corporación, con las mismas personas que simultáneamente son ministros, capitanes de la corporación y jefes regionales de campaña. Con una acompañante de boleta que es una garantía de impunidades.

Los sueños, los soñadores, los constructores de sueños y mesías nos han empujado hacia el clientelismo, hacia la pérdida de derechos ciudadanos, han promovido la corrupción, han hecho al Estado ineficiente, han deteriorado los servicios públicos.

No más clientelismo ni favores del mesías y sus allegados o de los clarividentes.
Necesitamos una sociedad basada en derechos, en instituciones, en leyes que se cumplan y un Estado de derecho consolidado. Por favor, no más mesías, no más de lo mismo.

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